Hablemos de ética de los robots: nuevo Área Relación Robots-Personas

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6 min readDec 21, 2020

Desde OdiseIA lanzamos un nuevo área, el Área de Relación Robots-Personas, donde nos ocuparemos de soluciones como los robots sociales o la interacción cerebro-ordenador, proporcionando criterios éticos y buscando sobre todo el impacto social positivo.

Fuente: Andy Kelly en Unsplash

En OdiseIA seguimos avanzando y cubriendo más y más desafíos éticos y sociales ligados a la inteligencia artificial y también más y más enfoques sectoriales que van a encontrar un fuerte impulso con la puesta en marcha de nuestra iniciativa GuIA.

En el apartado de desafíos ya trabajamos en aspectos tan importantes como la privacidad o la Inteligencia Artificial Inclusiva. Pero ahora, y en esa línea de avanzar en nuevos desafíos, hemos lanzado un área nueva, un área cuyo objeto de trabajo son los robots y, más concretamente, la interacción de los robots con las personas. Y, por ello, hemos bautizado a este nuevo área como “Área de relación robots-personas”.

Se trata de un área muy transversal. Un área en cuyo desarrollo y análisis se entrecruzan, por supuesto, elementos tecnológicos y problemáticas éticas, pero donde tienen también mucha cabida las aportaciones provenientes de campos como pueden ser la psicología, la antropología o la sociología.

Lanzamos el Area “Relación Robots-Personas”

Como se cuenta en el vídeo, en el área de relación robots-personas nos centraremos principalmente en el análisis de tres tipos de soluciones y sus implicaciones éticas y sociales:

1) Robots sociales: un tipo de robots que salen del ámbito de la fábrica o el almacén para llegar al mundo de los servicios e, incluso, al ocio, a los hogares o a la atención socio-sanitaria. Un tipo de robot que con mucha frecuencia adopta formas humanoides y que se relaciona con las personas usando nuestros mismos medios de comunicación social como puede ser la voz, la mirada, el gesto, la expresión facial o el movimiento. Y unos robots que son capaces de detectar emociones en las personas y de expresarlas ellos mismos de una forma consistente y natural. En la base tecnológica y científica de este tipo de soluciones se encuentran, aparte de todos los aspectos propios de la robótica general y de la inteligencia artificial, incluyendo la visión artificial o el procesamiento de lenguaje natural, disciplinas más especializadas como HRI (Human-Robot Interaction) o ‘Affective computing’.

2) Asistentes virtuales y altavoces inteligentes: un tipo de soluciones ya bien conocidas por el gran público y que se relacionan con las personas fundamentalmente mediante el lenguaje y la voz. Aunque en su diseño y aspecto son planteamientos quizá algo más alejados de lo que normalmente entendemos por robot, al menos un robot humanoide, comparten con la robótica social algunos de sus desafíos éticos y posibilidades sociales y por ello parece conveniente unirlos bajo un mismo paraguas de estudio.

3) Exoesqueletos e interacción cerebro-máquina: unas tecnologías y soluciones que cambian el paradigma usado en los dos anteriores. En este caso, la relación entre la persona y la máquina o estructura robótica (como puede ser un exoesqueleto), no se produce mediante mecanismos de interacción social como el lenguaje, sino mediante una conexión directa de la máquina con el cerebro o el sistema nervioso de la persona según las tecnologías agrupadas bajo la denominación BCI (Brain Computer Interface).

RELEVANCIA ÉTICA DEL NUEVO ÁREA RELACIÓN ROBOTS-HUMANOS

Los planteamientos éticos en lo relativo a la relación de los robots con las personas presentan facetas muy especiales.

Es cierto que algunas de las problemáticas éticas que nos podemos encontrar son comunes a otro tipo de sistemas y soluciones. Así, por ejemplo, sigue siendo un reto el mantener la privacidad e intimidad de las personas. Al fin y al cabo, los robots, en su interacción con las personas, recogen información proveniente de éstas. Polémicas como la eventual escucha y procesamiento de conversaciones por parte de sistemas de altavoz inteligente están encima de la mesa y forman parte de la actualidad.

Sin embargo una parte importante de los retos éticos relacionados con los robots son sutiles y singulares. Sin abandonar todavía lo relativo a la privacidad, conviene tener en cuenta que algunos robots sociales captan información emocional de las personas. Es más, las personas pueden aportar, en la confianza que adquieren con el robot, información sensible sobre ellos mismos o su entorno. Y qué decir cuando esa información puede provenir directamente del cerebro o sistema nervioso de la persona. Se trata, pues, de una forma de enfocar la privacidad algo diferente, no tanto quizá en sus fundamentos éticos e incluso legales, pero sí probablemente en cuanto a su estudio teórico y procedimentación práctica.

Quizá uno de los retos éticos más relevantes en lo relativo a la relación de los robots con las personas tenga que ver con la vinculación afectiva. Las personas tienden a establecer una vinculación emocional con los elementos con los que interactúan, sean estos animados o inanimados. Esto es especialmente relevante en el caso de los robots sociales en que con frecuencia su diseño intenta de forma intencionada, precisamente, establecer una relación satisfactoria con el interlocutor humano. Esto se suele hacer con la mejor de las intenciones y con frecuencia, con el mejor de los resultados, ya que la interacción es más natural, más fácil, más agradable y más productiva. Sin embargo, conviene estar prevenidos ante una vinculación emocional excesiva de los humanos con los robots, una vinculación que pueda degenerar en dependencia emocional del robot o incluso en aislamiento de otros seres humanos.

Y, por desgracia, los robots, como cualquier sistema digital, pueden ser objeto de uso malicioso o de ciberdelincuencia y ser usados, por ejemplo, para la manipulación de las personas o la obtención de información sensible.

Nuestro último bloque de soluciones objetivo, las interfaces cerebro-ordenador y los exoesqueletos, compartiendo algunos retos con los otros tipos de soluciones robóticas, abren algunos debates éticos tal vez más futuristas y quizá también de un mayor calado filosófico y trascendental, entrando en relación con temáticas como la propia naturaleza humana, el transhumanismo o la humanidad aumentada.

VISIÓN

Todos esos retos éticos forman parte del campo de trabajo de esta nueva área. Sin embargo, la existencia de esas problemáticas éticas, no debe ser impedimento para una visión optimista y orientada a la acción. Los robots tienen muchísimo que aportar a nuestra sociedad. Y no hablamos únicamente, de todo lo que tiene que ver con avance tecnológico, con eficiencia de procesos, con nuevos productos y servicios o con desarrollo económico. Todo ello justifica, de sobra, el interés por los robots y la apuesta por su desarrollo e implantación.

Pero además los robots ofrecen unas posibilidades fantásticas de impacto social positivo, un impacto que, más allá de lo estrictamente económico, nos permite de hablar del uso de los robots para el bien.

Existen experiencias exitosas, por ejemplo, del empleo de robots en educación y no sólo en educación general de niños o personas, sino también en la educación de niños, por ejemplo, con trastornos del espectro autista.

Existen también pilotos de soluciones basadas en interacción cerebro-ordenador para mejorar las condiciones de enfermos de Parkinson, y, combinados con exoesqueletos o estructuras robóticas, para la rehabilitación incluso de tetrapléjicos.

Se ha experimentado también con éxito en el alivio de la soledad, en la compañía y ayuda a ancianos e, incluso a personas afectada de demencia empleando robots sociales.

Las posibilidades de uso de los robots para el bienestar de las personas, especialmente de colectivos vulnerables o desfavorecidos, constituyen por si mismos una exigencia ética.

Y, en el fondo, es esta última exigencia ética la que más nos anima e impulsa.

En esta nueva área que ahora lanzamos, el área de relación robots-personas, queremos crear conciencia y hacer divulgación. Queremos también proporcionar criterios éticos para el uso de este tipo de soluciones basadas en robots. Pero, sobre todo, nos encantaría conseguir ese impacto social positivo.

¿Nos acompañas?

Director del Área de Relación Robots-Personas y Director de Operaciones en OdiseIA.

Ignacio G.R. Gavilán es Ingeniero Industrial, MBA y PMP. Es Fundador y CEO de Reingeniería Digital. Además, es Profesor, Director académico y mentor de proyectos en Escuela de Organización Industrial y colaborador en otras escuelas de negocio. Escritor y conferenciante, es autor de “La Carrera Digital” (ExLibric 2019) y en 2021 publicará su siguiente libro.

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Observatorio del impacto social y ético de la Inteligencia Artificial