Las peores maneras de elogiar a un empleado

Carlos Goyco Blechman
On Startups and Such
2 min readJul 25, 2017

En muchas compañías, elogiar a un empleado no es muy común que digamos. Algunos gerentes se preocupan tanto por evitar errores, que dejan en el olvido resaltar lo positivo; e inclusive, existen aquellos que sienten vergüenza felicitar al que lo merece.

Habiendo dicho esto, hay múltiples maneras de poncharse a la hora de recompensar a un empleado.

He aquí las peores de todas:

  1. Evaluación anual de desempeño

Aunque provee una buena conversación en relación al progreso de un empleado, es muy complicado poder hacer una evaluación completa en un intérvalo de 12 meses. Irónicamente, estas evaluaciones facilitan obviar conversaciones incómodas en el momento, con la mentalidad de que las podrán hablar luego, a final de año. Aunque parezca asombroso, estudios demuestran que dar feedback negativo es mucho más beneficioso que el silencio.

2. Elogiar de manera excesiva o rutinaria

Sofocar a tus empleados constantemente con feedback positivo es igual de malo que no dar feedback en lo absoluto. Celebrar cada acción de un empleado hace muy complicado obtener la data necesaria para ajustar comportamiento y desarrollar nuevas destrezas.

3. Elogios no merecidos

Elogiar a un empleado sin razón alguna desmoraliza al resto del equipo. Cuando se recompensa a todos por igual, sin importar el nivel de esfuerzo, es casi imposible no desmotivarse y perder interés en las metas establecidas. El ensayista británico, Samuel Johnson dijo una vez: “Aquel que recompensa a todos, recompensa a ninguno”.

4. Empleado del mes

Es una de las actividades más comunes dentro de una organización y a pesar de que se lleva a cabo con las mejores intenciones del mundo, es la receta perfecta para el desastre. De entrada, este premio convierte la apreciación del desempeño en una competencia entre colegas. Cuando el buen desempeño es un recurso limitado, y obtener ventaja significa ser mejor que el resto, es natural que nazcan divisiones. Segundo, esta celebración crea más desilusión que felicidad. Si por ejemplo trabajas en una empresa junto con 50 personas, al haber 1 ganador, tendrás 49 perdedores.

5. Premios atados a fechas predeterminadas

Una recompensa pierde credibilidad cuando se sabe que tarde o temprano te tocará, sin importancia de méritos. Tanto así, que la línea es muy fina entre si te recompensaron por algo que hiciste, o por si tenían que darle el premio a alguien. En pequeñas o medianas empresas, este evento se puede convertir en un chiste, pues el premio le tiene que tocar por obligación a algún empleado.

¿Qué tú crees? ¡Comenta sin miedo! 🤙

Referencia: The Best Place to Work, por Ron Friedman, PHD

--

--

Carlos Goyco Blechman
On Startups and Such

Puertorriqueño apasionado por el empresarismo, inspirado por el diseño y motivado por los deportes.