«Sobre el sexismo en [el mundo de] la tecnología»

Alejandra Quintero
7 min readOct 8, 2014

--

Editado: Poco antes de la publicación de esta respuesta, el título del post fue cambiado de «Esta es la última cosa que tendrás que leer sobre sexismo en [el mundo de la] tecnología»

Anoche, alrededor de las 9 pm, estaba en la sala común aquí en Medium, depurando un código nuevo y hablando con mis colegas a ver si pedíamos comida china, cuando a mi compañero de trabajo Tess se le escapó un suspiro de derrota, y me mostró su teléfono.

—¿Viste esto?

Mis ojos aterrizaron en el conocido logotipo, y debajo vi una nueva historia titulada: «Esta es la última cosa que tendrás que leer sobre sexismo en tecnología». De inmediato entendí por qué Tess estaba molesto.

—¿La última cosa? ¿Cómo puede ser la última cosa?

—¡Una simple lectura de 16 minutos!

¡Si tan sólo hubiese sabido hace años que un texto de 16 minutos de lectura podría resolver el problema del sexismo en la tecnología y negar la necesidad de futuras discusiones en educación sobre el tema, me habría ahorrado — y a muchas otras mujeres— un montón de tiempo y frustración!

Deseé que fuese cierto. De esa forma podría enviárselo al antiguo ingeniero senior del equipo en Google, que normalmente hablaba por encima de mí en las reuniones, como si yo ni siquiera estuviese ahí, ¡y él nunca le volvería a hacer eso a ninguna mujer! ¡Yo podría tuiteárselo a todos los hombres que han regurgitado mis ideas como si fuesen de ellos en todos estos años, y ellos instantáneamente me hubiesen dado el crédito que yo merecía! ¡Podría haber hecho que los candidatos que entrevisté lo hubiesen leído antes de hablar con ellos, y ellos no hubiesen asumido automáticamente que yo estaba en el departamento de contratación o en recursos humanos! Podría habérselos enviado por correo electrónico a mi antiguo CTO extremadamente sexista, y él hubiese dejado de hacer comentarios lo suficientemente groseros, como para que las mujeres jóvenes cuestionaran seriamente si están en el campo de trabajo correcto. Y esos son sólo mis problemas, los problemas del día a día a pequeña escala con los que he lidiado por años. ¡Imagínense si esa hubiese sido una lectura obligatoria en el currículo en todo el país! ¿Qué tal si todos los inversionistas en Sillicon Valley lo hubiesen leído? Imaginen si hubiese tenido el poder definitivo:¿curar el prejuicio?

La implicación sería que llegaría un punto (¡quizás uno en el futuro cercano!) donde pudiésemos declarar el problema de las mujeres en la tecnología «resuelto», envolverlo con un pequeño lazo y luego los geeks en computación pudiesen centrarse en lo que mejor saben hacer —escribir código— y dejar de preocuparse por cosas como la igualdad.

En fin, quizás yo estaba siendo injusta. El título me irritó, pero fue sólo el título. Ante esta afirmación audaz, debe tener algún contenido super impresionante, ¿no creen?

Bueno, la verdad es que… ¡si! La gran mayoría de este artículo dio bastante en el clavo. En particular, aprecié el repudio, cuidadosamente apoyado de la afirmación constantemente repetida, de que las mujeres sencillamente se salen de la industria de la tecnología por falta de interés. Es una afirmación bien investigada, lo que hace que sea aún más decepcionante el hecho de que el título no cuadre con el resto del artículo, y que hay algunas declaraciones que, en mi opinión, rompen y distraen del mensaje en general.

Hubo un párrafo, a principios del artículo, que hizo que me dieran ganas de arrancarme lentamente hasta la última de mis pestañas. Comienza así:

Muchas mujeres en la tecnología insisten que nunca han experimentado ninguna discriminación de primera mano, que nunca han conocido a un programador IRL, que nunca las han dejado atrás por su genero.

¿Ah? Casi cada mujer que conozco en la tecnología, con la que he discutido este tema, tiene al menos una historia de sexismo para contar, y la gran mayoría de ellas tiene muchas. En Google era parte de una lista de correo de apoyo, ayuda e información para mujeres, dónde los problemas de género, como la discriminación, se discutían casi día a día mientras ocurrían.

Pero Friedman hace que suene como si la mayoría de las mujeres en el campo de la tecnología ¡no creyeran que hay ningún problema en absoluto ¡¿QUÉ?! ¿Dónde fueron a la universidad y quién les dio trabajo? Porque todas deberíamos estar acudiendo en masa a esas universidades y compañías. Yo no creo esa conclusión. Puede ser que técnicamente hayan «muchas», pero son una minoría.

La otra cosa que me molestó es la implicación tácita de que, si muchas mujeres no ven un problema, tiene que haber algo mal con aquellas de nosotras que si lo hacen. Esos desaires ubicuos y micro-agresiones están en nuestras cabezas, tal vez. O si no lo son, obviamente somos patitos raros que queremos hablar de eso. Para mí, esta declaración socava seriamente a muchas mujeres que he conocido, que han pasado años de su vida hablando y abogando por estos asuntos. ¿Y saben qué? Las mujeres ingenieras que dicen «yo nunca he experimentado el sexismo» me frustran demasiado; tales declaraciones minimizan las experiencias reales que muchas han tenido. Por otra parte, esas son las primeras opiniones que los machistas aman repetir: «¡ven, una de los tuyas está de acuerdo con nosotros en que no hay nada de que hablar, o porque hacer tanto escándalo!»

Friedman sigue:

Y quizás, más revelador, muchas mujeres dicen que si ellas hubiesen experimentado sexismo, ellas en realidad no querrían hablar de eso, porque no quieren ser etiquetadas por ser mujer. Ellas preferirían que las reconocieran por sus habilidades y por sus ideas.

Yo amaría si nunca hubiese sido etiquetada como «otra» o «diferente» por ser mujer —pero la verdad es que ya lo soy—; esa es la realidad. Cuando estás en una conferencia rodeada de un mar de hombres, tienes que sentarse en una presentación que incluye imágenes y lenguaje que objetifica a la mujer, y luego acercarse a una mesa para recoger tu franela de hombre talla XXL, es difícil no sentirte singularizado. Cuando los hombres hablan constantemente de ti, pero esos mismos hombres no parecen hablar de ellos, es difícil NO sentirse señalado.

Y luego se nos presenta una opción falsa: las mujeres deben elegir entre hablar del sexismo y ser reconocidas por sus habilidades y sus ideas. Tengo noticias sorprendentes para Freidman: Yo discuto temas feministas, incluyendo prejuicio y discriminación, muy a menudo y bastante públicamente. La mayoría de mis colegas son conscientes de eso y apoyan esta tendencia. ¡He tenido grandes discusiones sobre las cuestiones de género con muchos de ellos, también! ¿Y sabes que más? casi todos los días que vengo a trabajar, me siento reconocida por mis habilidades e ideas. Esto ha sido cierto, al menos en los últimos cinco años de mi carrera, si no más.

En el párrafo siguiente, nos dice:

Las mujeres en [el mundo de la] tecnología están, en algún nivel, tan hartas de está conversación como el resto de nosotros.

Yo no estoy harta de esta conversación. Y creo que esa es una falsa caracterización decir mujeres en la tecnología como un todo (bueno, yo lo hice cuando dije «no todas las mujeres tecnológicas»). Algunas quizás estén cansadas de hablar de eso, pero ¿sabes de que estoy harta? Estoy harta de aplicaciones como Titstare, chicos que dicen que se esfuerzan en promover más a las mujeres en tecnología en realidad son sexismo a la inversa, y esa falsa percepción de que la tecnología es una meritocracia. Estoy harta de hombres que afirman que promocionar más a las mujeres se traduce en bajar la barra (gracias por la indirecta de que las mujeres son inherentemente peores en las computadoras). Estoy harta de la gente que se sorprende cuando les digo lo que hago para ganarme la vida. Estoy harta de franelas en conferencias, que sólo están disponibles en tallas de hombres y aplicaciones que usan mujeres, pero las diseñaron por completo hombres. (En serio Apple, ¿dejar afuera el seguimiento del periodo en una app que es específicamente para hacer seguimiento a tus datos personales de salud? ¿Cómo se les escapa algo que afecta literalmente a la mitad de sus usuarios por catorce años de nuestras vidas?)

Sinceramente, no entiendo el punto de este párrafo. Oímos que hay una desconexión, pero en realidad no exploramos más profundamente en eso. En cambio, cuando leemos, eso contrasta las afirmaciones que hacen más adelante que dicen que es importante hablar de esto, y que hacer caso omiso a los problemas, no los hace desaparecer. Pero en este punto de la lectura, paré, me quejé en privado a un colega o dos y empecé a redactar esta respuesta. Cuando volví, para terminar de leer, me sorprendió que mis suposiciones sobre que esperar del resto del artículo estuviesen completamente equivocadas.

En fin, esas son mis dos quejas con ese artículo: el título, y un montón de declaraciones en el principio. Espero que otros pasen el título y la introducción directamente al lomito. Quizás lo hagan, si no son feministas molestas de la tecnología como yo. ☺

Estoy agradecida con Friedman por investigar y escribir esto, y a Matter por publicarlo. A pesar de mis inquietudes es un buen reportaje inicial en varios problemas que las mujeres enfrentan en tecnología, particularmente para la gente que no está informada y quiere aprender más —y está bien investigada (¡los que somos del tipo nerd amamos los datos!).

Así que hagamos de estos datos un punto de partida para la discusión, no el final de la misma.

--

--