Hablemos de cuidados
8 de marzo — Día Internacional de la Mujer
by Mercedes de los Santos, Project Manager, Open Data Charter y Dulce Colin, Directora General de Igualdad y Atención a la Violencia de Género, Secretaría de las Mujeres, Ciudad de México.
Desde la economía feminista se ha analizado el papel de las mujeres como agentes económicos dentro y fuera de los hogares. Como fuerza laboral remunerada en la esfera productiva y como fuerza laboral no remunerada en el ámbito reproductivo realizando actividades de atención y cuidado. Surge entonces la economía del cuidado que brinda un análisis más detallado de cómo estas actividades no remuneradas aportan directamente a las economías nacionales y a la reproducción social. Distingue además entre formas de trabajo, características de las personas que se benefician de este trabajo y de quienes lo proveen.
Consecuente, y reconociendo la mayor participación de las mujeres en su desarrollo, los Sistemas de protección Universal e Interamericano de los Derechos Humanos han instado a los Estados a reconocer y valorar el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado para garantizar los derechos humanos de las mujeres y lograr la igualdad entre mujeres y hombres. En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se establece puntualmente como una meta del ODS 5 Igualdad de Género: Reconocer y valorar los cuidados no remunerados y el trabajo doméstico no remunerado mediante la prestación de servicios públicos, la provisión de infraestructuras y la formulación de políticas de protección social, así como mediante la promoción de la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país.
Los cuidados en la Ciudad de México (en números)
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, en la Ciudad de México hay 41 personas en edad de dependencia (personas de 0 a 14 años y de 65 años y más) por cada 100 personas en edad productiva. 5% de la población femenina tiene entre 0 y 4 años, 12% entre 5 y 14 años, 71% entre 15 y 64 años y 12% de las mujeres de la ciudad tiene 65 años y más. En el caso de la población masculina la distribución es de 6%; 14%; 71% y 9%, respectivamente. .
Según datos de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) 2019, en la Ciudad de México las mujeres destinan, en promedio, 28.6 horas semanales al trabajo doméstico no remunerado, mientras el promedio para los hombres es de 14.2 horas semanales. En este sentido, las mujeres realizan en promedio 11.4 horas más semanales a estas tareas que los hombres.
En el caso del trabajo no remunerado de cuidado a integrantes del hogar, en la Ciudad de México las mujeres destinan en promedio 30.4 horas semanales, mientras los hombres en promedio destinan 14.5 horas. Esto significa que, en promedio, las mujeres destinan 15.9 más horas que los hombres a estas tareas. Esas horas que las mujeres cuidan podrían ser usadas para conseguir un empleo formal, atender su salud o disfrutar del ocio.
Es evidente que se requieren nuevas soluciones a la prestación de cuidados en dos frentes: en lo que respecta a la naturaleza y la facilitación de políticas y servicios de cuidado, y en términos de las condiciones en que los cuidados se prestan (ILO, 2022). Para atacarlos, resulta necesario primero conocer, a través de los datos, la dinámica de los cuidados a nivel local, la disponibilidad de servicios que se brindan y una desagregación más efectiva sobre la demanda.
Por ello, en 2022, tomando como referencia la construcción del Sistema de Indicadores de Cuidados de la Ciudad de Buenos Aires construido en 2020 con el apoyo de Open Data Charter, la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México decidió poner a prueba los indicadores construidos alí y adaptarlos al contexto mexicano con el objetivo de visibilizar y disponibilizar la manera en que se organizan los cuidados en la ciudad.
Construcción del Sistema de Indicadores de Cuidados en la Ciudad de México
Un sistema, a diferencia de un conjunto de indicadores sueltos, pretende analizar cómo se relacionan todos los factores dentro del diamante de los cuatro vértices del cuidado. Cómo se relaciona la producción con el consumo, el mercado con el Estado, el Estado con los hogares, los hogares con las entidades sin ánimos de lucro, entre otros. Cualquier alteración en uno de los actores afecta inmediatamente a otros — por ejemplo las alteraciones en los cambios demográficos que impactan en las decisiones de inversión sobre infraestructura de cuidados y provisión de servicios -.
Para su construcción, el primer paso fue identificar mediante un ejercicio de mapeo los principales actores que tendrán un rol protagónico dentro del sistema: los administradores y gestores de los datos. Éstos, que pueden ser agentes gubernamentales, organismos internacionales y/o asociaciones civiles/comunitarias, son quienes contribuirán a la construcción del sistema como proveedores de datos. Estos actores mapeados, a su vez, se caracterizaron según sus diferentes roles dentro de la plataforma: productores de datos, administradores de datos, organismos que prestan servicios, usuarios de datos, entre otros.
A nivel gubernamental, las principales instituciones seleccionadas para alimentar el sistema son 4 organismos del gobierno federal: Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Instituto Nacional de las Mujeres, Secretaría de Bienestar, Instituto Mexicano del Seguro Social y el Consejo Nacional de Población, y 12 instituciones de gobierno local: Secretaría de Inclusión y Bienestar Social, Secretaría de Salud, la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo, Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación, Secretaría de Administración y Finanzas, Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, Secretaría de Desarrollo Económico, Sistema Nacional DIF, Instituto para el Envejecimiento Digno, Agencia Digital de Innovación Pública y Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva. Para cada una de estas organizaciones se identificaron las principales fuentes de datos, el formato en el que esa información se encuentra desagregada y su nivel de desagregación. Al finalizar el ejercicio de mapeo, obtuvimos como diagnóstico general: 19 entidades públicas como proveedoras, junto con 20 instituciones no gubernamentales que podrían ser usuarios de datos (13 organizaciones locales de la sociedad civil, 5 instituciones del sector privado, 2 de la academia, 11 organizaciones internacionales).
Trabajo en equipo
Uno de los principales ejes de este proyecto es promover espacios de intercambio entre la Ciudad de Buenos Aires, particularmente la Oficina de Estadísticas y Censos, y la Secretaría de la Mujer en representación de la Ciudad de México y de esta manera construir los indicadores que mejor reflejen la realidad de los cuidados en cada contexto local. En esta primera colaboración, la Ciudad de Buenos Aires contribuyó en el proceso de identificación de indicadores preliminares y con recomendaciones respecto a cómo resolver los principales obstáculos con los que nos enfrentamos al comenzar el proyecto. Nuestro mayor reto en este momento es acceder a toda la información que necesitamos sobre la organización social del cuidado, que implica una estrecha colaboración entre el sector público y el privado.
Con esto en mente, durante el mes de febrero, trabajamos en la priorización y afinamiento de indicadores de cuidado a partir de tres talleres que se dividieron según las diferentes dimensiones del cuidado. Del taller participaron diferentes agentes del sector público — DIF, IMCO, Secretaría de la Mujer, INMUJERES, entre otros -, organizaciones internacionales e instituciones académicas como ONU MUJERES, CEPAL, UNAM, entre otras, y organizaciones internacionales, sociales y comunitarias que se especializan en cada uno de los públicos estudiados: niñez, adultos mayores y personas con discapacidad.
Los talleres, liderados por la organización local Codeando México, nos guiaron en el proceso de refinamiento de indicadores a partir del conocimiento técnico de los asistentes y nos aportaron ideas para garantizar que nuestra selección de datos y construcción de indicadores sea pertinente y precisa. De las personas que asistieron aprendimos la importancia de tener un alcance claro de hasta dónde llegan los cuidados en el contexto del sistema de indicadores, y gracias a sus observaciones pudimos encontrar datos para no sólo hablar de personas cuidadas sino de las condiciones de vida de las personas cuidadoras. Con esto podemos decir que para caracterizar cualquier fenómeno social con datos, siempre será necesario acercarse a las comunidades de expertas que puedan orientarnos sobre nuestros sesgos o que puedan aportar perspectivas experimentadas sobre lo que estamos tratando de caracterizar.
Próximos pasos
En los próximos meses, se sistematizarán los resultados de los talleres y se trabajará junto a la organización experta en datos y experiencia de usuario Cívica Digital, en la construcción de los indicadores que alimentarán sistema de forma que los datos sean accesibles y fáciles de usar. Basándose en el ecosistema de datos y el mapeo de las partes interesadas, se hará un primer borrador de los indicadores seleccionados y se conformará un comité directivo en el que una mesa chica de actores clave hará una última revisión. Además, se proporcionarán recomendaciones para la gobernanza de los datos del sistema y técnicas de visualización que conviertan la información compleja en fácilmente comprensible.
A su vez, para complementar el análisis de actores, durante marzo coordinaremos diferentes entrevistas con informantes clave de OSC locales y organizaciones internacionales para recabar más información e identificar a otras partes interesadas no gubernamentales. Con estas encuestas se pretende identificar el alcance actual de los datos y las limitaciones para su uso. Una vez hecho el diagnóstico, se podrá establecer un plan de acción para la apertura de los datos pertinentes sobre la base de las oportunidades y prioridades identificadas.
Por último, todo proyecto que implique una colaboración de datos, requiere que se incluya un componente de capacitación en el que se forme a los funcionarios políticos responsables de alimentar el sistema en el presente y en el futuro sobre conceptos, conocimientos y experiencias en materia de cuidados para que comprendan las complejidades de la economía del cuidado y cómo medirlo en la Ciudad de México.
Continuaremos la colaboración entre el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Gobierno de la Ciudad de México para promover la aplicación de estos sistemas a otros conceptos y contextos locales. Esperamos que este proceso no sólo mejore la cantidad y calidad de datos disponibles en la Ciudad de México sobre los cuidados, sino también que ayude a fortalecer las competencias de las áreas técnicas en el manejo y gobernanza de los datos para que, en el final del camino haya más y mejor información sobre la oferta y demanda de estos servicios que permitan mejorar las políticas públicas.