Consejos para diseñar microinteracciones efectivas
Los detalles finos generan mayor lealtad en los usuarios
Aunque al diseñar un producto tecnológico se consideran muchas maneras de mejorar la experiencia de las personas que incluyen arquetipos, arquitectura de la información, UX Writing y más, existen otros elementos que la enriquecen al final del proceso de diseño: las microinteracciones.
Más allá de la facilidad con la que se pueda navegar a través de una interfaz, esta también debe contar con elementos que guíen a los usuarios en cada una de las acciones que ahí realicen para que su experiencia sea más impactante y satisfactoria. Justo este es el propósito de las microinteracciones y a continuación te explico cómo diseñarlas y aprovecharlas.😃
¿Qué son las microinteracciones?
En palabras simples, son detalles finos que mejoran un producto digital en sí y optimizan la experiencia que ofrece.
En mercados competitivos, las microinteracciones son las que marcan la diferencia entre los productos, pues cuando existe mucha similitud en las características de sus servicios, es la experiencia de uso la que ayuda a aumentar la lealtad hacia la marca.
Debido a que la experiencia general de un producto depende en gran medida de la experiencia de usuario, y esta a su vez depende mucho de las microinteracciones, en términos prácticos se puede decir que generan “sensaciones” en el look and feel de una página.
Teóricamentente… ¿qué son las microinteracciones?
Son funciones de caso de uso único, o sea que solo deben hacer una cosa. Por esta razón necesitan ser simples, breves y muy naturales.
De hecho, Dan Saffer, en su libro “Microinteractions, designing with details”, propone un mecanismo para diseñarlas que se compone de estas fases:
Y para que lo comprendas mejor, ahora te cuento en que consiste cada una.
Estructura de las microinteracciones
Disparador ✖️
Un disparador (trigger) es cualquier evento o control que activa una microinteracción. Puede ser un control, ícono, formulario, comando de voz o gesto en una superficie táctil y puede ser visible, invisible o un componente del sistema que se active bajo condiciones especificas.
Existen dos tipos:
- Manual: el usuario determina cuándo empezará la microinteracción.
- Del sistema: se activa de manera automática cuando se cumple una determinada condición dentro del sistema.
Reglas ✔️
Son la base central de todas las microinteracciones y deben permitir crear un modelo simplificado sobre cómo funcionará la microinteracción, considerando siempre como objetivo principal, la meta. Para ello, primero es necesario establecer, en términos simples y claros, un objetivo.
En este sentido, las reglas deben ser capaces de responder a esto:
- ¿Cómo responde la microinteracción a la activación del disparador?
- ¿Qué control tiene el usuario (si lo tiene) sobre una microinteracción en proceso?
- La secuencia en que se desarrollan las acciones y el momento de las mismas.
- ¿Qué datos se están utilizando y de dónde?
- La configuración y los parámetros de cualquier algoritmo.
- ¿Qué retroalimentación se entrega y cuándo?
- ¿ En qué modo está la microinteracción?
- Si la microinteracción se repite, ¿con qué frecuencia lo hace?
- ¿Qué sucede cuando finaliza la microinteracción?
Retroalimentación ⚠️
Se refiere a las acciones o información que le brinda el sistema a las personas en relación con la acción/trigger que realicen. Puede presentarse de manera visual, auditiva o táctil (por medio de vibraciones) y siempre debe ser rápida, orgánica, simple e intencional (nunca debe ser un adorno).
Asimismo, la retroalimentación debe ocurrir:
- Inmediatamente después de la activación manual.
- En cualquier disparador iniciado por el sistema.
- Cada vez que un usuario llega al borde.
- Siempre que el sistema no pueda ejecutar un comando.
- Mostrando un progreso en cualquier proceso crítico.
Ciclos y modos ↩️
Los ciclos determinan la duración de una microinteracción y definen si se repite o cambia en el tiempo, por esto mismo pueden cerrarla y también reiniciarla. Se trata del comportamiento de la respuesta del sistema que se define con anterioridad.
Ahora bien, cuando existen acciones poco frecuentes que pueden afectar a la microinteracción, se utiliza algo que se conoce como “modos”. Son bifurcaciones en las reglas, un espacio concreto en el que el funcionamiento de la microinteracción cambia.
Buenas prácticas para diseñar microinteracciones
Para diseñar microinteracciones efectivas, que realmente brinden una experiencia dinámica y favorecedora a las personas, es fundamental:
Identificar y comprender su problema
Para ayudar al usuario a navegar de forma rápida y eficiente a través de un producto digital, es crucial entender lo que necesita. Una de las mejores maneras de conocer esto es aplicando user research, ya que brinda información valiosa y específica.
Hacerlas orgánicas
Las microinteracciones siempre deben presentarse de la manera mas simple; las animaciones, sonidos o vibraciones no deben distraer al usuario sino complementar su experiencia como un todo, y además, siempre deben estar ligadas a la acción que realice.
El objetivo principal es disminuir la brecha entre el usuario y un producto tecnológico de manera intuitiva y natural.
Probar e iterar los hallazgos de las pruebas de usuario
Es importante realizar pruebas con usuarios para comprobar la viabilidad de la microinteracción y con ello reducir errores, defectos o fallas antes de que un producto sea lanzado.
Estas pruebas se deben seguir haciendo hasta la fase de diseño y repetirse hasta que se corrijan todos los problemas de usabilidad y/o puntos débiles que se identifiquen.
¡Diseña la experiencia perfecta!
Ahora que conoces un poco más sobre los beneficios que las microinteracciones le aportan a un producto digital y que tienes una mejor idea de cómo aplicarlas, intégralas y bríndale una experiencia más significativa a las personas. ¡No permitas que tu producto pase desapercibido!
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