Por qué (y cómo) usar las cartas de Tarot para diseñar
Escrito por Jimena González, Senior Service Designer en Garaje de ideas.
Nunca en mi vida me había interesado por el Tarot. Es más, me generaba un cierto “respeto-yuyu-mal rollo”. Hasta que conocí a una chica que las leía y la fundí a preguntas. A ella y a Google, Youtube, podcasts y libros. Entonces perdieron ese poder místico sobre mí, y comencé a integrarlas en mi vida de una manera natural.
Tan natural que han llegado hasta mi trabajo: el diseño. En este artículo, te voy a compartir por qué creo que es buena idea tener las cartas del Tarot cerca para diseñar, y cómo usarlas, con ejemplos sencillos para product design, service design, estrategia y diseño de futuros.
Qué es el Tarot
Es un mazo de 78 cartas bastante parecido a la baraja española. Es su antecesor, de hecho. Se desconoce su origen exacto, pero tiene más de 600 años. Tiene múltiples usos (seguro que lo conoces como método de adivinación y, a partir de hoy, también de diseño) y ha tenido mucha evolución (y sigue teniendo variaciones: Dalí, Ricardo Cávolo y King Khan han pintado el suyo). Sin embargo, la estructura se mantiene:
- 56 cartas son lo que conocemos como arcanos menores (estas te van a resultar familiares). Están divididas en cuatro palos (bastos, copas, espadas y oros) y numeradas del 1 al 10, más las figuras: sota, caballero, reina y rey.
- Las otras 22 cartas son lo que conocemos como arcanos mayores, y simbolizan el viaje del héroe. Representan diferentes etapas de la evolución del alma (sí, se que suena profundo, no te asustes).
Por qué es interesante el Tarot (en diseño)
Lo interesante de las cartas del Tarot es que son simbólicas. Los símbolos, según Jung, son la puerta de nuestro subconsciente, que compone entre el 85 y 95% de nuestra mente. Es decir, que gracias a los símbolos podemos aceder a nuestro inconsciente y desbloquear este potencial creativo.
“El inconsciente puede reservar mensajes esenciales para los oídos que sepan ponerse a la escucha”
Carl Gustav Jung
En resumen, los símbolos son el lenguaje de nuestro inconsciente, y usarlos abre la puerta de nuestra creatividad. ¿Suena complejo? Pues nos es totalmente natural. Si has jugado al Dixit, ya lo has hecho. Has operado con la simbología de las preciosas ilustraciones surrealistas sin pasar por la mente consciente.
Y si no, vamos a por un ejemplo. Mira la siguiente carta:
- ¿Qué te ha venido?
- ¿Qué te llama la atención? ¿En qué te has fijado?
- ¿Qué sensaciones te evoca? ¿Provoca alguna emoción en ti?
- ¿Te trae algún recuerdo? ¿La relacionas con algo?
- ¿Qué te transmite?
Ahora, con las preguntas, estás tratando de darte cuenta de lo que ha sucedido a nivel subconsciente y explicarlo. O sea, la carta ha hablado a tu inconsciente sin pasar por tu filtro racional. Y esto es lo interesante de la simbología del Tarot para cualquier trabajo creativo, en nuestro caso el diseño.
Sin más dilación, te cuento las 3 formas más sencillas para usarlas en el proceso de diseño:
1. Cualquier carta, cualquier ideación
Habitualmente, facilitando sesiones de generación de alternativas, los ejercicios típicos de brainstorming se me quedan cortos. Especialmente en remoto, es difícil crear ese espacio irracional de diversión y creación sin juicio para que surjan ideas nuevas que no sean un refrito de lo que los participantes traen de anteriores reuniones.
Una forma muy sencilla de estimular el pensamiento lateral con cartas del tarot es generar ideas a partir de cartas aleatorias. Puedes llevarte un mazo y repartir cartas físicas en la sesión si es presencial, o si estáis en remoto, puedes seleccionar previamente las cartas o usar un generador aleatorio.
Tip: si estáis trabajando estrategia, prueba a usar solamente los 22 arcanos mayores. Estos representan las diferentes etapas del ciclo del viaje del héroe, una historia que tiene mucho paralelismo con las posibilidades estratégicas.
2. Las figuras como arquetipos de usuario o alter egos
Otra de las claves de interés de las cartas de Tarot, para mí, viene de su estructura. 16 de las cartas son figuras (sota, caballero, reina y rey) de los cuatro palos: bastos, copas, espadas y oros. Estas 16 figuras son arquetipos universales ya definidos que podemos aprovechar directamente.
Una manera es usarlas como alter egos para la ideación. Es decir, asignar una figura a cada participante para que, metido en su piel, genere ideas que podrían salir de la cabeza de ese “personaje”.
Para que consigas una combinación diversa, te recomiendo incluir cartas de los cuatro palos y diferentes tipos de figura. Para describir estos alter ego, puedes leer las descripciones de estos arquetipos en cualquier página web (yo te recomiendo esta).
Tip: Este mismo ejercicio lo puedes hacer en otro momento del proceso de diseño, y crear user personas en base a estos arquetipos.
3. Elaboración de escenarios estratégicos o de futuro
Para esta parte, dejamos fuera las 16 figuras. Vamos a usar el resto de cartas, que hablan de diferentes tipos de circunstancias externas. Esto es especialmente útil en diseño de futuros (no es casualidad que el uso más común del Tarot sea el de tratar de predecirlo).
Puedes usar todas las cartas restantes u optar por solamente coger los 22 arcanos mayores. Para este ejercicio es indiferente. Toma las cartas y saca aleatoriamente una carta por cada uno de los escenarios que quieras explorar. Básicamente, una carta, un escenario. Puedes consultar el significado asociado a la carta que te ha salido preguntando a Google (o esta es una página que a mí me gusta).
Tip: No es necesario que te leas explicaciones de cada carta muy extensas. Con la ilustración de la carta y las palabras clave (más tu creatividad) es suficiente.
¿Te animas a probar?
Estas son 3 formas fáciles de incorporar estas cartas en el proceso de diseño, pero ¡para nada las únicas!
Si te apetece probar, te animo a comprarte una baraja que te guste (la mayoría son auténticas obras de arte, y para todos los gustos), y llevarlas encima siempre que necesites ese extra de tu mente subconsciente.
Porque al final, en diseño, los mejores resultados vienen de una combinación maestra entre la mente lógica y la subjetiva; consciente e inconsciente; abrir y cerrar (el diamante, ¿te suena?).
