Sé la persona que tú necesitabas cuando eras más joven

Evelyn Wittig
4 min readAug 5, 2015

Convierte en el hogar, en la familia, en la vida que siempre quisiste desde pequeña.

Y luego, haz lo mismo por alguien más.

Esto es por lo niños que se encogen cuando alguien pone una mano sobre sus hombros.

Esto es por los niños que despiertan en la oscuridad por causa de una pesadilla que no es tan aterradora como la que ellos viven a la luz del día.

Esto es por los niños que leen cada libro, escuchan cada canción, ven cada programa de televisión o película, que escuchan con total atención y con sus corazones abiertos de par en par, tratando de encontrar esa persona, esa voz, esa historia, esa letra, esa línea en un libro, esa vida que valide la suya.

Esto es por los niños que se sientan solos en las conferencias entre padres y maestros, firman sus propios permisos y elaboran excusas brillantes para excusar a sus padres ausentes.

Esto es por los niños que saben que el peor de los temores no es eso que los hace gritar, sino aquello que les roba su voz y los mantiene en silencio.

Esto es por los niños que esconden botellas, vierten ríos de vino por el desagüe, golpean con sus pequeñas manos la puerta del baño, rompen pipas de crack, soplan nubes de cocaína dejadas sobre un mostrador y se pinchan los dedos recogiendo agujas.

Esto es por los niños que se hacen su propio almuerzo, peinan a su hermano pequeño, espantan al coco — ellos no le temen porque saben quiénes son los monstruos de verdad: los que duermen en la habitación al final del pasillo.

Esto es por los niños que dan abrazos gratis, que repiten sin cesar a sus amigos que los aman, que se aferran desesperadamente a los afectos de otros, que dan, dan y dan amor con la esperanza de que alguien les devuelva aunque sea un poquito de ese afecto.

Esto es por los niños que les dicen a sus padres que algún día todo estará bien.

Esto por los niños que no tuvieron a nadie que les dijera que todo iba a estar bien y aún así ellos lo creyeron.

Yo te veo. Te he visto siempre.

Yo te vi hacer un gesto de dolor cuando la maestra dijo: «El día de hoy vamos hacer una tarjeta para el Día de la Madre».

Vi el parpadeo de miedo en tus ojos cuando una mano fue levantada.

Vi los golpes, las quemaduras, los cortes. Sabía cuáles habían sido hechas por esa persona en la que tú confiabas. Alguien que creías que te amaba. Yo sabía cuáles te habías hecho tú.

Te vi robar comida de las bandejas de la cafetería.

Estuve allí cuando te paraste solo en medio de tantas familias, con un diploma arrugado en tu mano.

Te vi sin aliento, aplastado contra la puerta de tu habitación, deseando desaparecer. Rogando que la puerta fuera más fuerte que el cuerpo del otro lado, que la golpeaba para que abriera.

que habrías llorado hasta quedarte dormido esa noche, sino fuera que hace mucho, mucho tiempo que tus lágrimas se habían secado.

Te vi en el piso del baño, tratando de contener una tensión que te aprieta por todos lados, comiéndote por dentro.

Veo como encuentras tu voz a través de tus puños, en el hueco entre tus piernas, en las palabras que escribes en los márgenes y en los largos paseos que das solo por las noches cuando la luna se esconde detrás de nubes oscuras, ignorando tu dolor.

Pequeño, cuando crezcas yo te prometo:

…que vas a aprender a aferrarte fuertemente a los demás, vas a encontrar dicha en conocer su olor y la forma en que sus brazos se apoyarán en tus hombros.

…que vas a saber que no todas las manos te van a lastimar, y si lo hacen, vas a dejar de querer alcanzarlas.

…si despiertas solo y asustado, si los rayos de sol no pasan por tu ventana en la mañana, si tus pies no tocan más que un piso frío, tú vas a hacer tu mejor esfuerzo para mantener vivo cada día.

…que por cada voz que gritó enojado tu nombre, por cada voz que te dijo que tu vida fue un error, por cada voz que te condenó, hay un coro de voces esperando entre bastidores para cantar todo lo bueno que hay en ti.

…a veces, un escalofrío recorrerá tu espalda sin motivo alguno, tus manos temblarán y tu respiración se hará más lenta al aguantarla, esperando el golpe. Ahora no estás en peligro, pero tu alma está perdiendo el ritmo.

…los años pasarán y un día, serás capaz de ver sin sentir, de oír los ecos de todos esos años en los que vivías solo por la promesa de que algún día, todo sería diferente.

El dolor siempre estará en ti, pero no los sentirás todos los días.

--

--

Evelyn Wittig

God, family, friends...music, books, traveling, writing, love translating Medium stories ....marketing, communication Thanks for reading! Gracias por leer :)