La historia que Chuck Bowden tardó dieciséis años en escribir

El asesinato sin resolver de un agente de la DEA obsesionó al célebre reportero durante décadas. Finalmente completó su investigación en agosto, justo antes de morir. Su co-autora explica por qué le llevó tanto tiempo y por qué le importó tanto.

Fernando Valverde
4 min readJan 17, 2015
(Molly Molloy)

Por Molly Molloy

Charles Bowden escribió esta historia durante 16 años.

En 1996, leyó la serie «Dark Alliance», de Gary Webb para el San Jose Mercury News sobre la asociación entre la CIA y los narcotráfico para financiar una guerra ilegal en Nicaragua. Cuando los medios de comunicación y el propio periódico de Webb atacaron la historia, Bowden escribió un perfil del desacreditado reportero para Esquire en 1998, titulado, acertadamente, «El paria».

Chuck reexaminó las fuentes de Webb y encontró otras nuevas —incluyendo al agente retirado de la DEA Héctor Berrellez—. Héctor le contó sus propios hallazgos sobre la conexión entre la CIA y el mundo de las drogas durante su investigación del asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena, en 1985, y que Webb había escrito la verdad. Bowden verificó independientemente todo lo que había en la serie de Webb, y llegó a admirar la férrea dedicación del reportero a escribir la verdad, incluso cuando le costó su reputación y su carrera.

Cuando Chuck y yo nos conocimos unos años después, se enteró de que había estado en Nicaragua durante la guerra de la contra, y yo me enteré de su conexión con Gary Webb. En 1996, el periodismo en Internet, donde la historia de Webb realmente despegó, era reciente. Pero la historia de la venta de drogas para apoyar a los contras nicaragüenses no era nueva en absoluto. Había trabajado en los 80 en un periódico en Managua que informó sobre Oliver North y los mercenarios contra, armados por la CIA, que mató a cientos de civiles nicaragüenses. La serie de Webb «reveló una vieja historia», tal y como escribió Chuck, pero era una que la mayoría de los estadounidenses nunca habían escuchado.

La reacción de los medios alrededor de la historia de Webb destruyó su carrera. La depresión se lo tragó y Webb se suicidó en diciembre de 2004. Chuck me escribió cuando se enteró:

«No puedo hacer frente a los correos en este momento. […] Acabo de enterarme de que Gart Webb se suicidó la noche del viernes. No quiero hablar o comunicarme con nadie en la Tierra ahora mismo. Me encuentro más allá del dolor, en otro país».

Tenía el corazón roto, estaba enfadado y esa herida nunca sanó. Podía haber escrito más. Ya en 1998 sabía más, lo que podría haber respaldado las alegaciones de Webb sobre la CIA, los contras y las drogas, pero sus fuentes del gobierno no constarían en acta.

Posteriormente, en 2006, pareció que podrían hacerlo. Chuck me escribió el 21 de diciembre de 2006:

«Tengo que decidir si vuelvo una vez más al mundo de las drogas. Sí, lo sé. Pero tengo que considerar a mis muertos».

Chuck volvió a ese mundo una vez más y habló con Berellez y un oscuro operativo de la CIA llamado Lawrence Harrison, la Torre blanca. Aún así, nadie hablaría públicamente sobre las conexiones entre la CIA y los contras con los traficantes mexicanos del cartel de Guadalajara. En 2009, Lawrence Harrison escribió: «Me siento fatal por lo de Gary Webb porque… tras su despido me suplicó que dijera algo que le ayudara…»

No fue hasta finales de 2013, cuando el gobierno mexicano liberó prematuramente al traficante Rafael Caro Quintero —uno de los principales imputados en la tortura y asesinato de Camarena— con el que Berrellez decidió hablar. Berrellez dio acceso a testigos, policías mexicanos corruptos, que vieron y escucharon a un operativo cubano de la CIA interrogando al agente moribundo.

(Molly Molloy)

Pero, ¿quién creería a estos testigos, hombres que estuvieron involucrados en torturar y matar a estadounidenses por orden de sus jefes narcotraficantes? Chuck y yo viajamos a California este año para escuchar sus historias. Vimos el estrés en sus caras y cuerpos mientras iban a esos cuartos donde sabían que sus vidas podrían perderse. Sabían cuando aprovecharon la oportunidad de testificar en un tribunal estadounidense que si menterían serían deportados. Y que en México los matarían.

Caro Quintero ya está en libertad. Hay rumores de que Ernesto Fonseca Carrillo, otro traficante involucrado en el asesinato, también podría ser liberado pronto.

Enrique Camarena lleva muerto 29 años. Gary Webb, 10. Charles Bowden falleció el 30 de agosto de 2014, pocos días después de terminar el primer borrador de esta historia. Dijo en un vídeo grabado en 2005:

«Mira, tienes un don. La vida es preciosa, y, eventualmente, mueres. Todo lo que te quedará para mostrar es tu trabajo, y si lo hiciste bien o no».

https://www.youtube.com/watch?v=1ollB5EQggg

«Sé cuando algo está hecho… Cuando termino, mis manos se enfrían, creo que me estoy muriendo… que ya no queda nada».

Ese día, el 30 de agosto, me fui a trabajar. Sostuve sus manos en las mías y eran como el hielo.

La historia que había empezado en 1998 por fin estaba completa. De ahora en adelante, él iba a escribir sobre pájaros… y el río.

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