René Lankenau
Whitepaper.mx (V1)
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2 min readMay 18, 2017

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Noooooooooooo

Hace algunas semanas vi un amigo colombiano que se mudó a la Ciudad de México para arrancar una empresa. Como emprendedor había sido bastante exitoso en su país, y ahora quería comenzar una oficina para atender nuestro país.

“Una cosa sí he aprendido, ahora que tengo que negociar con los mexicanos”, me dijo. “Si la persona me dice que ‘a lo mejor sí contrata nuestros servicios’, significa que NO me va a contratar. Si me contesta que ‘SÍ’, significa que lo va a considerar. Y si me dice que ‘NO’ nos va a contratar, entonces no es mexicano”.

Así somos. Malos para decir que no. Muy malos.

No termino de entender porqué somos así. Quizás es una inseguridad, quizás es una especie de respeto mal entendido (por no ofender) o quizás es simplemente un deseo de no comprometerme.

Estaba con mi compadre poniéndonos de acuerdo para una cena que teníamos esa noche. Le suena su teléfono y es un amigo en común, invitándolo a ir a un rancho ese mismo día para regresar al día siguiente. Enfrente de mí le dice que lo va a checar con su esposa y al rato le marca. ¿Porqué? Ya sabe que NO va a ir al rancho. Ya sabe que tiene la cena. Ya sabe que su esposa no va a querer irse al rancho. Ya sabe todo eso. Pero simplemente no puede decirle en ese momento que NO.

“¿Porqué no le dijiste que no?”, le digo. Ya sabes que no hay manera de que vayas.

“Pues no sé. Al rato le marco y le digo que no”, me responde.

Pues sí, pero en ese momento lo que pasa es que la otra persona se queda pensando en que quizás sí. Y planeando, invitando a otros, etc.

En el proceso de emprender en México, la ausencia de un NO definitivo es muy nociva. Ese deseo de mantener todas las puertas abiertas genera una incapacidad para lograr un compromiso real, y un compromiso MUY real es necesario para hacer cosas grandes.

¿No te convenció la propuesta que te enviaron y no los vas a contratar? Díselos. Diles que no los vas a contratar, diles porqué, y listo. Pero no los hagas perder el tiempo.

¿No quieres contratar a la persona que acabas de entrevistar? Dile, y ya. Dale oportunidad de que siga buscando opciones.

¿No les vas a invertir? Diles, explícales porqué, y motívalos para que busquen otras opciones.

Pero decide. Tu decisión genera compromiso, y el compromiso es lo que necesitamos para avanzar.

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