Todo es ‘virtue signalling’
Las críticas al postureo también lo son. Incluso esto.
El término ‘virtue signalling’, o su terrible traducción al español, señalización de la virtud, se hizo popular a partir del 2016, durante la campaña para las elecciones presidenciales de Estados Unidos. La extrema polarización que se vivió en redes sociales propició que muchos desarrollaran un agudo detector de postureo político. No era muy difícil reconocer a quien estaba incurriendo en un vano despliegue de moralina para quedar bien con su respectiva tribu ideológica.
Aunque hay mucho postureo en ambos lados del espectro político, es una táctica especialmente utilizada por jóvenes de tendencia liberal, que suelen creer que un hashtag y un emoji bastan para contribuir con las causas sociales de moda. En los últimos años se ha instaurado la idea de que usar determinada jerga te convierte automáticamente en una persona buena, justa e inclusiva. Por eso no sorprende que sean los más acusados de señalizar virtud.
El problema es que, en la mayoría de los casos, los acusadores no se dan cuenta de que están incurriendo en la misma táctica al burlarse de sus oponentes. Porque quejarse de ‘virtue signalling’ también es ‘virtue signalling’. Llevar la contraria también es considerado una virtud por quienes se definen como “pensadores independientes”. Ya vemos que escapar de la señalización de la virtud es prácticamente imposible, porque está presente en casi todos los actos de comunicación humana.
Demostrar que puedes ver más allá de los gestos superficiales es una forma de mostrarte como una persona perspicaz, alguien que sabe descifrar las motivaciones ocultas de los demás. Esto podría, a su vez, atraer a pensadores afines con los que formar nuevos vínculos, fortalecer los existentes y consolidar tu identidad como contestatario.
Aunque el término solo se popularizó recientemente, el fenómeno que describe es tan antiguo como el propio Homo sapiens. Como humanos, somos adictos a exhibir nuestras virtudes morales¹. Se podría decir que tenemos una compulsión por ostentar nuestros principios éticos, convicciones religiosas, inclinaciones políticas y estilos de vida ante los demás².
Resaltar nuestros atributos nos genera jugosos beneficios sociales que no obtendríamos si simplemente nos quedáramos con esta información para nosotros mismos. Estas señales están dirigidas a potenciales parejas³, aliados y seguidores. Como en el viejo experimento filosófico del árbol que cae en el bosque (si nadie lo oye, ¿hace algún sonido?), parecemos preguntarnos: si nadie más sabe que somos virtuosos, ¿en realidad lo somos?
‘Virtue signaling’ no debería ser simplemente un término despectivo para lanzar contra oponentes ideológicos, sino una expresión neutra para explicar una predisposición natural a la que todos somos susceptibles, seamos conscientes o no. A estas alturas, debería estar claro que incluso este texto es una forma de ‘virtue signalling’. Casi todo lo que hacemos en público lo es. Claro está, hay formas y formas de señalizar virtud… pero eso lo dejamos para una próxima ocasión.
Lecturas recomendadas:
- Virtue signalling, de Geoffrey Miller.
- Grandstanding, de Justin Tosi y Brandon Warmke.
[1] Sexual selection for moral virtues https://www.researchgate.net/publication/6254570_Sexual_Selection_for_Moral_Virtues
[2] ¿Alguna duda de que las redes sociales estaban destinadas al éxito? | Moral Grandstandin https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/papa.12075
[3] Behavioral displays of moral outrage as a cue to long term mate potential https://psyarxiv.com/qc8sk/