Diez finales que revelan al verdadero genio de David Bowie

Las razones por las que las personas se convierten en fans de Bowie para toda la vida se encuentran en la última canción de cada álbum.

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Por John Schaefer. Traducido por Laura García.

Éxitos de David Bowie — como «Fame», «Rebel Rebel» y «Changes» — están de nuevo en el aire con su nuevo set de tres discos Nothing Has Change. Y eso está bien. Pero la verdadera razón por la que la gente se vuelve fan de Bowie para toda la vida se encuentra en sus recortes más profundos. La mayoría de los álbumes de Bowie están cuidadosamente ordenados, y cuando acaban, generalmente lo hacen con una canción que se queda contigo durante un tiempo.

De hecho, si escuchas la última canción de cada álbum de Bowie, tendrías una muy buena playlist. Incluso su irregular debut de 1967 termina bien: con el humor negro de «Please Mr. Gravedigger», una escena de dos minutos, sin instrumentos, de Bowie bajo la lluvia, cavando una tumba mientras apenas canta, y haciendo una pausa para estornudar un momento. «Rock ‘n’ Roll Suicide» de The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars y «Fame» de Young Americans son dos canciones finales más muy notables.

Aquí dejo, en orden cronológico, diez de mis «cortes de álbum» favoritos de David Bowie. (Nota: los que están marcados con * son la última canción en sus respectivos álbumes).

«The Bewlay Brothers», de ‘Hunky Dory’ (1971)*

La más extraña de las canciones finales de Bowie, y muy posiblemente la canción más rara que haya hecho nunca. Y sí, estoy incluyendo las canciones experimentales de Low y «Heroes» en esta declaración. Lleno de imágenes impenetrables y terminando con un misterioso y leve coro, podría ser un retrato de la locura (un tema recurrente en Bowie, especialmente en los 70). Escucha con auriculares como el coro final va muriendo de fondo para conseguir el efecto completo.

«Moonage Daydream», de ‘Ziggy Stardust’ (1972)

El álbum de la ruptura de Bowie está lleno de canciones que se han convertido en favoritas de los fans. Su actuación de «Starman» en la BBC Top Of The Pops fue uno de esos momentos decisivos en la historia de la música — parecido al de los Beatles en The Ed Sullivan Show—. Pero «Moonage Daydream» — grabada aquí y también en una versión anterior alternativa por el proyecto de alter ego de Bowie, Arnold Corns — tiene uno de los mejores momentos del guitarrista Mick Ronson, donde toca un anti-solo memorable: sin triturar, solo una serie de notas largas en escala, notas claras casi imposibles.

«Lady Grinning Soul», de ‘Aladdin Sane’ (1973)*

Bowie confió en el pianista Mike Garson para dos de los momentos más impactantes de Aladdin Sane: el salvaje solo en el título de la canción, y el piano bar al final del sonido galáctico de esta canción. Con la contribución de Mick Ronson con un delicado solo de guitarra española, esta canción es Bowie en sus mejores salones.

«Joe the Lion», de ‘Heroes’ (1977)

En el crepúsculo de Berlín, Bowie se sienta, corta frases y las une con cinta adhesiva para desbloquear el proceso creativo. El álbum resultante es una mezcla incomparable de inquietante funk y de experimentación sonora. «Joe The Lion» parece referirse, en parte, al artista Chris Burden, con la frase «Tell you who you are / if you nail me to my car» haciendo eco de una de las más preciadas y famosas piezas de Burden, Trans-fixed donde fue crucificado en la parte de atrás de un Volkswagen. En cuanto al resto, bueno, estás por tu cuenta.

«The Secret Life of Arabia», de ‘Heroes’ (1977)*

La conclusión de «Heroes», después de desbordarse, la oscuridad plagada de la segunda cara, es esta separación de las nubes — un paseo a través de una película de Rudolph Valentino visto a través de una bruma de humo de cigarrillo (digamos que es un cigarrillo). Una gran joya, pegadiza y totalmente pasada por alto.

«Look Back in Anger», de ‘Lodger’ (1979)

Brian Eno co-escribió esta canción, y aportó los sonidos electrónicos de «Horse Trumpets» y «Eroica Horns», ambas nombradas acertadamente. Pero escucha el trabajo de la guitarra, por el mismo Bowie y sobre todo por su antiguo colaborador Carlos Alomar, cuyo breve pero atractivo solo hace la canción.

«It’s No Game, Parts 1 and 2», de ‘Scary Monsters’ (1980)*

Aquí tienes que poner un asterisco sobre el asterisco: La primera parte de esta canción inicia el álbum; la segunda parte lo concluye. La primera parte es el sonido de las cosas que caen a pedazos. Una voz japonesa frenética, Bowie medio-gritando las voces y arrastraaando las sílabas, Robert Fripp ofrece uno de sus solos de guitarra más angulares, y Bowie finalmente chillándole, «¡Cállate!» La segunda parte es una completa transformación. Las cosas todavía se están desmoronando, pero en lugar de la gran ansiedad de la primera, aquí tenemos resignación, y tal vez algunas drogas.

«I Have Not Been To Oxford Town», de ‘Outside’ (1995)

El regreso de Bowie tras su coqueteo con la música pop fue también el regreso al estudio con su productor Brian Eno. Outside fue un álbum conceptual que gira en torno a un detective, un asesino y el mundo de las artes. La historia es muy elíptica, pero esta canción destaca por sus ritmos funk rock y su estribillo pegadizo.

«New Killer Stars», de ‘Reality’ (2003)

Esta no es solo una canción final sino que de hecho, es la apertura del álbum. Aquí, Bowie nos enseña que todavía sabe como coger una progresión de acordes clásicos del rock y hacer algo nuevo con ello. Pero Reality, que aparece después de la bien acogida Heathen, fue un tanto pasada por alto. Heathen fue una canción de Bowie grabada para el 11S, aunque la mayor parte había sido grabada con anterioridad. Así que mucha gente se perdió esta canción.«See the great white scar / over Battery Park», comienza, y sabes de lo que está hablando.

«Heat», de ‘The Next Day’ (2013)*

«I tell myself / I don’t know who I am», canta Bowie. Esto suena bastante bien para un tipo que ha sido muchos personajes durante su carrera. Pero, ¿qué hacemos con la repetida «My father ran the prison», o con las extrañas líneas de apertura, o incluso con el título de la canción? Bowie siempre ha sido fan de la oscuras y distópicas canciones de Scott Walker. Esa influencia hace sentir ese final misterioso, atmosférico y completamente desconcertante del furtivo álbum de 2013.

John Schaefer presenta @Soundcheck en la WNYC. Si te gusta lo que lees, definitivamente deberías suscribirte a este podcast.

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