Tecnología, moda y UX.

Lucia Macasoli
El UXprimidor
Published in
5 min readFeb 14, 2020

Ese momento en el que la moda dejó de ser sólo ropa.

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¿Cuándo fue? ¿Cómo ocurrió? ¿Fueron las redes sociales las precursoras de que esto sucediera? ¿O fuimos nosotros? Lo que está claro es que el mundo digital ha hecho de la moda otra cosa diferente.

La moda ya no es sólo vestir; es música, fotografía, viajar, cine. Es lifestyle.

Actualmente es complicado reducir el sector de la moda a simple ropa, productos tangibles que siempre han tenido un papel tan elemental como funcional en nuestras vidas. Un mundo que ha sido capaz de sobrepasar la barrera del producto físico para convertirse en un escenario desbocado que se rige por un claro y tajante, “¿Lo quieres? Lo tienes”. No es sólo vestir; es música, fotografía, viajar, cine. Es lifestyle. Hablamos de ese momento en el que la gente no tiene que esperar para poseer, encuentra donde quiere, se viste para compartir, y si no los demás no lo ven, no ha ocurrido.

Vivimos tiempos en los que la venta online está en un primer plano. El e-commerce ha tenido que evolucionar hacia una perspectiva en la que ya no sólo es importante el durante, si no tanto o más el antes y el después. Se da la mano al usuario por su viaje hacia el producto, empatizando con él, poniendo solución a sus problemas, y cumpliendo con sus necesidades (incluso creándole más de las que tiene…). El usuario quiere sentirse especial, quiere que las marcas sean amigas y le arropen si tiene alguna dificultad.

En este punto, en el que la relación del usuario con la moda es percibida como un servicio, las marcas han hecho un gran esfuerzo por diseñar meticulosamente cada detalle. Esto asegura que la experiencia del usuario sea lo más satisfactoria posible. Se pretende convertir la compra en un camino mullido y acogedor en el que el producto queda en segundo lugar. La experiencia es (o debe ser) una forma de fidelizar con el cliente. Por tanto, el estilo y la voz que ahora utilizan las marcas de moda para dirigirse a su público van más allá del social media.

Narrativa UX para generar vínculo y asegurar cumplimiento de objetivos

Las marcas le dan la mano al UX writing y acompañan cada paso con palabras y textos precisos y directos, intentando eliminar cualquier interferencia que pueda afectar al carácter más intuitivo de la interfaz. Podemos encontrar ejemplos muy claros en las funcionalidades que se refieren a la atención al cliente: “¿Quieres que te envíe prendas similares enviándome la foto del artículo que te gusta? Cuenta conmigo para esto ¡y mucho más!” (Mango). Esta práctica aleja al usuario de la sensación tan desoladora que producen los tradicionales formularios de ayuda. A pesar de que vas a sumergirte en una conversación con un chatbot, la predisposición es mucho más positiva, creando en el usuario una mayor esperanza respecto a los resultados.

Personalización que genera un status frente al resto

Frente a una situación en la que todo el mundo tiene fácil acceso a cualquier rincón, se encuentra la necesidad de sentirse diferente. Por ese motivo las marcas han apostado por la personalización.

Para ello, han creado un sinfín de funcionalidades con el objetivo de que lo que reciba el cliente final sea fiel a su propio diseño: es posible crear unas zapatillas completamente a tu gusto gracias a las simulaciones por ordenador o saber cómo quedará el bordado que has elegido para tu bolso a través de realidad virtual.

Gamificación como herramienta para el engagement

Otra tendencia a tener en cuenta, es la gamificación. No sólo las marca son tus amigas, si no que además, te ofrecen ventajas y privilegios por interactuar con ellas y transmiten esa sensación de comunidad que alimenta la necesidad social de los usuarios de sentirse miembros de un grupo.

Tiendas físicas interactivas como extensión de los productos digitales

A pesar de que el foco principal está centrado en la canal online, no se deja de lado la vía a la que más hemos estado acostumbrados: el canal offline. La moda está consiguiendo darle un giro, poniendo también en alza el valor de la experiencia más palpable y material. El concepto que se está llevando a cabo en las tiendas físicas recibe el nombre de “Immersive real time experience”. Trabaja desde la inspiración a la obtención del producto y donde todo puede ser compartido y social, encontramos esta intención de dotar los canales físicos (por ejemplo, mobiliario o el lanzamiento de los nuevos probadores virtuales) de un carácter interactivo. Esto hace que el ámbito de actuación de la experiencia de usuario sea cada vez más amplio.

Reutilizar como acto protesta ante el consumo desenfrenado

Por otro lado y como respuesta ante el efecto materialista y consumista, aunque de manera minoritaria, surgen otras tendencias dirigidas a la reutilización y arreglo para alargar la vida de las prendas y frenar a este nuevo (y loco) comportamiento. Poco a poco, cada vez son más las marcas que aumentan las secciones de su e-commerce para dar cabida a la venta de segunda mano. Ofrecen la posibilidad de que sea el propio usuario el que cree su propio catálogo y viva la experiencia desde ambas perspectivas: vendedor y consumidor. Retomando la tendencia de gamificación, ya podemos encontrar formas de premiar a los usuarios a través de las aplicaciones cuando participan en las perpetuas campañas de recogida de ropa de las tiendas físicas. Este tipo de funcionalidades enriquece la postura responsable de aquellas personas que se posicionan del lado consciente que lucha en contra del consumo masivo.

Es de esperar que estos cambios afecten al comportamiento de los consumidores, y que se ponga en entredicho la ética de la experiencia de usuario vs el intento incansable de vender. Es evidente que se debe diseñar para facilitar y cumplir con las necesidades de los usuarios, pero, ¿se quiere ser partícipe de este compulsivo modelo de consumo? Frente a esta pregunta es posible que encontremos diferentes posturas: aquellos que permanecen fieles a sus principios referentes a la sostenibilidad y que dan valor a la calidad frente a la calidad, y aquellos a los que el tiempo apremia, y su carácter más irresponsable frente al consumo florece en cualquier ocasión.

Debemos parar, respirar y pensar en qué lado queremos estar.

Para completar la reflexión, os lanzamos Fashion de David Bowie.

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