La cultura creepypasta

Miedos viejos en nuevas plataformas

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Opinión con Foro
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7 min readAug 17, 2016

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Antes de que el internet fuera nuestra forma de vivir el mundo, las leyendas de fantasmas o sucesos paranormales se contaban de boca en boca. Las principales difusoras eran las abuelas, seguidas inmediatamente de los amigos de la primaria que se creían más grandes y nos asustaban para que no pudiéramos dormir por la noche. Y cómo olvidar el papel de la televisión en todo esto. Hoy, sin embargo, el terror se produce y se cuenta en internet.

La cultura creepypasta nació como una nueva forma de expresar una historia de terror, la forma en la que las generaciones nativas digitales (millenials y z’s) se asustan. El nombre que denomina a esta cultura viene de la acción copypaste que indica el modo de proceder ante una historia creepy que se encuentre en la web. Copiar y pegar la historia en cualquier lugar de internet es el motivo y el proceder de esta cultura.

Para que una historia sea considerada creepypasta debe cumplir ciertos requisitos. En primer lugar, es necesario que aparezca por todos lados en internet, que se haga viral; en segundo lugar, está el componente emocional: una historia creepypasta debe causar miedo, angustia o perturbación en sus lectores. La historia puede contarse en muchos formatos pero siempre debe surgir online, puede contarse dentro de un videojuego, como un cuento corto, en video y hasta en fotografías, y casi siempre son anónimas. En los inicios del movimiento 4.chan era el mayor distribuidor de estos contenidos. Hoy, la página creepypastas.com se posiciona como el sitio más visitado para consumir estas historias.

Static Screen Shot Man (Flickr/Justin March, CC BY 2.0)

Terror para gamers

Los videojuegos son una de las plataformas (casi naturales) favoritas para crear historias de horror. La sensación de piel de gallina salta de la realidad virtual en forma de personajes muertos o misteriosos. Una de las historias más conocidas y creepys de internet proviene del videojuego The Legend of Zelda.

La historia cuenta que una persona se hace acreedora de una consola de Nintendo 64 con un casete de la segunda entrega — de esa generación — del videojuego The Legend of Zelda titulado Majora’s Mask, encuentra que hay un juego guardado a nombre de “Ben” y decide borrarlo. En cuanto la partida de Ben desaparece el juego se comporta de manera extraña, los personajes se refieren a la persona que juega con el nombre Ben, la consola se reinicia y la partida de Ben sigue ahí. El personaje principal de Zelda — Link — aparece en llamas frente a la pantalla y al final muere, la canción del videojuego se escucha al revés y cuando esta horrible escena termina, en la pantalla aparece una ventana con las leyendas “Your turn” y “You shouldn’t have done that.”

Vía mercenaryblood

De Ben se dice que fue un niño que murió ahogado a manos de sus bullyes y que logró introducir su alma en el videojuego que por esos días era su adicción: The Legend of Zelda. A través de éste podría vengarse de sus asesinos y ocasionar pesadillas a los que llegan a dar con él en el transcurso del juego. La historia de un fantasma en un cartucho está claramente adaptada a un modelo de vida tecnológico pero la idea de un objeto encantado es ya muy vieja.

Otra historia famosa que proviene de un videojuego y que es muy conocida es la de los suicidios de niños adictos a jugar la primera versión de Pokemon Rojo y Pokemon Verde, creada por la compañía Game Freak en 1996. En el verano de ese mismo año se registraron varios casos de suicidio en niños de entre 7 y 12 años en Japón, todos compartían la adicción al juego y cuando las autoridades analizaron esta línea de investigación encontraron que en todas las consolas de las víctimas el juego finalizó en el nivel llamado Pueblo Lavanda, en donde se encuentra la Torre Pokemon y que resguarda a los pokemones muertos.

En este nivel del juego se podía escuchar de fondo algunas melodías bitonales que influía en el estado emocional de los jugadores. Se dice que esa música contenía decibeles muy intensos que sólo podían ser detectados por oídos en desarrollo –como el de los niños– y que a la larga provocan migrañas, insomnio (lo que les daba oportunidad de jugar toda la noche) y al final, vómitos, náuseas y una sensación de depresión tan fuerte que, supuestamente, llevó a muchos a terminar con su vida. La verdad es que Japón es uno de los países con los índices de suicidio más altos del mundo y entre la población hay más razones de peso para tomar la decisión de suicidarse que los tonos de un videojuego, pero la de Pokemon es una gran historia de la comunidad creppypasta.

El terror en los videojuegos se extiende a través de millones de historias y aunque muchas de ellas sean inventos y manipulaciones, nuestra sed de fantasía puede quedar satisfecha.

Vía: kotaku

Episodios perdidos

Episodios perdidos y finales alternativos son la meca de esta modalidad de creppypastas. La muerte de algún personaje importante es un recurso al que muchos videos de episodios perdidos recurren.

Dentro de la comunidad se reconoce a Suicide Mouse como el primer video creepypasta de la historia. En él vemos a un vintage Mickey Mouse caminar por la calle durante 5 minutos. Mientras la pantalla se distorsiona, el personaje camina con dificultad y con un semblante de angustia (algo a lo que los episodios de Disney no nos tienen acostumbrados). Más tarde aparece el efecto de zoom in y zoom out en la pantalla que da el efecto de estar manchada por aceite. Para este momento del video, la cara del ratón es otra: ahora luce una sonrisa perturbadora, los ojos grandes y abiertos y sus manos se mueven como si quisiera alcanzar algo con desesperación, la pantalla se hace esférica y la imagen se distorsiona, la cara de Mickey queda en primer plano completamente fuera de sí mientras de fondo escuchamos gritos espeluznantes.

El suicidio de Calamardo también es un capítulo insignia de la cultura creepypasta. En él, el antagonista de Bob Esponja se presenta a un concierto en el que toca una trompeta, después de los abucheos del público, Calamardo regresa a casa en donde entra en un estado catatónico y de frustración por su fracaso musical y después de una sesión de lloriqueos muy reales y sonidos intensos de trompeta , sus ojos aparecen ensangrentados, como si se hubiera lastimado con sus propios tentáculos. El video termina con el efectivo suicidio del personaje cuando este se dispara una escopeta en la boca. Lecturas más detenidas pudieron detectar fotogramas de un niño muerto y descuartizado de aparentemente de uno 6 años de edad (aproximación random).

free tv texture (Flickr/Bradley Stephen Wise, CC BY 2.0)

Finales alternativos

Uno de los finales alternativos más perturbadores que se conocen en la historia de la cultura creepypasta no es precisamente violento (o gore), sino más bien difícil de procesar emocionalmente. En el supuesto episodio final de la caricatura Super Campeones vemos una especie de semblanza de la vida Oliver Atton– el protagonista de la caricatura– en la que hay un momento decisivo para su carrera futbolística, el primer encuentro con un balón.

En el final televisado la semblanza es idéntica, Oliver casi es atropellado por un camión al querer recuperar un balón de fútbol pero sale ileso y esta situación empuja toda su carrera hasta convertirlo en campeón mundial, pero en el otro final, vemos que el jugador despierta en una cama de hospital y ¡no tiene piernas! La semblanza no sería entonces más que un sueño que comienza con el accidente en el que es atropellado y por el cual pierdes ambas extremidades.

Otro de los finales alternativos más extraños (por el comportamiento de los personajes de la serie) es el de Papá soltero. Este show familiar que retrata la vida cotidiana de un padre que educa a tres hijos. En el final televisado los hijos de César (interpretado por el actor y cantante César Costa) dejan el departamento en el que crecieron y donde se desarrolla gran parte de las historias de la serie para hacer sus vidas de manera independiente. Cuando César se queda solo, las luces se apagan y se anuncia el final, sin embargo, en el final alternativo, después del apagón el padre que ha sido abandonado se sienta en la mesa de la sala, de frente a la cámara mientras que, en el fondo sonoro, se escuchan gritos de desesperación. Da la sensación de que César se sumerge en una oscuridad emocional espeluznante.

Cuando la línea entre la realidad y la ficción es difusa

Muchos han sido los casos en los que se actúa en nombre de una historia (generalmente falsa) que corre por internet. El alcance de este medio y su capacidad para ser manipulado han alcanzado escenarios fatales. Tal es el caso de intento de homicidio que cometieron dos niñas en Wisconsin, Estados Unidos, a nombre de Slenderman. La influencia de este ser las consujo a apuñalar a otra en 19 ocasiones para impresionar al personaje virtual. Con este homicidio ganarían el estatus de agentes del hombre del traje.

Slenderman surgió de un concurso de edición de fotografía en el que se veía a una figura humana alargada y sin rostro que acompaña principalmente a los niños y siempre en escenarios oscuros, entre las tinieblas. Su existencia ha sido una de las piedras fundacionales de la cultura creepypasta y motivo de creación de varios videojuegos.

La página web creepypasta.com reaccionó a noticias como la de Wisconsin con un mensaje en el home en el que se deslindó de la incapacidad de los consumidores de sus contenidos de distinguir entre la realidad y la ficción.

Como humanidad deberíamos elegir, de entre los monstruos, a los que de hecho no nos lastimen. Para mi generación, los monstruos bajo la cama son una mejor opción cuando deseamos sentir un rush de terror.

Por Judith Campiña.

Vía Wifflegif.

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