Expandiendo las prácticas abiertas: ¿Cómo transformar instituciones e incluir patrimonios locales?

Virginia Brussa
Open GLAM
Published in
8 min readDec 18, 2020

Las inquietudes actuales basadas en la urgencia sanitaria y la búsqueda de una salida o apertura sigue abriendo preguntas dentro del espacio de lo abierto. Intuimos que la evasiva a responder estas preguntas sigue invisibilizando algunos sesgos sistemáticos dentro de los movimientos por lo abierto: ¿Cuál es la amplitud de voces o qué tan diversos son estos movimientos?, ¿Qué instituciones y qué patrimonio cultural abrimos, compartimos, pensamos? Más aún, por qué y para quién hay que expandir el “openness”.

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En este post, compartimos algunas experiencias que habilitan otros itinerarios posibles a partir de algunas de las acciones como las propuestas por la plataforma Open GLAM. El objetivo es rescatar mucho del camino ya desarrollado por instituciones locales, que se muestra aún más pertinente y oportuno mirado desde el prisma de la emergencia sanitaria.

Por momentos, el movimiento Open GLAM pareciera no mirar estas experiencias que se manifiestan desde la periferia o los bordes, pero que, quizás, si se las mirara con más detalle o con otro prisma, se podrían generar cruces que potencien la idea de lo open no sólo en términos de licenciamiento, sino como herramienta metodológica y afectiva para la colaboración.

Interpelaciones al rescate

¿Cómo visibilizar esas apuestas de cercanía, diversidad e inclusión? Cecilia Güemes, en una charla junto a Doménico Di Siena en torno a la temática de laboratorios de innovación o cívicos, afirmaba que si realmente queremos pensar en laboratorios que produzcan transformaciones reales, estos deben haber incluido al final del proceso de trabajo al menos alguna voz que previamente no estaba contenida en las discusiones o agendas públicas.

Podemos pensar algo similar para el sector GLAM y sus desafíos frente a propuestas de integración de otros colectivos, otros sentidos y otras narrativas culturales. Hay que abrir no sólo bienes y recursos culturales sino también instituciones, tejer posibilidades de hacer con y para diversos colectivos culturales, preservar “memorias mínimas y latinoamericanas”. Hay que preservar documentos y archivos pero también afectos, saberes de ciudades expandidas en el tiempo y el espacio por los acervos hegemónicos de las grandes metrópolis o por cánones sobre quiénes participan y quienes hacen cultura.

El patrimonio cultural además irrumpe para obligarnos a repensar la diversidad lejos de los binomios, donde lo material e inmaterial, humano-no humano, entran en juego. Entretejer miradas open desde GLAM, Educación Abierta, Humanidades Digitales y Gobierno Abierto puede ser una ruta interesante para pensar el devenir de los espacios culturales y las habilidades necesarias que lxs actorxs implicados puedan requerir en vista de transformaciones presentes y futuras. ¿Cómo pensar la cercanía desde la horizontalidad y los bordes, la decodificación desde abajo para fortalecer otra y mejor participación (OtroCovid, Colaboratorio), y practicar la inclusión abierta a otras territorialidades?

El ejercicio de repensar el patrimonio cultural también se ve interpelado por las brechas que la emergencia sanitaria hizo visibles. Funcionan como una alerta que la pandemia prendió. Así lo manifiesta Carolina Perez, que pertenece a un espacio cultural santafesino llamado El Molino:

“es interesante cómo el contexto de la pandemia nos obliga a pensar la digitalización del patrimonio, los procesos, las obras. Muchas veces todo esto quedaba postergado por lo cotidiano, pero ahora se pone sobre la mesa e interpela. Hay que hacerlo, es necesario e importante”

, y pone como ejemplo una situación reciente:

“en una de las comunidades mocovíes de la provincia hay una biblioteca popular que trabajó sobre la historia de un cacique poeta y sale mencionado sólo en una nota. Hubiera sido interesante tener digitalizado todo eso para enriquecer la programación cultural de la institución”.

¡Hacemos GLAM local!, ¿Hacemos GLAM local?

Cuando se trata de visibilizar voces desde lo situado, la tarea de incluir otras y nuevas narrativas y sentidos desde los bordes es relevante y tan diversa como espacios y encuentros con la ciudadanía se deseen plantear. Aquí la diversidad y lo local opera en distintos niveles, según la naturaleza de las instituciones pero también de la diversidad de territorialidades y valores, inclusive dentro de un mismo entramado local o de esas “ciudades expandidas”.

Así, por ejemplo, lo percibe Carlos Nuñez de la Biblioteca Popular “Pocho Lepratti”, al enfatizar que hay que tener en cuenta que

“cada biblioteca popular tiene que ver con su entorno y su contexto pero también con el momento del nacimiento, con la historia, con el grupo de gente que la integra. Todo ello hace a las características de cada biblioteca popular en sí”

y agrega que frente a los roles tradicionales de un espacio como ese, la biblioteca es un lugar de escucha territorial enraizada en la cultura popular y en la búsqueda de la ampliación de derechos que exceden al acceso a la lectura. En común con ello, Carolina desde El Molino también denota a través de sus saberes la importancia que desde la “experimentación” ofrecida por ese espacio de la imaginación tiene el barrio, la ciudad en su connotación de laboratorio o cultura-acción. Así, dos modos de hacer ciudad y de experimentar cultura perciben la pertinencia de la cercanía como registros, testimonios y memorias horizontales para incentivar el acceso a los derechos culturales. A pesar de que estos dos espacios están anclados en dos grandes ciudades del país, traen el contrapunto de versiones federales y subnacionales para realizar esa localización GLAM necesaria y vital para incentivar lo “glocal”.

Cuando acercamos los principios y valores del movimiento Open GLAM, la apertura tiene connotaciones que permiten apropiarse de otras acciones locales y aportar mucho al movimiento global, revitalizando escuchas activas para repensar el acceso a la cultura y otros patrimonios. Carlos comenta también que trabajan mucho con el Moronao (Movimiento Rosarino de Narradores Orales), y que si bien no son acciones explícitamente orientadas por prácticas GLAM, se preserva la oralidad junto a acciones que tienen que ver con la memoria planteada en el marco del quehacer de radios comunitarias.

También es interesante evaluar las acciones que se plantean desde el Molino, donde varios espacios y materialidades son inherentes a un “giro Open GLAM” importante a futuro. Por ejemplo, “en cada piso (del Molino) se manejan diferentes materialidades, el papel, la editorial y la imprenta” y “dispositivos lúdicos que son espacios del hacer que tienen una conexión con algo particular que invitan al cruce intergeneracional, que puedan rescatar recuerdos de esos “haceres”, como por ejemplo dispositivos para la construcción de fanzines…”

En un post Douglas McCarthy ofrece un interesante recorrido por los gaps de información y sesgos en el sector del patrimonio cultural y motivado por saber del alcance real del movimiento OpenGLAM da inicio a un estudio junto a Andrea Andrea Wallace

Elaboración propia en base a OPENGLAMsurvey. CLIC ACÁ para acceder a mapa interactivo

Cuando revisamos en especial los datos de las instituciones de Argentina, surge la pregunta de si efectivamente vamos al encuentro de esas voces locales que aún no han conectado sus prácticas GLAM con lo open tal como lo conocemos, pero que se sumarán con otros valores que tienen mucha potencia. Si como dice la filósofa española Marina Garcés, pensar en repensar, pensar lo “open” y lo Open GLAM desde la cercanía y la diversidad invita a reconsiderar cómo y con quiénes vamos a ese encuentro.

De instituciones y “prácticas mínimas” para abrir y compartir cultura

Nube de tags derivado del contenido del proyecto CódigoC/CCPE_Rosario

CódigoC comenzó este año en la ciudad de Rosario, Argentina, organizado por el Centro Cultural Parque España/AECID. Es un proyecto que promueve la innovación basado en derechos culturales (digitales), donde a medida que se profundiza el recorrido se evidencian los grandes planteos y vivencias que el movimiento Open GLAM incorpora en las instituciones de la cultura. El aporte es de una hibridez metodológica por su búsqueda al nivel de transformaciones y por su nivel entorno a “prácticas mínimas” de la cultura. Estas prácticas mínimas -rescatar vivencias grupales, afianzar la confianza entre pares, desaprender la innovación, reutilizar herramientas e infraestructuras- habilitadas desde una reversión para los espacios culturales de los aportes de Minimal Computing, vienen a tamizar principios de acceso y apertura con provocaciones que avanzan hacia el experimentar y ampliar derechos para fortalecer la soberanía tecnológica, derechos digitales, a los datos o al ambiente. Habita el bioarte, el espacio público y muy fehacientemente la transformación de las instituciones para dar cuenta de esa apertura GLAM. Usar y reutilizar, compartir, son trayectos a veces inusitadamente complejos y dispersos pero también son un manifiesto de emancipación desde el territorio, el barrio, la biblioteca o de la memoria colectiva de un Río Paraná con sus archivos sonoros, visuales y orales.

Las prácticas mínimas y oportunas, la inmersión y búsqueda de otras herramientas, datos o digitalizaciones de la cultura y el entusiasmo por compartir entre pares desde disciplinas distintas son claves y dan mayor confianza para participar de lo público a través de instituciones culturales con espíritu transformador.

En ese sentido, la práctica de documentación subyacente a la memoria institucional o aquella de co-creación surgida de las actividades con la ciudadanía de cada institución también podría ser considerada como parte de un patrimonio cultural reversionado y dispuesto a ser digitalizado, abierto. Una relatoría digital de lo inmaterial a tono con las prácticas mínimas para mayor cercanía, diversidad e inclusión.

SI, hagamos más Open GLAM

Para terminar al menos por aquí, comparto algunas propuestas disparadoras:

  • Recodificar, decodificar qué patrimonio, qué instituciones son y hacen Open GLAM desde lo local. Incluir en el mapa Open GLAM capas que visibilicen esas prácticas mínimas desde los bordes. #OpenGLAMap
  • Antes de digitalizar: ¡escuchar! Acercar las prácticas y objetivos de apertura a espacios culturales locales en convergencia con un programa GLAM101 para recalar en pequeñas ciudades, escuelas rurales, bibliotecas populares, cooperación descentralizada, etc. Documentar los procesos e idear toolkits de metodologías GLAMLocal con el fin último de fomentar el reconocimiento entre actorxs y potenciar nodos de mediadores temáticos regionales. #OpenGLAM101
  • Habilitar una comunidad de práctica que incentive y promueva habilidades para la memoria material e inmaterial de lo público, ambiental, social y cultural con una perspectiva latinoamericana. Una interfaz donde las instituciones GLAM y otros colectivos de la cultura intercambien tiempo, saberes y buenas prácticas a través de dispositivos de colaboración. #GLAMLocal
  • Cocrear políticas de apertura y preservación del patrimonio cultural que guíe a los gobiernos locales, laboratorios de innovación pública, agendas digitales o de gobierno abierto para integrar en las convocatorias, planes, programas públicos o normativas los valores Open GLAM y orientar en su implementación cuando intervienen cuestiones de licencias, infraestructuras digitales o recursos culturales.#GLAMLocal
  • En ciertos países la relación entre AGA (Alianza para el Gobierno Abierto) y Open GLAM es cercana a partir de la participación de Museos o Centros Culturales en la co- creación de Planes de Acción donde la digitalización y la preservación del patrimonio es un eje de acción. Dado que se ha reforzado el nivel local en dicha alianza a partir de la entrada de ciudades latinoamericanas (Rosario por ejemplo ingresó durante el 2020), sería un interesante desafío pensar en una red de ciudades –y sus organizaciones de sociedad civil– integrantes de AGA que potencien la interrelación con los movimientos y las plataformas sobre Open GLAM y Educación Abierta. #GLAMLocal #CocreaGLAM

Un gran agradecimiento a Carlos Nuñez (Biblioteca Popular Pocho Lepratti), Carolina Perez (El Molino), CCPE/AECID y las lecturas atentas de la Coop (Ivana, Ornela, Virginia) , Andrea y vos que sabes que el recorrido es colaborativo…

Virginia Brussa es docente e investigadora. Integrante de colectivos relacionados a Educación Abierta, Humanidades Digitales, Gobierno Abierto, Infraestructuras democráticas e Innovación. Co-coordinadora del proyecto Código_C del CCPE de Rosario y del Ideatorio y parte del Proyecto Partícipes (por AC) financiado por la UE.

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Virginia Brussa
Open GLAM

Internacionalista | #HumData | CrisisMapper | Coord @datalabcim @RedArgEA En @aahdArg y @CIM_unr #M4Lab Project #OpenEdu #opendata + innovhumanitaria 😉