Estremecimiento nocturno

Nunca un temblor nos había despertado a todos en la casa y obligado a abandonar las habitaciones para buscar -juntos- algún lugar sin un techo que amenazara con caer y sepultarnos.

Los coches brincaban, los postes parecían niños jugando a brincar la cuerda… y la luz, de pronto se extinguió. Sólo se oía la voz de familias murmurando en la oscuridad con profusa agitación.

Escribo esto apenas retorna la luz a mi habitación y revela las pequeñas grietas recién formadas en la pared, líneas tan finas que parecen haber sido dibujadas con toda la intención de comunicar un mensaje que la ausencia de lucidez me impide desvelar.

Termino estas líneas entre pequeñas réplicas del estremecimiento nocturno, viendo como las camisas colgadas dejan de mecerse tras haber sacudido el polvo y así volver a su estatismo natural. Espero que la cama, y la calma, permanezcan inmóviles para lograr conciliar el sueño -tan anhelado- en medio de esta noche cargada de intranquilidad.

Cuento corto de media noche inspirado por el reciente sismo de 8.1 grados en el sureste de México.

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

08 de septiembre de 2017.