El Emprendedor Contra su Idea

Ángel Otero Mac Kinney
Innovation Insider by Ozmo
3 min readJun 27, 2017

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Generalmente los emprendedores tomamos el camino del desarrollo de negocios porque nos enamoramos de una idea. Hablo por mí, pero conozco muchos casos cercanos. Muy poca gente (nadie que yo conozca) crece pensando “voy a ser un emprendedor” así como “voy a ser [bombero] [doctor] [futbolista] [inserte la profesión sexy de su preferencia]”. En muy, pero muy pocos casos habrá quien piense “voy a ser un hombre de negocios” (lo cual tampoco necesariamente implica emprendimiento). Sin embargo un buen día de inspiración, en una plática de café con un amigo, te das cuenta de que tienes una idea millonaria. La plática se convierte en reuniones semanales para discutirla. Contactas a un grupo de gente interesada, todos se enamoran del proyecto. Y sin darte cuenta, te conviertes en un emprendedor. Pero nuevamente no piensas en ser emprendedor, piensas en LA IDEA.

Un par de años después tu idea llega a un callejón sin salida; las razones pueden ser muchas, pero es altamente probable que esto pase. Decides matar la idea, te haces a un lado, y te enfocas en otras prioridades más inmediatas (a veces, un trabajo en una empresa). Pero algo en ti cambió a lo largo de ese proceso. Llenar timesheets te molesta más que antes, y la “seguridad” (acentúense las comillas) de las quincenas ya no tiene el mismo valor. El problema es que no tienes una idea. Tu idea murió y con ella tus posibilidades de emprender un negocio en el corto plazo. Falso.

Llega el día en el que otra plática de café se convierte en un proyecto — diametralmente distinto al primero — que te atrae. Quizás no es la idea millonaria de hace unos años; es más, ni siquiera te emociona tanto realizarla, pero esta vez te emociona algo totalmente distinto: repetir la aventura de emprender, dejar atrás la comodidad del establecimiento y la falsa seguridad. De pronto te das cuenta de que mucho más allá de una idea, quieres emprender. Un emprendedor, dice Brett Nelson para Forbes, es aquel que identifica una necesidad, cualquier necesidad, y la satisface. Él hace hincapié en la palabra “cualquier”. Es importante esta definición, porque a diferencia de otras desmarca a la persona, al emprendedor, de una idea particular.

Al final del día, es muy cierto. La enorme mayoría de los emprendedores se mezclan con negocios, mercados e industrias múltiples a lo largo de su vida; porque de una u otra forma su talento no está suscrito a un campo específico. Cualquiera que sea su proyecto, debe asumir un papel multidisciplinario en las etapas iniciales. Y esa predilección por el riesgo y desapego por la estabilidad que lo caracteriza, generalmente provoca que una vez que logré estabilizar algún negocio, mantenga la inquietud de darle forma a nuevas ideas.

Así que si estás empezando por el camino del emprendimiento y tu idea inicial está pasando por un bache, recuerda que tu valor como emprendedor no depende de una idea. Sigue buscando esas platicas de café inspiradoras y acercándote a la gente que te ayuda a generar más ideas.

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Ángel Otero Mac Kinney
Innovation Insider by Ozmo

Co-fundador y Director en Ozmo. Estratega y Diseñador para la Complejidad. Mi interés: Personas. Estrategia. Tecnología. En ese orden.