Una Oficina Incómoda

Hace algún tiempo platicaba con Jorge Smeke, en ese momento Director del Departamento de Estudios Empresariales en la Universidad Iberoamericana. Alguien comentó que era terriblemente complicado encontrarlo en su oficina, a lo que él contestó: “pues claro, yo sí trabajo”. Por contradictorio que suene para las personas que están acostumbradas a reportar “horas nalga” en sus oficinas, es muy cierto que hay un perfil de trabajos para los que la oficina no es más que una base de operaciones que únicamente se usa para cumplir una parte mínima del trabajo requerido. Lo que realmente le aporta valor al trabajo de estas personas está afuera de su oficina, en el mundo real.

Es cierto, tener un lugar dónde se concentran tus herramientas de trabajo más comunes y la documentación que necesitas casi siempre es necesario. Sin embargo hablando sobre emprendedores y empresarios, Jorge es tajante cuando dice “Tengan una oficina incómoda. Que no les den ganas de estar ahí más que para lo mínimo indispensable. Su verdadero trabajo está afuera”. Quizás la palabra incómoda puede malentenderse. No se trata de generar un ambiente en el que uno se sienta mal y no pueda trabajar. Se trata de generar un ambiente ideal para ser productivo en las actividades de trabajo, y nada más. Evitar las distracciones. Ponía el ejemplo claro: muy pocas personas necesitan una tele con cable en su oficina, o un videojuego. “Porque una vez terminado el trabajo que debe hacerse en la oficina, más te vale tener algo que hacer fuera de ella”.

Agregó al final una recomendación paralela: “Cuándo no tengas nada que hacer, primero preocúpate, y luego sal a la calle a tocar base con tus contactos”. Los negocios crecen a través de las redes de contactos que uno es capaz de generar tanto dentro como fuera de su ambiente de trabajo. Así que mantener saludables nuestras relaciones personales es una de las cosas que en el futuro puede potenciar nuestras ideas y nuestros proyectos.