Porque…

Cristina Juesas
2 min readSep 24, 2015

--

Nuestros padres nos dijeron que dejáramos de llorar cuando teníamos 9 años.

Los únicos hombres que lloraban en las películas que veíamos desde que teníamos 12 años o estaban siendo torturados, o fingiendo o no, se supone que eran nuestros modelos a seguir.

La sociedad espera que nos aguantemos.

Se asocia con ser femenino y esto es malo.

Se nos dice que todos los problemas son lógicos y, por lo tanto, tienen soluciones.

Llorar es una señal de debilidad y es un poco como la kryptonita de los superhombres.

Pero, a veces, el llanto es el signo de la locura y, por desgracia, muchos de nosotros no entendemos las pruebas anecdóticas.

Etcétera.

Yo soy la bomba. Soy un hombre que llora con las películas, un buen libro y momentos especiales. Puedo cocinar, puedo arreglar un par de cosas de la casa y puedo hacer más flexiones que la mayoría de adolescentes o universitarios cachas. Bebo cerveza (y vino) y me gusta mi partida de poker con los chicos.

Salí con una chica cuando tenía 17 — a ver la película «El color púrpura» — y digamos que mi cita me tuvo que consolar desde el final de la película hasta que llegué a mi casa.

Quiero y busco experiencias que involucren a mis emociones. Me gusta abrazar tanto como me gusta un ‘abrazo’. Escribo poesía. Soy un hombre hetero (¿relájate?) que ha actuado en espectáculos de drags y que sabe que tener buenos amigos que son gays no me convierte en gay. (Si esto último te resulta novedoso, por favor llama a un amigo y consigue un poco de ayuda.)

Etcétera.

Sin embargo, me esfuerzo en consolar a mi pareja cuando llora. Yo no soy ESE tío, pero tengo que luchar contra mi torpeza para ser el tío. Y ¿adivina qué? A menudo fallo porque estoy en un apuro, porque soy egoísta o simplemente porque estoy confundido.

Desde luego, no estoy diciendo que seamos víctimas. Sí, somos horribles abordando vuestro llanto. Esto es así. Y es un problema.

Pero no es por falta de intentarlo en la mayoría de casos — se debe a la falta de comprensión — . No de vosotras, sino de nosotros mismos.

Podemos hacerlo mucho mejor, pero vamos a encontrarnos a medio camino. O al menos en alguna parte del camino. Y vamos a criar a nuestros niños de manera que les sea fácil hacerte una pregunta, que estén abiertos a tu dolor y en general que sean más empáticos.

Porque llorar, bueno, digamos que vamos a llorar.

Paz.

--

--

Cristina Juesas

Once I pop, I can't stop! ❀ Dircom. Hub. Consultant. Blogger. Curious. Always ready for new adventures. Licensee & Curator @TEDxVGasteiz. Ikasten ari naiz .·.