‘ReBorn This Way’: En defensa del pop cutre de Lady Gaga

Volviendo a escuchar el absurdo tercer álbum de la estrella del pop, que nos revela un glorioso trabajo de mal gusto

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Por DJ Louie XIV. Traducido por Laura García.

La película de John Waters de 1972, Pink Flamingos, está considerada como «un trabajo de pésimo gusto», y lo es. La película pone toda la crudeza al límite de lo absoluto, culminando notoriamente con una drag queen comiendo mierda de perro. En realidad, Flamingos es completamente cutre, cruda realidad de pésimo gusto en forma de arte, pero es cutre en el mejor sentido de la palabra. Waters disfruta de corazón con la sordidez, se deleita con la demencia y con el ímpetu de exagerarlo todo completamente.

La inclinación de Waters por esta basura ha encontrado una improbable aprendiz contemporánea en Lady Gaga, una artista que ha utilizado la extravagancia obscena para ganar ventaja a su favor, y, a veces, ha sido capaz de convertir su estilo hortera y extravagante en arte. Una distinción principal entre los dos es que, por supuesto, Gaga fue una vez, una de las artistas más populares del mundo

Desde 2008 y hasta finales de 2010, Gaga tuvo un récord sin precedentes de singles colosales, un personaje público estándar y cambiante y un dominio absoluto de la cultura popular. Pero así como Pink Flamingos fue el plato fuerte de Waters en su adoración a la bazofia, también lo fue el tercer álbum de Gaga, en 2011, Born This Way, un álbum orgullosamente insípido y alegremente presuntuoso, que rápidamente terminó con su reinado como Pop Doyenne. Born This Way está considerado una de las mayores chapuzas de la historia de la música popular.

Pero, ¿es realmente un desastre tal y como ha sido catalogado? Indudablemente, las perspectivas de los comerciales de BTW no estuvieron a la altura de los trabajos anteriores de Gaga, pero, ¿podría su indulgencia descarada, sordidez y exageración, de hecho, hacer una observación a la devoción del estilo en su declaración más honesta? ¿Es Born This Way un disco pop fallido o es en realidad una obra maestra de lo cutre?

Revisando recientemente el álbum, me he preguntado si hemos estado viendo Born This Way incorrectamente. Porque mientras quizá no sea un «gran álbum» es, en cierta forma, un noble trabajo de mal gusto.

Es difícil de recordar ahora, pero hace apenas cinco años, la cultura del pop existía meramente en la imagen de Lady Gaga. Desde su primera aparición en 2008 y hasta el lanzamiento de su segundo álbum The Fame Monster, en 2010, Gaga no podía pestañear sin generar atención masiva. Fue un nivel de saturación de los medios como solo la era de Twitter adoptaría y ella bordó a la perfección el nuevo sistema. Incluso parecía una persona completamente diferente cada día.

En este período, Gaga experimentó lo que Tom Ewing acuñó como la «fase imperial» de una estrella del pop en la que una súper estrella se convierte en alguien tan influyente que es incapaz de hacer algo mal de cara al público, marcando la agenda para todo el género simplemente por existir. Lady Gaga logró este imperio más rápido que cualquiera de sus predecesores — más rápido que Michael o Madonna, Prince, Beyonce, Kanye y ahora, Taylor Swift.

Gaga experimentó una «fase imperial», en la que una súper estrella se convierte en alguien tan influenciable que es incapaz de hacer algo mal de cara al público

En parte fue suerte. Gaga tuvo la fortuna de emerger en la intersección de un importante final y de un importante comienzo. Cuando su ascenso empezó en 2008, su personaje descomunal, sus declaraciones atrevidas y, lo más importante, su estilo extravagante y su exhibición marcó el final de una era de «perfectas» — aunque — benignas féminas estrellas del pop. Britney Spears, Nelly Furtado y Jennifer Lopez, por ejemplo, fueron algunas cantantes de pop que se introdujeron fácilmente en los cánones de belleza y en las normas de la moda, y su libre peculiaridad sexual era el paradigma del pop emergente.

Gaga, con frecuencia ocultando su rostro detrás de máscaras extravagantes y su cuerpo bajo conjuntos chillones, representó una rebelión contra la marca de la iconografía femenina. Pero en vez de dañarla, su vulgaridad ostentosa y apariencia escandalosa la convirtieron en un soplo de aire fresco en contraste con el impecable — y banal — barniz de las mujeres que la precedieron.

Simultáneamente, 2008 marcó el comienzo de una explosión de música house — lo que hemos bautizado con carácter retroactivo como «EDM» — en América. Mientras que la música pre-Gaga era adherida a las figuras del hip hop, Gaga abandonó las influencias del rap por completo en favor de los ritmos four-on-the-floor de la música dance. Este sonido definió el pop en todo el mundo y habia fallado estrepitosamente en los Estados Unidos, pero Gaga demostró ser audaz y profética. El éxito de «Just Dance» y luego de «Poker Face» desempeñaron un papel crucial en el lanzamiento del EDM y en el auge que tuvo en la música popular americana.

Tal vez el aspecto más notable del auge de su éxito, sin embargo, fue la capacidad de Gaga para hacer alarde de su afinidad por lo grotesco sin sacrificar su publicidad. Ella fue un genio fusionando el estilo de mal gusto con la cultura popular de masas. Claro que, ella simularía ahorcarse en la televisión nacional o llevar gafas de plástico cubiertas de cigarrillos ardiendo, pero lo haría mientras cantaba canciones sencillas, radio-friendly. «Paparazzi» y «Telephone», por ejemplo, son encantadoras melodías pop construidas que, a pesar de su aspecto, son llanas y accesibles.

Pero este equilibrio entre lo básico y lo absurdo se demostró difícil de sostener, sobre todo con un mandato público como el que Lady Gaga tenía en la víspera de Born This Way. John Waters una vez animó, «ten fe en tu propio mal gusto» y Born This Way fue el momento en el que Gaga descubrió su inquebrantable confianza en ella. También sirvió como golpe de gracia para su fase imperial.

A menudo, las expectativas masivas han predicho la muerte en la cultura del pop, y esto era, en cierta manera, verdad con la carrera de Lady Gaga: el anticipo de Born This Way no podía haber sido más descomunal. Cuando el álbum salió a las calles a mediados de 2011, Gaga se había validado consistentemente en un nivel tan alto por su absoluto «Gaganess» que parecía infalible. Tenía licencia absoluta para explorar las excentricidades más profundas y los más oscuros abismos de su psique con un público totalmente dado a ella (y un sello discográfico) en su apoyo.

Y no tendría que haber sido una sorpresa: la Gaga más chiflada es también la Gaga más cutre.

Pero no fue el álbum de pop que esperábamos. En su reseña, American Songreader denunció, «Born This Way no es el record histórico que pudiera o debiera ser». The L.A Times lamentó, «Si Gaga simplemente hubiera pasado el mismo tiempo explorando las fronteras musicales como hacía con las sociales, Born This Way podría haber sido mucho más exitoso». El Boston Glove resumió la reacción inicial a BTW de la forma más clara: «Es una decepción, el momento más desinflado en la música pop de este año».

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Para su reconocimiento, Born This Way es el álbum más profundo y extraño — y de pacotilla — en relación a sus trabajos anteriores. En cierta manera, la música la hacía más congruente con su apariencia: casi demasiado desmesurada para soportar. Born This Way es basura pop de la C-List Springsteeniana para gays de trece años que aún no han salido del armario.

El título de la canción, el primer sencillo del álbum, representa muchas de las pesadas piedras que definen el álbum como un todo. Ahí están la cursis melodías horteras de los éxitos de después de mediados de los 80 (en este caso, el «Express Yourself» de Madonna), completamente subvertidos por la temática LGBT con letras de autoayuda tan obtusas que requieren un doble vistazo. «No matter gay, straight or bi, lesbian, transgendered life, I’m on the right track, baby, I was born to survive!» cantaba la mujer que se abrió paso con el estribillo: «Just dance. Gonna be okay! Da Da, Do Do».

Letras pueriles y la cadente falta de tacto abundan por todas partes en BTW. El Kidz Bop de Bonnie Tyler, «Hair», cuenta con el flaqueado puente «I just wanna be free, I just wanna be me, and I want lots of friends that invite me to their parties». «Bad Kids» repugna con «I’m a nerd. I chew gum in your face, baby, I’m absurd». Parte del contenido lírico raya incluso la tontería total. En «Highway Unicorn (Road to Love)», por ejemplo: «She’s just an American, riding the dream. When she’s got a rainbow syrup and her heart that she bleeds». Um… ¿Vale? Ariana Grande puede balbucear palabras, pero su mensaje es claro y comprensible.

En el lado productivo de las cosas, se presentan un conjunto de elementos que inicialmente no tienen sentido. La Springsteen-falía de Gaga es abundante y se manifiesta en canciones como «Marry The Night», «Hair» y, más claramente, en «The Edge Of Glory». Las dos últimas incluso van tan lejos como para contar con la famosa compañera de Springsteen, Clarence Clemons, al saxofón.

Estos exuberantes elementos del rock de los años 80, sin embargo, están envenenados por cursiladas y por elementos del dance-pop que hacen que Born This Way suene como el hijo bastardo de Born To Run, Reading Rainbow y Jock Jams. En contraste a los componentes vivos como Clemons y el piano acústico, están los sintetizadores descaradamente horteras de los años 80, distorsión flagrante y baterías sintentizadas para el four-on-the-floor.

Si todo esto suena a desastre estrepitoso, lo es. Born This Way es el caos absoluto, el sonido de una súper estrella con todos los recursos en la punta de sus dedos, y con permiso de lleno para descarrilar totalmente. También estuvo totalmente fuera de sintonía con la radio, entonces dominada por la «puta ama» y poderosa, Katy Perry con Teenage Dream. Como Tiny Mixtape dijo en su reseña de 0/100, «Pienso en este cero como un orificio enorme y oscuro». Yo también rechacé Born This Way al principio como el resto del mundo, estancándolo en mi cabeza durante los siguientes cuatro años. El álbum llegó a tener menos de la mitad de ventas que su predecesor.

A finales de 2014, cogí el artículo de Jody Rosen, «In Defense of Schlock Music», dónde el crítico resume el valor a menudo despreciado de la mala calidad. «La bazofia, en su máxima expresión, es donde el mal gusto se convierte en gran arte. La basura es la música que subyuga todos los demás valores en un brutal impacto emocional; pretende abrumar, a base de golpes, los sentidos para entregar a la catarsis tal y como un linebacker hace un placaje clothesline». Cuando leí esta declaración, inmediatamente pensé en Born This Way y decidí volver a escucharlo con «oídos limpios».

Escuchando el disco, ajeno al arco de ascenso y caída de Gaga, libre de expectativas mortales — y gracias a Rosen, de la carga de buen gusto — me reveló muchos bienes en el BTW. No es siempre un disco bonito, sin dudas, pero, de alguna forma es uno que me sigue fascinando, mucho más de lo que puedes decir de la mayoría de los discos de pop modernos. Más que eso, mi regreso a Born This Way me dio a conocer uno de los discos mainstreams del pop más fascinantes y enigmáticos que se han producido nunca, causa de su incómodo atracón. Quizás sí que es una gran pieza del pop de mala calidad, pensé, más Waters que Perry. ¡Ajá!

«Marry The Night», por ejemplo, se presentó en un principio, como una balada de órgano antes de que el gruñido de un sintetizador resonara en el fondo y golpeara la batería con una programación que parece hacerse con todo el asunto. Hay dos puentes, un desglose funk, reclamaciones apasionadas por ser una «reina guerrera», referencias a un crucero gay, un gancho que interpreta astutamente en «Waiting for Tonight», de Lopez, y finalmente, una extensa intro de gemidos. ¡Y esta es solo la primera canción! Son elecciones desenfrenadas, indulgentes y creativas que hacen que «Poker Face» parezca un bastión de elegancia, unidad y prudencia.

Me encontré intentando meterme en la cabeza de Gaga: quizás las letras son infantiles a propósito, ¿un reflejo de los deseos de la cultura del pop para una matizada simplicidad? ¿Tal vez el sonido abrasivo es un comentario sobre la fealdad de un mundo que no acepta a los chicos gays? ¿O quizás es la manifestación sonora de la agitación interna de un adolescente encerrado en el armario? ¿Son estos ostentosos datos una producción de elementos en un referendum de nuestro karaoke popular-cultural con fetiches triviales, entre otras cosas, con estética de los años 80?

O quizás no fue nada de esto. Quizás esto es simplemente lo que Gaga cree que es bonito. Finalmente nada de eso importa. Volviendo la vista atrás, como en la mayor parte de su estilo, la naturaleza de BTW es absolutamente confusa — es pura rareza — es una gran parte de esta intriga. Es esa alta complejidad disfrazada de infamia confusa.

Y de alguna forma, el álbum todavía se las arregla para aterrizar en el nirvana del pop un par de veces: «Edge of Glory», «Judas» y «You and I» son algunos de sus mejores materiales. A veces, la gran basura y el mejor pop son lo mismo. También era un poco como una visión de futuro a la que al principio no le di crédito. Escucha los gritos guturales que preceden al puente de «Bloody Mary» y dime que no escuchas un poco a Yeezus, un álbum que todavía estaba a dos años por salir.

Escuchándolo de nuevo, también me di cuenta del golpe que Born This Way supuso en el contexto del complejo industrial de la cultura pop moderna. Extravagancia genuina, la libertad para ser un desastre desagradable, es algo que está casi ausente en la alta eficiencia, las riquezas del mundo del Dr. Luke que definieron la radio pop del siglo XXI. En Born This Way, Gaga sacó en un momento a su drag queen comiendo mierda de perro, respaldada por el mayor sello discográfico de la tierra. Fue una subversión de la cultura del pop en su nivel más alto, en cierta manera, el logro más profundo de Gaga.

Lo más registrado, sin embargo, y lo que mantiene el caos titánico de Born This Way en juego es la propia Gaga. En la reseña de Rob Sheffield de Born This Way para Rolling Stone, concluye correctamente: «Cuanto más excesiva se pone Gaga, más honesta suena ella». De hecho, su formidable banda y, lo más crucial, su abundancia de apertura de corazón a lo largo del álbum es la cuerda que ata hermosamente este peligroso y vulgar disco. Nos vende cada nefasto tópico y se baña sinceramente en cada sintetizador estridente. Ella cree en esta bazofia y consigue que te lo creas. Ella «se entrega a la catarsis como un linebacker», como dice Rosen. Incluso he llegado a sentir como si Lady Gaga verdaderamente se preocupara por mi. ¿Qué más podrías pedir de un disco pop mainstream?

Por supuesto, nada de esto convierte a Born This Way en una gran pieza musical — sigue siendo duro de escuchar, igual que Pink Flamingos es dura de ver — . Y tras BTW, la carrera de Gaga no promete un futuro en la gran escala de la basura de la música pop.

Recientemente, hemos tenido su mea-culpa, con Artpop, que parecía la antítesis de BTW: completamente carente de firmeza. Luego, la hemos tenido en sus incursiones de buen gusto: su álbum de duetos de jazz con Tony Bennett y su hermosa actuación de la clásica «Sound of Music», el fin de semana de la ceremonia de los Oscar. Se ha ido su presentación subversiva: los vestidos hechos de carne, las diademas de langosta en su cabeza y el orgullo desagradable. Tras BTW, Gaga cae mucho más en la línea de las expectativas femeninas de las súper estrellas Pre-Gaga: pelo rubio, largo y vestidos brillantes son su nuevo look, por ejemplo.

De alguna forma, la lujuria de Gaga por la infamia, su afinidad con el mal gusto irrespetuoso, fue insostenible para una estrella del pop moderna. Pero sí que es verdad que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, y es difícil no echar de menos el rollo «guarro» de Gaga, tal vez la Gaga más real, y su cima con Born This Way. Desearía que todos lo hubiéramos apreciado más cuando estaba sucediendo. Porque al final, los sentimientos de Waters lo decían mejor: «El mal gusto es sobre lo que el entretenimiento trata».

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