La eterna llama de Patti Smith

Cuepoint en español
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11 min readMar 26, 2015

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Por Alan Light. Traducido por Daniel Arbelo.

«No importa lo que nadie piense acerca de ninguno de ellos», dijo Patti Smith, «cada álbum que he hecho ha sido hecho con la misma cantidad de cariño, angustia, dolor, sufrimiento y alegría. Nunca los lanzamos juntos. Cada álbum estaba hecho de tal manera, que parecía que nuesta vida dependía de ello».

El 1975, cuando Smith lanzó su increíble primer álbum, Horses, se convirtió en una de los primeros miembros de la CBGB que consiguió llevarlo al vinilo, ayudando a poner una revolución mundial en marcha. Su sinuosa, aguda poesía — primero dando rienda suelta al influyente e independiente single «Hey Joe» / «Piss Factory», que realmente es anterior al álbum — no se ajustaba a ninguna definición del «punk», pero sí que tenía esa actitud desafiante.

En 2007, hablé con Smith largo y tendido sobre la grabación de su décimo disco, Twelve, en la que versionó algunas de sus canciones favoritas, abarcando un amplio abanico de artistas, desde Stevie Wonder, a Nirvana, o a los Allman Brothers. Se sentó calmada y todavía estando en el sofá de la sala de conferencias de Sony Music, escuchando de nuevo las cintas, teníamos una fría discusión. Nuestra discusión sobre el álbum apareció como algo importante en las noticias, pero también nos metimos de lleno en examinar todo su trabajo grabado, del que no se había publicado nada.

Habló de sus ambiciones en Horses, y de su dolor cuando Dream of Life — su retorno al mundo público en 1988 después de pasar casi una década viviendo tranquilamente en Michigan con su marido, Fred «Sonic» Smith, un antiguo miembro de MC5 — fue recibido con malas críticas. Desde esa entrevista, Smith ha sacado solamente un nuevo álbum de estudio, Banga en 2012, aunque también escribió el magnífico Just kids, un cariñoso recuerdo a sus primeros días en Nueva York, que ganó el National Book Award en 2010.

Este año es el cuadragésimo aniversario de Patti Smith como artista de estudio. Aunque ella nunca ha sido una gran vendedora de discos y su único gran éxito fue el tema de 1978, «Because the Night», coescrito con Bruce Springsteen, lo que sí ha conseguido es convertirse en un icono internacional, una influencia para artistas como U2 y Madonna, una activista y autora y, a una edad de 68 años, una conexión llena de fuerza con el espíritu que se desvanece de una de transformadora era de música, poesía, y compromiso.

«Mi misión es permanecer sana y productiva, y servir como un buen ejemplo», dijo «En eso puedo contribuir. No he tenido el estilo de vida más emocionante. Me vestía bastante bien, pero hubiese sido muy aburrida más allá de la música. Así que me dediqué a trabajar, y sigo trabajando.»

Smith había sido recientemente incluida en el Salón de la Fama del Rock and Roll, así que con eso comenzó nuestra conversación.

Alan Light: ¿Qué pensamientos te trajo la ceremonia del Salón de la Fama?

Patti Smith: Estoy tan arraigada en el presente, en el presente-futuro, que si no hubiese sentido que continué contribuyendo, nunca lo hubiese aceptado. Es un honor institucional y había pensado sobre las instituciones — no todo negativo — y tengo un gran respeto por la historia, así que significaba mucho para mí. Estoy orgullosa del reconocimiento que he recibido. Pero la verdad es que no me hizo pensar en mi vida como si me estuviese muriendo, ahogando y viendo mi vida pasar. La verdad es que me hizo pensar más en el futuro que en el pasado, porque me hizo sentir como si el trabajo hecho estuviera siendo reconocido. Ahora, ¿qué puedo hacer en el presente-futuro para aumentarlo o mostrar que esta fe estaba justificada? Porque no es como si hubiese escrito una canción que en 1975 cambió el mundo, no hice eso. No he tenido un disco que haya vendido 30 millones de copias y que todo el mundo bailó. Así que cualquier contribución que he conseguido dar, para mí, es tan valiosa como las que seguiré haciendo.

La introducción de Patti Smith al Salón de la Fama del Rock & Roll, en 2007

¿Pasas tiempo pensando en tu catálogo, o te centras en mirar al futuro?

Bueno, no es la única obra o trabajo que tengo. Tengo libros de poesía, fotografía, y dibujos, soy madre, tengo muchos aspectos diferentes en los que centrarme. En cuestión de discos, era una novata. No era una cantante, no sabía nada sobre lo que estaba haciendo o cómo hacer un álbum. Lo hice lo mejor que supe hacerlo.

Para ti, ¿está Horses en un espacio diferente al resto de tus álbumes?

Solo porque Horses no fue tanto un proyecto de banda. Realmente Horses germinó de muchas cosas que había escrito como poesía. «Jesus died for somebody’s sins but not mine» viene de un poema que escribí cuando tenía 20 años, en 1970. «Redondo Beach» de un poema que escribí por aquella época. «Land», «Johnny» y todo eso vino de mis experiencias saliendo con William Burroughs y leyendo The Wild Boys, así que mucho de lo que hay en Horses viene de mis relaciones con otros poetas y de mi relación con la poesía y la actuación.

También es diferente en que mi misión en el disco era realmente hablar con mi gente. Realmente no tenía un sentido del mundo en aquella época; estaba preocupada sobre la falta de derechos, de la gente inconformista a la que se le miraba por encima del hombro por cómo se vestían o por ser homosexual o porque eran artistas holgazanes, personas inteligente pero que no tenían hueco en la sociedad. Era mi manera de decir: «No estamos solos, somos una comunidad, podemos encontrarnos los unos a los otros y ser fuertes», dándole la mano a la gente que encontrábamos — Tom Verlaine, Richard Hell y Jim Carroll — y luego a toda la gente alrededor del mundo, como los Class, los Dead Boys y cualquiera que encontrásemos. Pero era muy específico.

Solamente había viajado en avión una vez en mi vida, y luego empecé a dar giras y me di cuenta que había todo un mundo ahí fuera. Así que en los siguientes discos, en mi cabeza estaba el hablar con una audiencia mucho más amplia. Por la época de Trampin’ sentí como la idea de que la falta de derechos ya no era del artista o el poeta, sino de la gente que estaba bajo la presión de la corporaciones, la corrupción de los gobiernos, de los objetivos imperialistas de nuestros propios gobiernos — a todos nos faltaban derechos

Así que Horses refleja mi experiencia en la vida, que no era tan amplia. Todavía estaba aprendiendo, no era sofisticada, y estaba buscando a mi propia gente tal y como los comprendía. Eso es lo que pienso hoy en día, los jóvenes se acercan y me dicen cuánto les gusta el disco o si es importante para ellos, porque es para ellos. Ya no es para mí. Fue escrito por una joven para otros jóvenes, para gente que sentían que no tenían un lugar, que a nadie les importaba.

Así que una vez se ampliaron tus perspectivas, ¿a dónde van los siguientes discos?

Si con Horses quería unir la poesía y el Rock and Roll, y hablar de la falta de derechos, en Radio Ethiopia estaba desarrollando poesía e improvisación y tocando algo la guitarra eléctrica. En Easter me expandía de otra manera, y en Wave, de alguna manera estaba diciendo adiós y escribiendo canciones de amor para mi futuro marido. Pero en ese periodo, la misión era recuperar el Rock and Roll de las grandes estrellas del rock y de la gente glamurosa — teníamos una misión, y cumplimos nuestra misión — . Queríamos crear lugar para la nueva guardia. Y la nueva guardia tomó el relevo, y fue genial, fue a mi manera.

¿Por qué era el momento de volver al mundo de la música cuando hiciste Dream of Life ?

Fred y yo siempre continuamos escribiendo canciones en casa. Y luego a mitades de los 80, Fred quiso hacer un disco, creo que unas elecciones se acercaban, así que queríamos hacer unas declaraciones de algunas cosas. «People Have the Power» estaba originalmente escrita con la idea de que si Jesse Jackson llegaba a presidente, le acabaríamos escribiendo una canción. Nunca la usó, pero Ralph Nader lo hizo, y estuve muy orgullosa de eso. MoveOn la usó también.

Era una época extraña, porque me quedé embarazada de mi segundo hijo justo cuando decidimos hacer el disco, y fue justo en la época en la que descubrí que mi mejor amigo tenía SIDA, fue un momento de verdadera transición y queríamos expresar eso también. «Paths that Cross» la escribimos porque otro de mis amigos había muerto de SIDA y sabía que otro estaba muriendo, y de verdad hablábamos de eso. El disco era, en realidad, el bebé de Fred, y fue demoledor por que recibió críticas terribles, crucificaron el álbum. Y no me refiero a blogueros, eran grandes publicaciones — el New York Times, el Village Voice — las que fueron despectivas y crueles. Nunca me importaron ese tipo de cosas, pero Fred estaba tan orgulloso del disco y quería que la gente lo escuchase. Pero la crueldad… lo llamaron disco picajoso y menopáusico. ¡Yo estaba embarazada mientras lo estábamos haciendo! Todo el mundo tiene el derecho de decir que algo no le gusta, pero la vehemencia personal contra él iba algo más allá de un simple «no me gusta».

Aun así, después de esa experiencia, empezaste a lanzar música con mayor constancia.

En Dream of Life, la misión era hacer un disco con Fred y tener el honor de trabajar con él. Y luego en Gone Again, la misión era recordarlo después de su muerte. En Peace and Noise, explorar mis pensamientos y ver dónde me encontraba, dónde las cosas estaban. Gung Ho refleja mis estudios en la época, sobre Vietnam y Ho Chi Minh y más cosas.

Para mí, Trampin’ fue mi primer verdadero disco como yo misma. Me sentí confiada para hablar en contra de la administración Bush y su ataque a Iraq, pero sin ser muy minuciosa con la política. «Radio Baghdad» es una improvisación, tomando el punto de vista de una madre que tenía que enfrentarse a bombas cayendo durante la noche de Shock and Awe, consolando a sus hijos, contándoles sobre el país, y que si algo le ocurría a ella, inculcasen su historia personal y la historia de su gente a sus hijos. Estaba muy orgullosa de Trampin’, porque para mí era como Horses en el sentido en el que no estaba lleno de desconfianza — ¿soy lo suficientemente bueno? ¿Debería estar aquí? ¿Debería renunciar? ¿Estoy intentando hacer dinero? No lo hice esto para ser famoso — todas las cosas sobre las que Kurt Cobain habló, sé sobre esos conflictos y esa división. Pero Trampin’, tenía cosas que decir e ideas que quería compartir y no me preocupaba nada de eso.

Hacer [Twelve] era casi como una pausa para anuncios — fue divertido, algunas veces una tortura, muy interesante — . Aprendí muchas cosas, porque cuando estoy haciendo discos, escribir canciones es bastante duro para mí. No tener esa responsabilidad, podía pasar mucho tiempo en conocer a mi voz y dando más pautas. Aprendí muchas cosas sobre mi voz, nuevas cosas que podía hacer.

Nunca has hecho un recopilatorio o una gran retrospectiva.

Bueno, todavía estoy trabajando. También, nunca sobre-grabé en aquella época, tenías una cantidad de dinero y hacías tus ocho canciones. Nunca tuvimos ese tipo de gran presupuesto que te permitía grabar 22 canciones, así que no hay mucho sin mostrar. Probablemente la cosa más interesante es cuando he hecho improvisaciones, quizás hemos hecho unas pocas y todas diferentes. En Peace and Noise, una improvisación de «Memento Mori» fue sobre la muerte de Blind Lemon Jefferson.

Siento como si todavía estuviese aprendiendo. Sigo pensando en que haré el gran disco, escribiré el gran libro, pero si algunas personas piensan que ya lo hice, y que fue el primero que hice, ¿cómo de afortunada soy de que me hayan permitido continuar? Así que si llegué a tocar la conciencia de la gente o no, todos esos discos tenían ese objetivo. Sigo pensando que no fueron apreciados universalmente, o si muchas de las canciones son oscuras, la gente las verá. Y lo son.

¿Cuál crees que es la mayor equivocación sobre ti?

La cosa que más me preocupaba fue cuando tuve que volver a la vida pública en el 95 o 96, cuando mi marido murió. Vivimos un estilo de vida muy simple, de la manera más recluida en la que él era el rey de nuestro dominio. No conduzco. No tenía muchos ingresos, y sin él, tenía que encontrar la manera de sobrevivir. Aparte de trabajar en una tienda de libros, la única cosa que sabía era hacer discos — o escribir poesía, que no iba a ayudar a hacer que nuestros hijos fuesen a la escuela — . Pero cuando empecé a hacer entrevistas, la gente continuó diciendo «Bueno, tú no has hecho nada durante los 80», y solamente quería coger la pistola de Elvis Presley y matar la parte televisiva de sus almas. ¿Cómo podían decir eso? La arrogancia de la gente, pensar que si no están leyendo sobre ti en los periódicos o revistas, es que tú no estás haciendo nada.

No soy una celebridad, soy una trabajadora. Siempre he trabajado. He trabajado desde antes de que la gente leyese nada sobre mí, y el día que la gente paró de leer sobre mí, estaba trabajando incluso aún más. Y la idea de que si eres una madre, no estás haciendo nada — el trabajo más duro que hay, ser una madre o padre requiere mucho sacrificio, disciplina, altruismo y pensar que no estábamos haciendo nada mientras educábamos a nuestro hijo o hija me horrorizaba — . Me hace entender por qué algunas personas se cuestionan si no son dignos por no hacer una gran cantidad de dinero o si no son famosos, y eso no está bien.

Mi madre trabajó en una fuente de soda. Hacía la comida, era camarera, y trabajaba muy duro, era una trabajadora muy devota. ¡Y su ensalada de patatas se hizo famosa! No conseguirías su ensalada de patatas de la tienda de delicatesen, ella se levantaría a las 5 de la mañana para hacerla ella misma, y la gente venía de Camden o Philly a su pequeña fuente de soda en South Jersey por su famosa ensalada de patatas. Ella estaba orgullosa de eso, y cuando venía a casa por las noches, totalmente agotada y tirando las propinas sobre la mesa y contando el total, uno de sus mayores orgullos era saber que la gente venía de tan lejos por su ensalada de papas. La gente decías, «Bueno, ¿y qué hizo tu madre? ¿Era una camarera?» Sirvió a la gente, y sirvió de la manera que mejor sabía hacerlo.

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