¿Ha tocado techo la destrucción de empleo sanitario?

Por primera vez en tres años desciende el indicador de tendencia del desempleo registrado para los principales coletivos sanitarios asistenciales

Juan F. Hernández
Enfermeras y otros animales

--

Aunque es sabido que los datos de demandantes de empleo (‘paro registrado’) no son idóneos para captar la realidad del desempleo, lo cierto es que reúnen algunas ventajas sobre su alternativa, los que trimestralmente nos proporciona la Encuesta de Población Activa [EPA]. Eso sí, más por limitaciones de estos que por virtudes de aquellos.

La EPA realiza proyecciones a partir de un número, bastante amplio pero limitado, de encuestas (en torno a 60.000 hogares, equivalente a unas 200.000 personas) a toda la población (inactiva + activa), con este detalle (tercer trimestre de 2013, última oleada disponible):

La población 16+ según la Encuesta de Población Activa

Ello significa que la encuesta recoge datos de unas 120.000 personas dentro de los casi 23 millones que componen la población activa. En España existen aproximadamente unos 900.000 trabajadores sanitarios de perfil asistencial, entre -por estricto orden alfabético- enfermeras, fisioterapeutas, médicos y técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (con unos efectivos aproximados, respectivamente, de 230.000, 30.000, 170.000 y 450.000 trabajadores; más otros colectivos mucho más reducidos que quizás entre todos ellos sumen otros 25.000). Ello supone más o menos el 4% de la población activa. Que no es poco. Pero tampoco es tanto a efectos de la EPA.

Porque según aumenta el nivel de detalle requerido lo hacen también los márgenes de error de la encuesta, dado que los resultados son precisamente eso: una proyección de datos de encuesta que se cocina en los servidores del Instituto Nacional de Estadística [INE]. Por ello, los márgenes de error con los que trabajamos son muy altos cuando lo que queremos es conocer la evolución de colectivos concretos.

Es básicamente por ese motivo que la EPA solo proporciona con carácter periódico resultados relativos a la ocupación o profesión para colectivos muy generales. Para que se puedan hacer una idea, la Clasificación Nacional de Ocupaciones (versión 2011: CNO-11) codifica en cuatro dígitos la ocupación siguiendo un árbol de clasificación. Por ejemplo:

Ejemplo de ‘árbol de clasificación’ de la CNO-11

Aunque dispone de datos brutos mucho más detallados (se codifican ocupaciones hasta el tercer dígito, como ‘211-Médicos’, ‘212-Profesionales de enfermería y partería’ -o ‘561-Auxiliares de enfermería’, que pertenece a otro gran grupo de clasificación y por ello no aparece en la ilustración-; pero no hasta el cuarto, como ‘2152-Fisioterapeutas’ por ejemplo), el INE solo ofrece al público resultados con el nivel del primer dígito (‘2-Técnicos y profesionales científicos e intelectuales’, en nuestro ejemplo), lo cual hace imposible el análisis de ocupaciones concretas.

Por tanto, no queda más remedio que echar mano del paro registrado en las oficinas o agencias autonómicas de (des)empleo, cuyas estadísticas ofrece con actualización mensual el Servicio Público de Empleo Estatal. Esta estadística tiene la ventaja de que es universal, en el sentido de que ofrece información bastante detallada de todas las personas inscritas como demandantes de empleo. Pero su principal debilidad es que si bien son todos los que están, no están todos los que son (que conste que la estadística distingue entre demandantes de empleo -desocupados- y de mejora de empleo -ocupados que quieren progresar-), especialmente entre quienes no perciben prestaciones o subsidios por desempleo, que no están obligados a permanecer activos en el registro. Ahora bien, podemos confiar en que estos sesgos se mantienen estables a través del tiempo.

Un segundo problema: como es bien sabido, el mercado de trabajo, especialmente en determinados sectores como el de servicios, goza de una gran variabilidad estacional. Por tanto, analizar -como suele hacerse desde los técnicamente limitados gabinetes corporativos- los datos mes a mes nos impide tener una perspectiva sobre las tendencias del mercado laboral, que es lo que realmente nos importa: saber hacia donde vamos, qué va a ser de nosotros. Para subsanar este problema y sin necesidad de llegar a adoptar otras metodologías y tecnologías más sofisticadas que suelen utilizarse en los departamentos universitarios con fines de investigación, utilizamos el método clásico de la Tendencia Acumulada Móvil [TAM-12]: calculamos cada mes la media aritmética de los últimos doce meses (incluyendo el actual), con lo cual todos los valores se calculan incluyendo los períodos fuertes (vacacionales) y débiles en cuanto al empleo (el resto). El dato mensual no tiene ningún valor como foto-fija, pero sí como fotograma en una película. Y esta es la película más actualizada:

TAM-12 del paro registrado a diciembre de 2013

A estas alturas ya disponemos de tres años completos, 2011-2013, y a simple vista pueden intuirse las tendencias: en el caso de enfermeras y fisioterapeutas, más pronunciados en sus sesgos decrecientes; en el caso de auxiliares y médicos, recién llegados a la fase de meseta y con una, muy leve aún, tendencia ¿decreciente?.

Analizando los datos numéricos confirmamos y cuantificamos lo que veíamos a simple vista, ya que este es el primer mes de los 37 analizados en el cual los datos de los cuatro colectivos incluidos en el análisis muestran un descenso en términos absolutos sobre los valores del mes anterior. Véase la tabla.

Evolución intermensual de porcentajes del desempleo registrado (valores absolutos)

Los datos no pueden ser más rotundos, ya que no existen siquiera islas verdes erráticas o aleatorias durante 30 meses para ningún grupo ocupacional. En el caso de enfermeras y fisioterapeutas esta tendencia empieza a consolidarse hace ya un puñado de meses y ello es debido, como ya he dicho en alguna ocasión, al efecto Bolonia, ya que entre 2011 y 2014 ambas profesiones se habrán saltado una cohorte entera de egresados al pasar de tres a cuatro los años de estudio. Los fisioterapeutas algo antes, ya que todas las universidades habían adoptado los estudios de Grado en 2009-2010; en el caso de las enfermeras más tarde, ya que aproximadamente un tercio de los centros aplazaron la implantación del Grado hasta el curso 2010-2011.

Por eso es más interesante, y quizás más indicativo, el caso de médicos y técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, colectivos que no se han visto afectados por variables externas de este tipo y que tras una agónica y prolongada ascensión por la ladera del desempleo parecen por fin haber coronado la cima. ¡Ojalá que solo quede el descenso!

¿Ha tocado fondo la destrucción de empleo sanitario? Como se afirma cuatelosamente para la economía general, salvo en el caso de una nueva agudización de la crisis, sin duda sí. Y, si se me permite aunque sea de letras, diría que sí de todas-todas. Haga lo que haga la economía… hasta cierto punto, claro. Me explico.

Empieza a existir ya una sólida evidencia de que la política económica de estos últimos años ha estado plena y conscientemente dirigida a una devaluación interna que pusiera las estructuras económicas y productivas del País, incluido su capital humano, a la venta o alquiler a precios de saldo para el capital especulativo. Y que por tanto, al tratarse de una tarea que precisaba tiempo para permitir que se consumara ese proceso de destrucción del capital social (y eso que el gobierno actual pisó a fondo el acelerador), estas políticas económicas y laborales no han hecho sino retrasar la salida de una crisis de la que si empezáramos a ir saliendo, no sería en ningún caso gracias a la acción del Gobierno de Mariano I El Mandao, sino a pesar de ella. Por muchas medallas que se ponga el vendepatrias.

En nuestro caso, además de los componentes coyunturales ya mencionados, es evidente que los cierres de unidades y otras medidas de disminución de la capacidad asistencial de los servicios de salud, así como las otras reducciones de plantillas de personal sanitario vía cobertura y calidad del servicio, tienen un límite a partir del cual ya no es posible ahondar más en esa torpe pero sencilla política consistente en recortar más donde es más fácil y no donde es más necesario. Incluso en los casos en los que esta política se ha aplicado mediante la privatización, existen límites de racionalidad técnica que no pueden ser traspasados.

Y, finalmente y también muy importante, el centro de gravedad de las políticas de degradación del Sistema Nacional de Salud se ha ido trasladado de acciones del lado de la oferta a acciones del lado de la demanda (reducciones en la cobertura subjetiva y objetiva, más copagos), que tienen una repercusión sobre el empleo sanitario mucho menor. De ahí que probablemente, si las cifras del paro registrado no nos engañan y no hay efectos sociológicos ocultos, creo que, efectivamente, la destrucción de empleo sanitario ha tocado techo. Hasta es posible que la relajación de la histeria macroeconómica del déficit público, esa gran pantomima-coartada tras la cual se han disfrazado y ocultado las políticas de devaluación interna, más la cercanía ineludible de procesos electorales, posibiliten un cierto, siquiera débil, crecimiento del empleo sanitario en los próximos años. (Más una ley natural que bien conocen los economistas de la salud: a políticas (efectivas) de reducción del gasto siempre les sigue un efecto rebote que tiende a recuperar rápidamente los niveles de gasto anteriores.)

En fin, pensemos que es así, lo cual daría un pequeño respiro a tantos profesionales a los que el aumento desbocado del desempleo sanitario durante los tres o cuatro últimos años situó en el lado más penoso de este mercado laboral sanitario dual que se ha creado (clase media estatutaria vs. lumpenproletariado en precariedad) y a la que, por si faltaba algo, gente chunga (en este caso, hace apenas un mes, la Secretaria General Técnica de Satse, María José García Alumbreros), ejerciendo un degradado y degradante terrorismo informativo, han tratado de convencer de que estaban malditos, condenados a un futuro sin futuro:

¿Terrorismo informativo?

Es lo que en un post en mi blog ‘oficial’, PSXXI, califiqué como Demografía Apocalíptica. Y mira que le gusta a cierta gente… En fin, creo que hay ciertas cosas con las que no se debería jugar, especialmente con la esperanza de la gente de que le den oportunidad de ganarse un futuro con futuro. Y menos aún, gratuitamente y desde la más simple estulticia, para ganarse un puto titular. Perdón por el exabrupto.

--

--

Juan F. Hernández
Enfermeras y otros animales

Sociólogo, comunicador, mirada crítica a las profesiones sanitarias. Autor: “Enfermería frente al espejo”, “Profesiones sanitarias y relaciones de poder”…