Hard Rhythms: Cinco años después de Lulu, el mejor álbum de Metallica

UnPajerodeCalle
4 min readNov 6, 2016

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¿Quién diría que nuestra preferida banda del Big 4 nos sorprendería aquel 31 de octubre del 2011 con un peculiar y muy digerible álbum de heavy metal, cuyas letras poéticas y voz principal son dirigidas por nada más y nada menos que el mismísimo Lou Reed? Y como si fuera poco, incluso se presentaron en concierto tocando algunos temazos de este disco, ganando notoriedad al cosechar críticas varias y muy buena recepción como si de un nuevo Master of Puppets/Transformer estuviéramos hablando… *sarcasm mode off*

Así es, amigos, el día de hoy vamos a dedicarle unas cuantas líneas a Lulu, el bodrio incomprendido de Metallica (del que debería haber dedicado esta entrada justo el 31 de octubre pasado, pero ni puto caso porque soy un flojo de mierda) que en realidad le pertenece a ese tal vejete de Lou Reed.

Sobre el disco

Aunque viniera a tirarle mierda a Lou Reed y aplaudir como simio a Metallica por la instrumental como la mayoría de los metaleros mugrientos que en su vida han escuchado música ajena al metal, mencionaría claramente que aprecio bastante la discografía de la oveja negra del trío homosexual de Berlín (David Bowie, Iggy Pop y el susodicho exmiembro de la Velvet Underground), aunque hay que admitir que este disco no es más que heavy metal con poesía hablada, algo que podría haber resultado “vanguardista” hace poco más de treinta años. Pero ni eso, cada quien va por su camino como en aquellos tiempos en los que improvisabas cualquier mierda y de repente la crítica lo llamaba arte, y ya que estamos en pleno siglo XXI, eso de fusionar géneros con fines infumables ya no es la gran innovación en nuestros días.

La estética de Lulu, tosca y denigrante, es un tanto oscura y seria, mas con la voz desgastada de Lou Reed al mando deja mucho que decir. En efecto, si separáramos la voz de Lou y la instrumental (algo así como en The Gift de The Velvet Underground) tendríamos dos cosas distintas que sin juntarse irían bastante bien. No hay que olvidar los temas largos y fácilmente olvidables, la coherente letra de esta obra, los acompañamientos vocales de James Hetfield y bla bla bla… Como sea, a duras penas el trabajo de estudio entre ambas leyendas se me hace comprensible, sacando a lucir los temas “Brandenburg Gate”, “The View”, “Mistress Dread” y “Junior Dad” como únicas perlas en esta obra, dejando el resto de material para gustos subjetivos. La verdad no sé qué tenían en mente al querer sacar este tipo de cosas para un público que no cuadra para nada, no obstante ningún tipo de público cuadra para este álbum.

Frank Wedekind, el autor de la ópera de mismo nombre en la que se basó este álbum.

Sobre la crítica

Si algo he de resaltar sobre Lulu que no sea la música en sí, ese algo es la recepción negativa. De cuando en cuando me saca de quicio tener que leer la opinión del fan promedio de Metallica de Lulu, argumentando sin tener la mínima idea de quién fue ese vejestorio de Lou Reed, por lo que ya es predecible con qué saldrá si le hablas de este disco. Es más, aún no me queda claro el porqué del odio hacia Lou Reed, con la muerte de Cliff Burton igualmente Metallica no volverá a sus inicios.

Todo tuvo sus inicios a partir de unas cuantas performances en 2009 en el Rock and Roll Hall of Fame, en el que Lou Reed y Metallica se presentaron y quedaron “de acuerdo” en grabar un álbum de estudio con fines experimentales. Dos años después, esta fantasía pseudovanguardista se hizo realidad y de tantas duras sesiones de grabación, el abuelo y los posers dieron su obra a la luz. Sin embargo, no tardaron los metaleros ultraconservadores en soltar sus críticas destructivas contra Lulu hasta el punto de lanzarle amenazas de muerte a Lou Reed por “arruinarle la carrera” a una prestigiosa banda de thrash metal, aunque de nada sirve dispararle a un viejo cuya fama estaba en la ruina desde hace más de cuarenta años.

Casualmente este tipo de cosas ocurre cuando te encierras en un género y después quieres experimentar algo nuevo pero tus fans se quejan de que te has vendido o de que ya no tienes el toque, algo así pasa siempre en el metal, pero nunca viene bien generalizar. Aparte del arenero provocado por otra de las bromitas de Lou Reed, quedan críticas cuerdas que igualmente le tiran mierda al disco, pero sin llegar a insultar a Lou, lo cual es más razonable pero menos inteligible.

Irónicamente, todos en estudio estuvieron a gusto con los resultados de la grabación, en especial James Hetfield (foto), quien dice sentir tristeza al escuchar Junior Dad.

Conclusión

Lulu podría haber sido un buen álbum desde un complejo punto de vista, pero verdaderamente es una lástima que nadie durante ese período de grabación haya tenido esa cualidad. Una versión sin letra de esta cosa podría haber superado las expectativas e incluso tendría gran repercusión ahora mismo, pero no hay quien entienda a la ambiciosa industria musical que día tras día se va cegando a sí misma con su pasado.

¿Calificar con números? No lo creo.

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UnPajerodeCalle

Otro irónico editor del montón que tiene que explicarse porque nadie le comprende (nada que ver con las únicas y diferentes uwu)