¿Tendremos que elegir entre salud y privacidad? Tú preguntas, nosotros respondemos.

OdiseIA
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8 min readApr 26, 2020

Hablamos del debate sobre el uso de aplicaciones móviles para mejorar la salud pública. El abogado Borja Adsuara y el coronel del Ejército del Aire, Ángel Gómez de Ágreda, abordan este necesario asunto poniendo atención al contexto de la pandemia actual por COVID-19.

Ponentes: Borja Adsuara y Ángel Gómez de Ágreda

En el debate sobre salud vs. privacidad, no se debe dejar de lado ninguno de los dos. La privacidad debe exigirse. La legislación vigente, enmarcada en el Reglamento General de Protección de Datos europeo (RGPD), exige que en el tratamiento de datos haya garantías de privacidad suficientes. En paralelo, la Carta Europea de Derechos Fundamentales apunta que el tratamiento de datos ha de hacerse con “lealtad”. Llenar de contenido esas definiciones serán esas “garantías” que debemos construir.

Pero, más allá de las garantías, que nunca las habrá al 100%, ambos ponentes coincidieron que la cesión de nuestros datos a las autoridades sanitarias se encuentra con un problema de confianza. “Nos fiamos del médico porque hemos ido toda la vida. Le hemos contado al doctor lo que nos pasa porque sabemos que está bajo secreto médico”, apuntaba Adsuara. “¿Por qué nos intranquiliza entonces que esos datos los tengan las autoridades sanitarias, que actúan bajo el mismo secreto?” La desconfianza, una de las múltiples características de la sociedad actual, hay que reconstruirla. En especial, en el ámbito de las tecnologías, respetando siempre el equilibro entre la colectividad y el individuo. “Tenemos una responsabilidad en cuanto a nuestra privacidad, en cuanto a que afecta a la libertad individual y a la de la colectividad”, reflexionaba el coronel al hablar del equilibrio entre los derechos individuales y los de la sociedad en su conjunto. Sin unos no se pueden dar los otros, y en este equilibrio es donde también se enmarca el uso tecnológico para la gestión de crisis con la de la COVID.

Ante la desconfianza, ambos ponentes coincidieron en dos vías para revertir la situación. Por un lado, la pedagogía como forma de educar a ciudadanos, instituciones públicas y empresas en el uso benigno de la tecnología sin desdeñar la educación en la responsabilidad individual y el civismo. Por otro, tres mecanismos estructurales de confianza:

· Comités de expertos independientes que auditen y avalen lo que hagan las autoridades.

· El desarrollo de aplicaciones descentralizadas que no estén vinculadas a un único poder, siguiendo la vía de la propuesta europea de una aplicación móvil contra la COVID a nivel de la Unión.

· Una combinación de ambas propuestas ya mencionadas.

La crisis de la COVID19 es una oportunidad para hablar de la integración de herramientas tecnológicas en el compendio de instrumentos para la gestión de crisis y, en general, para mejorar el bienestar de la sociedad. Hoy existen tres propuestas en la mesa, diferentes por naturaleza, sobre el uso de los móviles para controlar y mitigar los efectos del virus:

· Análisis de datos agregados y anonimizados de movilidad de la población, derivados de la red de telefonía móvil, con el objetivo de cuantificar el impacto de las medidas de contención de movilidad en la población y en la progresión del coronavirus (DataCOVID).

· Aplicaciones de smartphone para el autodiagnóstico, que pueden captar datos personales, o no. En algunos casos (e.g. coronaMadrid), la aplicación solicita la geolocalización del usuario (vía GPS) para corroborar la situación de la persona dado que las competencias de sanidad están transferidas a las Comunidades Autónomas. Otras (como en el caso de Cataluña o la Comunidad Valenciana) requieren introducir el número sanitario para poder hacer gestiones sanitarias en la propia aplicación. En caso de necesitar asistencia médica serán a las mismas a las que deberá dirigir la aplicación. Estas aplicaciones son muy útiles dada la saturación de los medios tradicionales (número telefónico) y dada la gran cantidad de bulos y falsas noticias circulando en las redes sociales.

· Aplicaciones de smartphone para hacer un trazado/seguimiento/rastreo de los contactos digital (en desarrollo). Es importante el desarrollo de una plataforma interoperable a nivel europeo dada la alta movilidad en el espacio Schengen. Su objetivo sería avisar a aquellos ciudadanos que pueden haber sido contagiados por haber tenido contacto cercano con una persona que ha sido diagnosticada con coronavirus. Apple y Google se han comprometido a desarrollar los APIs necesarios para la interoperabilidad entre teléfonos Android y iOS de manera que puedan intercambiarse beacons encriptados vía Bluetooth para registrar un evento de proximidad. Estas aplicaciones serían complementarias al método tradicional del trazado de contactos manual por parte de los equipos de salud pública/epidemiología.

Para tratar de evitar un mal uso de la tecnología, bajo los estándares europeos, existen en paralelo al desarrollo de estas aplicaciones grupos de trabajo que también están desarrollando el marco legal. En esta línea, sería deseable el desarrollo de estas garantías específicas en las órdenes que se vayan publicando. Esclarecer estos procesos sirve para la concienciación general de la población y, de esta manera, inclinar el desarrollo social hacia el buen uso de la tecnología. “Nuestros 0 y 1 digitales son tan importantes como nuestro cuerpo en el mundo físico”, recordaba Gómez de Ágreda.

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En un tono más pesimista, ambos ponentes coincidieron en que existe el riesgo de la normalización de la vigilancia ciudadana más allá de escenarios de crisis. Alejándonos de cualquier memoria orwelliana, por un lado, se encuentra la tentación de cruzar demasiados datos disponibles y, como apuntaba Adsuara, por otro lado, el dejar a cargo de una Inteligencia Artificial (IA) la vigilancia exhaustiva del cumplimiento de la Ley. De ser así, explicaba, “una IA nos metería a todos en la cárcel porque hay muchas normas vigentes y es imposible cumplirlas todas”.

En definitiva, no utilizar las herramientas disponibles — la tecnología — para luchar contra la pandemia de la COVID19 sería una irresponsabilidad, pero no mantenerse críticos y vigilantes — durante y después de su uso — sería mucho peor.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

1. ¿Cómo recupera Europa el control de los datos de los ciudadanos como aquellos que se encuentran en manos de las GAFA? (GAFA: Google, Apple, Facebook, Amazon).

La tendencia es a “traer a casa” no sólo los datos, sino también las industrias. No es sólo control, es propiedad de los datos. Poder competir con el tamaño de los datos que recopilan los GAFA ya es otra cosa. (Gómez de Ágreda)

2. ¿Cuál es su opinión sobre el acuerdo entre Google y Apple?

A mí me parece bien. Ambas empresas son los grandes poseedores de los sistemas operativos más utilizados. Las apps no las van a desarrollar estas empresas, ni Apple ni Google. Las apps las desarrollarán otros, como la iniciativa europea. El acuerdo garantiza que puedan ser usadas en ambos sistemas operativos. (Adsuara)

3. Más allá de las aplicaciones, ¿cómo podemos estar seguros de que no comparten esos datos?

Esto es como en otros ámbitos. No sabemos quién está haciendo algo mal con nuestros datos, pero eventualmente identificaremos a algunos y tiraremos del hilo y saldrán más. Hay vida más allá del RGPD. Está el artículo 197 del Código Penal referido a los delitos de descubrimiento y revelación de secretos, por ejemplo. En cuanto las personas vean que los que han hecho un mal uso de nuestros datos entran en la cárcel, iremos adquiriendo confianza. Pero aún nos tenemos que acostumbrar. Es algo muy nuevo. (Adsuara)

4. ¿Corremos el riesgo de que se intente reconstruir el tejido social que ha tenido origen en la convivencia mediante conceptos como la correlación estadística?

Los datos nos uniforman y eso puede conllevar un sesgo. Creo que la información que recibimos sí nos condiciona en nuestra forma de relacionarnos y entendernos. Un ejemplo es el efecto de la economía de la atención, que estés mucho tiempo en una red social. Esa red social personalizará los contenidos para engancharte. Y eso lleva a la gente a los extremos: como políticamente en EE.UU.

En China es todo lo contrario. El discurso de las redes sociales se dirige para que todo el mundo esté alineado con un discurso concreto: uniformar a la población.

Ambas concepciones son negativas porque te están coartando. Así que por supuesto, corremos el riesgo dependiendo de los datos que damos y recibimos. (Gómez de Ágreda)

El mundo matemático de las relaciones tiene que ver mucho con el mundo jurídico, porque el Derecho regula las relaciones sociales. Si estuvieras solo en una isla desierta no necesitaríamos el Derecho.

Cómo esas relaciones una vez que se tienen datos se pueden manipular, como decía Ángel, lo estamos viendo con las botnets, los bulos… Desde el Gobierno se puede llevar esa acción ‘pastoral’, como en China. Por eso pienso que lo peor son las botnets, porque es hacer que alguien juegue con ventaja para hacer viral una noticia falsa. Eso distorsiona el pluralismo informativo. En base a la repetición de una noticia falsa la gente piensa que es verdadera. Por ello hay que combatir las botnets, no los bulos ‘per se’. (Adsuara)

5. ¿Creen que las nuevas generaciones tienen un sentido distinto de la privacidad?

Yo creo que sí, pero no necesariamente en el sentido de relajación, sino quizás en el contrario. Han cambiado aquellas cosas que consideran privadas y las que consideran privadas las protegen con más ahínco. Nosotros tendemos a levantar murallas en torno a toda nuestra información, ellos se van a la torre del homenaje del castillo y ahí guardan las joyas de la corona. Todo lo demás les da igual. Han cambiado las prioridades en cuanto al objeto. (Gómez de Ágreda)

6. ¿Cuál es su opinión sobre el llamado “IoT del cuerpo”?

Depende de lo que estemos hablando. El reloj inteligente puede hacer casi electrocardiogramas. Si alguien tiene una cardiopatía y le puede avisar al médico cuando está empezando a tener un ictus o así, me parece bien. Si es razonable y las personas están dispuestas a ceder sus datos, me parece bien. Tenemos que acostumbrarnos a que, más allá de los posibles malos usos, la tecnología salva vidas. (Adsuara)

Yuval Noah Harari habla de over the skin y under the skin, para referirse al nivel en el que se estén compartiendo los datos. Cada vez estamos compartiendo más datos íntimos por sus beneficios. Tenemos que hacer una regulación inteligente y adoptarla a medida que seamos capaces de asimilar el significado de estas tecnologías para aprovechar sus beneficios. No todo lo que se puede hacer hay que hacerlo. Y no todo lo que hay que hacer hay que hacerlo inmediatamente, sino al ritmo al que lo podamos asimilar. No podemos pretender ponerle puertas al campo, al progreso. Ha pasado más veces en la historia, lo de no aceptar los cambios que hay. Los actuales son cualitativamente distintos, porque afectan a lo intelectual y a lo emocional. Llevándolo al ritmo correcto, nos debe permitir desarrollarnos como seres humanos. (Gómez de Ágreda)

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