Notorio

Simples como tales, ubicados donde su nombre lo indica tienen ese lugar para ocupar lejos del desorden y de todo aquello que pueda ser usado como posadero. Se alejan ya las mangas largas que repudiaron inviernos y dan lugar a la vision total y desprotegida de varias partes del cuerpo. No siempre he de pensar que un abrigo te calma el frio, sino que cada cambio de estado son alterados por grandes trozos de tela entrelazada de hilos de tiempo. Es poco decir que no son nada pero cuando uno las guarda, solo recuerda en ocasiones que estan y que muchas veces nos perturban el sueño.

“No dejo que mates mi vida, pero si que la protejas, dandome abrigo en el alma” resuena en mi cabeza de reiteradas maneras cuando oigo al pasar por al lado de un hombre destruido, abatido y sin fuerzas yacido sobre la espesa selva de cemento hogar de cientos de huellas.

La vida da temporadas, da ocasiones, da oportunidades y recibe su contra parte, solo que para que ello sea posible tu piel no la debes olvidar nunca, que es tu capa, tu cubierta, tu manto térmico. Dado que tenes que pensar en no olvidarte de ella, la llevas en viajes mentales por lugares inexistentes físicamente, pero de igual composición, que lo hace de una importancia de mayor reelevancia que la misma realidad.

En fin, la vida te da un abrigo, te lo quita, y lo guarda. Lamentablemente no sabes como tratar de ocultar en donde ocupe menor espacio, pero de este modo, lo haces.

Decir que no, es pensar en si mañana. Triste y estupida cabeza. Cambia tu dirección. Solo usas abrigo cuando realmente lo necesites.

Hoy te guardo prenda de abrigo. Hasta otra etapa. Próxima estación. Esperanza.