Una shiv’ah

Miniserie | ‘Secretos de un matrimonio’ (Scenes from a Marriage; Hagai Levi, Estados Unidos, 2021)

Jesús Villaverde Sánchez
OchoQuinceMag
5 min readOct 25, 2021

--

ATENCIÓN: Este análisis contiene información relevante y spoilers sobre la miniserie ‘Secretos de un matrimonio’.

En la cultura hebreo-judaica, la shiv’ah comprende un periodo de duelo de una semana para los primeros siete grados de parentesco: padre, madre, hijo, hija, hermano, hermana y cónyuge. Durante el entierro, los familiares asumen la condición de dolientes (avel en hebreo) y se reúnen en una casa para recibir visitas. La costumbre indica que el primer día los dolientes no coman su propia comida, por lo que es tradición que los vecinos les suministren esa primera comida post-mortem, conocida como seudat havra’ah y consistente, generalmente, en huevos y lentejas. Nadie habla, no se intercambian saludos y el silencio gobierna la escena hasta que los dolientes inicien la conversación. Es entonces cuando los visitantes recitan una oración tradicional de compasión y comienzan a conversar y contar historias sobre el fallecido.

En el 1x04 de Secretos de un matrimonio, Mira y Jonathan reconocen que algo ha muerto dentro de ellos cuando ella reflexiona sobre su relación. “Deberíamos tener una shiv’ah por nosotros”, asegura, dando por muerta su unión conyugal, pese a haber hecho el amor justo unos minutos antes. La frase de la protagonista podría concentrar, íntegramente, el hálito primario de este remake que filma Hagai Levi sobre la mítica serie que creó Ingmar Bergman en 1973. El derrumbe de un matrimonio en varias escenas. La confirmación de que cuando nos enamoramos comenzamos una preparación para la pérdida que solo concluirá cuando se confirme la separación, llegue de la forma en que llegue.

Tras el análisis sobre las relaciones amorosas y conyugales que completó en The Affair (Showtime, 2014–2019), Levi se confirma como un firme estudioso de los mitos modernos del amor y el hogar en los tiempos de posmodernidad. Su revisión a la obra bergmaniana se construye como una mirada calma y pausada hacia el deseo, el amor romántico (y heterosexual) y la relevancia (o no) del matrimonio en la sociedad actual. Temas como la (in)fidelidad, la pérdida o el deseo se entrecruzan en las conversaciones totémicas que mantienen los dos protagonistas y vertebran los cinco escenarios que componen la obra.

Así las cosas, todo en Secretos de un matrimonio tiene un poso de tristeza y congoja. Un ahogo que la escritura de Levi consigue simbolizar mediante la metáfora del asma que padece Jonathan, que se manifiesta con virulencia en casi cada momento de agobio y discusión conyugal. Los símbolos elevan los discursos de la serie y dotan de significado a cada una de las imágenes que componen el relato. De esta manera, una casa abandonada no será solo eso, sino que se establecerá como una mirada hacia los vacíos emocionales que comporta la ruptura. De igual forma, la agitada respiración de Mira, imponiéndose sobre el discurso de Jonathan sobre el “éxito” de su matrimonio, desnuda, precisamente, la fragilidad de ese vínculo. Incluso esas enigmáticas secuencias de apertura (en el episodio final es el cierre), en las que son los actores y no los personajes los que aparecen en “escena”, se pueden leer en clave de metáfora: ¿no es el matrimonio, actualmente, una mera representación?

La puesta en escena de Levi se conforma como una herramienta al servicio del relato. Las imágenes toman carácter a medida que avanza la narración y el cineasta consigue que hablen por sí mismas y refuercen la historia. Poco a poco, como ese primer plano en el que Jonathan y Mira aparecen juntos y el encuadre se va cerrando sobre sus rostros, restando aire a los lados, la ficción va adentrándose en la relación de sus protagonistas y descubriendo sus fracturas. En ese sentido, el espacio también juega su papel, un concepto, por otra parte, muy bergmaniano. Las constantes fisuras que introduce Levi en el espacio del encuadre (columnas que se interponen entre los cónyuges, mamparas de baño que dividen el marco en dos frentes o reflejos quebrados sobre un espejo para subrayar incertidumbres sobre la identidad) simbolizan esas fracturas. Invisibles, pero insalvables. Las grietas de un pasado en común que ya no es.

Levi carga toda la profundidad de su escritura sobre el soberbio duelo interpretativo que mantienen Jessica Chastain y Oscar Isaac a lo largo de las cinco escenas que configuran la producción. No existe ni un solo plano en el que se sobreactúe, ni una sola mirada que no esté cargada de significantes. La dirección interpretativa y la ejecución actoral elevan una propuesta que podría haberse hundido en la comparación con el original. Sin embargo, Levi consigue dotar de nombre y carácter a su serie, una producción que, precisamente, acaba emparentando con su predecesora en poco más que el título y la frase con la que Mira cierra el quinteto de capítulos, recuperada del guion original. Una magnífica reflexión sobre el hogar, el matrimonio y el amor con una insondable aura de melancolía y algunos reflejos con producciones actuales como Malcolm & Marie (Sam Levinson, EE.UU., 2021), con la que se abraza en el uso representativo de los espacios, o Historia de un matrimonio (Marriage Story; Noah Baumbach, EE.UU., 2019), a la que se enfrenta mediante la preeminencia de los diálogos como herramienta narrativa. Y en lo profundo, el final. La soledad de una mujer que oculta su llanto bajo la fría sábana de un centro médico tras un aborto entre vacilaciones. El deshielo de un hombre borroso que trata de encontrar aire en mitad de un ataque asmático tras una fuerte discusión. Los espacios vacíos. El silencio ensordecedor de los copos de nieve al tocar la escalinata de un domicilio deshabitado. La agonía del mito del hogar. Una shiv’ah.

--

--

Jesús Villaverde Sánchez
OchoQuinceMag

Periodista. Intento escribir retratos y fotografiar historias. Casi nunca lo consigo.