Por qué la perspectiva ética es una de las claves para el diseño digital

Cómo reducir los impactos negativos de nuestros productos y servicios

El diseño ético es una temática en auge desde hace pocos años, lo que me pregunto es ¿por qué tardamos tanto en reconocerlo?

Cuando pensamos como profesionales del diseño de experiencia, somos conscientes de que nuestras definiciones afectan a las personas usuarias y al negocio. Sin embargo, no siempre reflexionamos sobre el resto de impactos que generamos sin percatarnos.

La perspectiva ética nos ayuda a reflexionar sobre el qué y el por qué de lo que hacemos, con el objetivo de mejorar el entendimiento de los procesos.

¿Por qué necesitamos pensar el diseño desde la ética?

Nombrar las cosas nos permite hacer foco en ellas. Si no fuese necesario hablar de ética, simplemente seguiríamos llamando diseño o pensamiento de diseño a estos procesos. La ética nos permite una mirada más amplia que contempla otras soluciones y herramientas que complementan el pensamiento de diseño.

Me gustaría volver a las definiciones clásicas que indican que cada persona que diseña se posiciona como quien resuelve un problema en múltiples áreas: comunicación visual, digital, el mundo de los objetos, interacción, etc. El conflicto de esta construcción es que, por su propia naturaleza, resulta en soluciones que solo se centran en pequeñas partes de un gran ciclo. Las personas usuarias y el negocio obtienen resultados presuntamente positivos pero con nuestro diseño generamos impactos imprevistos.

La perspectiva ética permite encontrar soluciones evitando o disminuyendo impactos negativos de todo tipo.

Tenemos tres grandes esferas de impacto: las personas, la naturaleza y la sociedad. ¿Por qué a la sociedad? Porque nuestros diseños no solo afectan a las personas de manera individual, si no de manera colectiva, construimos historia y perpetuamos diferentes mecánicas. A modo de ejemplo, facilitar la difusión de noticias falsas o promover la gentrificación afecta a las personas, pero también a la sociedad en su conjunto.

Lo que quiero que se lleven de este texto es que tenemos que ser conscientes y responsables del impacto que constantemente generamos.

El impacto del avance tecnológico

Actualmente, la tecnología ocupa un lugar cada vez más importante en nuestra vida. Este avance presuntamente mejora la calidad de vida de las personas, pero ¿cumple ese objetivo en su totalidad?

Estamos transitando un cambio social. Sabemos que entre 2015 y 2050, el porcentaje de personas mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al 22% (Naciones Unidas, 2023). Además, la tasa de natalidad disminuye año tras año. Esto significa que tenemos que diseñar un mundo para un rango etario amplio.

Este cambio se complejiza al tener en cuenta, por ejemplo, la variable del acceso a la tecnología. En América latina y el Caribe, existen 516 millones de personas que acceden y utilizan internet, mientras que 144 millones de personas no tienen esa posibilidad (Data Report, 2023). Y aquellas personas que acceden no lo hacen en las mismas condiciones:

• La velocidad de internet es variable, utilizan datos móviles o banda ancha de diferentes velocidades.
• Tienen dispositivos de diferentes gamas y calidades, no todas las personas acceden a dispositivos de última generación.
• Los dispositivos que utilizan pueden ser o no propios, hay quienes lo comparten con su grupo familiar.

En este sentido, debemos cuestionar continuamente si nuestro trabajo está pensado para llegar realmente a todas las personas.

¿Y ahora, qué hacemos con toda esta información?

Cuando comencé a informarme y aprender sobre la temática de la inclusión y la ética en diseño sentí que tenía que hacer algo más que solo aplicarlo en mi día a día. Así es como me ofrecí como voluntario en Diseño ético comunidad para brindar información y herramientas para crear soluciones en conjunto.

Con el tiempo, me sumé como Product Designer a Garaje de Ideas Américas y junto a Liz Nenning, UX Researcher de Santander Tecnología, nos postulamos para brindar un taller sobre ética en el Interaction Latin America 2023, el evento de diseño de interacción más importante de la región.

¿Cómo fue el taller?

El pasado 10 de noviembre de 2023, junto con Liz Nenning dictamos el taller “¿Es la ética la herramienta del futuro?”, abordando el desafío de diseñar un producto que dé respuesta a los problemas de atención en la guardia de un hospital en Buenos Aires.

Participaron 25 personas, quienes enriquecieron la experiencia con sus perspectivas e inquietudes. Durante el proceso, se encontraron con barreras contextuales e idiomáticas, entre otras, que fueron superando para entenderse y plantear soluciones en equipo. La diversidad de disciplinas permitió que se generen e intercambien ideas que no se les habían ocurrido previamente.

Cerramos el espacio con la exposición de cada equipo, fue una construcción crítica en comunidad que dio un sentido lineal a toda la experiencia propuesta. Desde pequeñas partes hasta el armado de un panorama completo cada equipo tuvo en cuenta todos los impactos: a las personas, la naturaleza y la sociedad.

El encuentro resultó un motor de creatividad que cada persona se llevó para sus propias vivencias y trabajos.

¿Cuál es el siguiente paso?

A continuación les comparto una serie de sugerencias e ideas que pueden implementar para empezar, de a poco, a cambiar de paradigma:

1. Trabajar con responsabilidad y determinación

Percatarse que somos creadores y creadoras de impactos de todo tipo puede parecer un desafío enorme e inalcanzable. Mi sugerencia es que empiecen de a poco, analizando y priorizando las acciones que pueden tomar y los impactos que pueden reducir. Un paso a la vez.

2. Salir del “happy path” — el camino feliz —

El proceso de diseño sin casuísticas extremas genera sesgos. Es útil trabajar el happy path para pequeños MVP, pero siempre debemos tener el ojo en el panorama completo y como nuestro producto o servicio afecta a las personas, el medioambiente y la sociedad.

3. Pensar el panorama completo

Nuestro proceso de diseño debe tener en cuenta el producto, servicio o pieza que estamos trabajando y todo lo que lo rodea. Es decir, desde su fabricación y los recursos que consume para ello y todo su ciclo de uso, hasta después de su utilización. Además, debemos tener en cuenta a las personas que afecta indirectamente.

4. Escuchar a la comunidad

Los movimientos sociales son un punto de partida para entender lo que sucede alrededor y en el mundo.

Prestar especial atención al contexto nos ayuda a entender cómo nuestro diseño acompaña, condiciona o entorpece los procesos sociales.

5. Cuestionar los recursos tecnológicos

No demos por sentado que todas las personas están digitalizadas y preguntémonos cómo funciona su acceso a la tecnología. Trabajemos con una perspectiva de minimalismo tecnológico buscando la reutilización de patrones, el uso mínimo de servidores y desarrollos que funcionen en dispositivos de menor capacidad o con limitaciones tecnológicas. De esta manera, ayudamos a reducir la brecha digital y la sobre-utilización de recursos naturales.

Trabajemos para mejorar nuestro futuro

En conclusión, para mí lo más importante es tener una mente abierta. Mantener activa la curiosidad, leer y escuchar a las personas, ampliar nuestras investigaciones a una gran variedad de perfiles, conectar con la naturaleza y con nuestros contextos. En definitiva:

Unir nuestro trabajo de cada día con su resultado y consecuencia.

No trabajamos para cumplir con un handoff. El diseño es el encargado de producir soluciones integrales, buscando resultados beneficiosos para las personas usuarias y el negocio, minimizando los impactos negativos en la sociedad y la naturaleza. Trabajando en comunidad, de manera consciente, crítica y ética, crearemos productos y servicios más justos e incluyentes.

Dex Avegliano

Referencias

• Reporte: World Social Report 2023: Leaving No One Behind In An Ageing World Naciones Unidas (2023)
• Reporte: “DIGITAL 2023: GLOBAL OVERVIEW REPORT”. Data Report (2023)