La forma de los objetos

Axel Marazzi
observando
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3 min readNov 14, 2018

El diseño de los objetos que utilizamos a diario importa. Y si bien puede parecer una declaración sacada de una lista de first world problems, no es así. Un ejemplo que leí hace poco tiene que ver con cómo están diseñadas las copas de vino. Aunque resulte difícil de creer, la forma de una copa puede variar notablemente el gusto de la bebida. Puede hacer incluso que el mismo vino resulte feo en algunos casos y exquisito en otros.

Es lo que aprendió Mark Wilson después de haber pasado unas horas con Maximilian Riedel, quien pertenece a una familia que viene diseñando copas hace once generaciones.

Tomo un sorbo de vino y cuando llega a mi boca se trata de un cabernet perfectamente equilibrado que sabe a levadura, fruta y piedra. Luego tomo un sorbo de otro vaso. Este vino golpea la punta de mi lengua como una daga. Es puro alcohol y, segundos más tarde, me quedo con un regusto húmedo y amargo. Este vino claramente está mal. Debería tirar la botella.

Ambas copas tenían el mismo cabernet BV de 2014. Además, ambas copas son lo que la mayoría de nosotros consideraríamos una “copa para vino tinto”. Pero la primera copa fue diseñada para reducir los sabores prominentes de fruta y alcohol. La segunda copa fue creada para concentrar el sabor de la fruta y atenuar la acidez de otro tipo de vino: pinot noir. Acabo de darme cuenta del peligro de beber un buen vino de una copa diseñada para otro tipo de vino.

Y este se trata solamente de un ejemplo de cómo el diseño de objetos afecta a los productos para los que fueron diseñados. Don Norman, en The Design of Everyday Things, explica que el diseño es el arte de comunicar y que para eso hay que tener un entendimiento muy profundo de la persona con la que querés comunicarte. Pero no es solo eso. También es conocer el producto para lo que se está diseñando.

En la mayoría de los casos no solo se diseña para comunicarse con las personas que vamos a hablar, sino también para resaltar el producto que vamos a presentar.

Los científicos Betina Piqueras‐Fiszman y Charles Spence hicieron una investigación hace algunos años que reveló cómo el diseño interactúa profundamente con nosotros no solo desde la parte física, sino también psicológica y perceptiva.

Después de realizar varios experimentos llegaron a la conclusión de que las bebidas servidas en los vasos de color naranja y marrón clarito incrementaban el sabor, la aceptación y la sensación de un mejor aroma según la opinión de sus consumidores.

La manera en la que los diseñadores, los buenos diseñadores, crean los productos es un proceso único en el que no solo tienen que considerar cómo comunicarse, sino también qué van a pensar, cómo van a interactuar y qué van a sentir esos usuarios cuando tengan esas creaciones en sus manos.

Para los simples mortales como yo –aquellos que no nos dedicamos a diseñar ni somos expertos– el diseño de un objeto simplemente es la manera en la que ese objeto luce, pero no hay nada más lejos de la realidad y eso me parece espectacular.

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Axel Marazzi
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Escribo sobre tecnología y cultura y miro más al celular que a los ojos.