El artista que nos muestra los “sueños y alucinaciones de las máquinas”

Refik Anadol utiliza grandes colecciones de datos y algoritmos de Machine Learning para crear fascinantes instalaciones

Cristóbal Undurraga
Option.blog
4 min readJan 23, 2020

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Melting Memories, pantalla LED 6x5 mts. en Pilevneli Gallery, Istanbul

Machine Intelligence

El año 2016, el artista turco, que ya se encontraba trabajando con datos y algoritmos, fue invitado a ser residente del Google’s Artists and Machine Intelligence, donde aprendió a trabajar con Inteligencia Artificial y a aplicarla en sus instalaciones artísticas. Este fue un punto de quiebre en su carrera, que hoy lo tiene posicionado como uno de los más destacados artistas contemporáneos del momento.

Su primer proyecto luego de esta experiencia fue Archive Dreaming, en el que empleó algoritmos de Machine Learning para buscar y clasificar relaciones entre 1.700.000 documentos de un centro de investigación en Turquía (SALT Research). En esta obra, las relaciones que los algoritmos detectan entre los datos son presentadas en una instalación de medios inmersivos, que cuando está inactiva, “sueña” con correlaciones inesperadas entre documentos.

Archive Dreaming, Refik Anadol

Data Sculptures

Si analizamos sus obras, nos damos cuenta de que están compuestas por millones de piezas pequeñas, donde cada punto representa un dato, que finalmente dan forma a lo que el artista llama “Data Sculptures” (Esculturas de Datos).

Este concepto no es nuevo, ya en 2011, la artista Nathalie Miebach, comenzó utilizando datos meteorológicos de grandes tormentas para convertirlos en esculturas complejas que encarnaban las fuerzas de la naturaleza y el tiempo. Luego, estas esculturas eran transformadas en partituras musicales e interpretadas por un cuarteto de cuerdas.

Chutes and Ladders, Nathalie Miebach, 2015
Madera, Papel, Datos

Sin embargo, Refik Anadol dio un paso más allá al incluir la Inteligencia Artificial, añadiendo una red neuronal a la ecuación, que recibe la información y la interpola, creando imágenes en movimiento.

“Siempre especulé con la idea de, ¿pueden los datos convertirse en un pigmento? Al final, son números. No tienen esqueleto ni piel. Lo que estoy tratando de hacer como artista, es encontrar el algoritmo que pueda narrar ese momento de datos. De alguna forma, hacer visible lo invisible.”
Refik Anadol en entrevista con Wired.

Melting Memories

Anadol también ha utilizado sus esculturas de datos para mirar hacia adentro del cerebro humano. Luego de enfrentarse al Alzheimer de un familiar, el artista se asoció con neurocientíficos del Neuroscape Laboratory de la Universidad de California, San Francisco, para recopilar una nueva fuente de datos, los recuerdos.

“Pensé en la información más preciosa y privada que tenemos como humanidad”

Para esta obra, recopiló datos sobre los mecanismos neuronales de personas que reflexionan sobre sus recuerdos de infancia a partir de un EEG (Electroencefalograma), que mide los cambios en la actividad de las ondas cerebrales y proporciona evidencia de cómo funciona el cerebro a través del tiempo. Este conjunto de datos constituyen los bloques de construcción que los algoritmos utilizan para que el artista cree las estructuras visuales multidimensionales en exhibición.

Machine Hallucinations

La última serie de Remik se llama “Machine Hallucinations” y por el momento cuenta con dos obras. La primera se desarrolló con una red neuronal que creó una cartografía alternativa de más de 100 millones de fotografías de archivo de la ciudad de Nueva York, explorando la relación entre la ciudad y sus habitantes a través de una nueva dialéctica del lenguaje visual y la percepción.

La segunda, combina datos de exploraciones espaciales con “sueños” generados por algoritmos de Machine Learning, que se basan en el análisis de un conjunto de datos de más de 1,5 millones de imágenes del High Resolution Imaging Experiment (HIRISE), que cuenta con fotos en alta resolución de vastas áreas de terreno marciano.

“La ciencia enuncia significados; el arte los expresa”

Esta tesis del filósofo estadounidense John Dewey, escrita en 1934 en El Arte Como Experiencia, está más en entredicho que nunca con los últimos avances en Inteligencia Artificial y el trabajo de artistas como Refik Anadol.

Para Dewey, el rol comunicativo de la ciencia se limitaba a la enunciación, es decir, a proporcionar las condiciones bajo las cuales se puede obtener la experiencia de un objeto o de una situación. En este sentido, califica una enunciación como buena o efectiva, en la medida en que estas condiciones son enunciadas de tal manera que puedan ser utilizadas como direcciones claras y precisas que hagan posible llegar a la experiencia.

“Tomando el viejo ejemplo típico, la afirmación de que el agua es H2O, es primariamente una enunciación de las condiciones bajo las cuales el agua llega a existir. Con todo, es también, para aquellos que la entienden, una dirección para producir agua pura y para verificar cualquier cosa que pueda ser tomada por agua”. John Dewey (1934), El Arte Como Experiencia, pág 96.

Según su planteamiento, la ciencia es el modo de enunciación más útil como dirección. Pero, a diferencia del arte, la ciencia nunca es expresiva acerca de la naturaleza interna de las cosas.

Refik Anadol

Casi 90 años después, el arte de Refik Anadol utiliza los avances científicos y tecnológicos precisamente para expresar significados y generar una re interpretación de la naturaleza interna de las cosas.

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