Más allá del espectro del género: Una entrevista con Antony Hegarty

Explorando la singular perspectiva del nuevo documental ‘Turning’ y el surgimiento del movimiento Future Feminist

Cuepoint en español
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Por Kelly McCartney. Traducido por Laura García.

Ya en 2006, Antony and the Johnsons se asociaron con Charles Atlas para una notable representación de una pieza llamada Turning. En él, las canciones profundamente significativas de Antony se presentaron junto a una serie de mujeres, literalmente dando vueltas en un pedestal. Ese año, el grupo recorrió Europa, acreditando los viajes a su paso y dando como resultado una película del concierto con el mismo nombre que fue estrenada en los cines en otoño de 2011. Ahora, el disco está siendo relanzado como DVD y CD con la esperanza de llegar a un público más amplio… y eso es todo lo que Antony ha soñado jamás para este mágico y transformador proyecto.

Cuepoint: El documental Turning muestra el fortalecimiento femenino en lugar de la sexualización habitual, destacando la perfección de lo imperfecto en todos nosotros. Incluso si esto es lo que un público singular se lleva, sería un éxito para ti, ¿no?

Antony: Para mí, el éxito es que la gente vea la película y para ello, que alcance al mayor número posible de personas, sobre todo en esta fase de la vida. Realmente este fue el momento en el quería que se difundiera por todas partes. En términos de lo que la gente se lleva de ello, he descubierto que tiene un impacto muy homeopático en la gente… empezando por mí. Creo que nos topamos con una forma, una especie de curación, sin saber muy bien lo que la hizo mágica. Pero habiendo convivido con el trabajo durante 10 años, lo he llegado a entender en cierta manera. Es una de las pocas piezas del trabajo en mi vida que realmente no tenía ni idea de lo que era cuando lo estaba creando por primera vez. Así que, es difícil para mí hablar sobre lo que quiero que la gente se lleve de esto.

Yo sé lo que veo en ella. Sé lo que significa para mí. Y, para mí, representa algo bastante al límite. Estábamos construyendo intuitivamente un puente entre estos diferentes tipos de conciencia femenina. Ni siquiera teníamos palabras para hablar de lo que era en 2006. Ahora, tenemos más palabras para hablar de ello en 2014.

Pero, honestamente, mucha gente ve «Turning» y todo lo que ven es la palabra «transgénero». Y si esto es todo lo que se llevan de ello, es genial. Pero esa nunca fue la finalidad de nuestras intenciones.

Desde siempre, algunas de mis parejas creativas más significativas son mujeres que no son transgénero; son mujeres cisgénero. Algunas, artistas muy potentes de Nueva York, diferentes mujeres que han sido mi pareja creativa a lo largo de los años… personas como Johanna Constantine, Kembra Pfahler. Y ellas tienen presencia en el trabajo — y en mi vida a lo largo de los años desde que hicimos esta pieza — es tan crítica para mí como la presencia de las mujeres transgénero. La fusión de estos dos tipos de presencias — como parte del espectro de presencias — es muy, muy importante para mí. Supongo que es una respuesta corta a una pregunta complicada. [Risas]

[Risas] Está bien. Incluso si sacas sus actuaciones y simplemente consideras la música y su poder… coge una canción como «For Today I Am a Boy». Son tus emociones, pero permite a otros encontrar afinidad, si no por ellos mismos, sí dentro de ella. Cuando escribes, ¿es esa parte de tu intención o simplemente un subproducto agradable?

Realmente me sorprendí de que una canción como “For Today I Am a Boy” encontrara semejante… Cuando tantos tipos diferentes de personas dieran en las carreteras con esa canción y encontraran una forma de establecer una conexión con ella. Recuerdo la primera vez que canté esta canción a un amigo mío. Dije: «escucha esto curioso que he escrito», y ellos dijeron, «Oh, nunca podrías cantar eso en público, Antony. Es demasiado. Es demasiado». Y este era un amigo mío trans. Pero eso fue probablemente en 2003 o 2001… no, tal vez antes, puede que en 1998. Dijeron: «No puedes cantar eso». Y fue siempre lo «prohibidísimo» de decir algo como eso, tan afligido, lo que me atrajo a ello.

Es gracioso pensar de nuevo en lo intimidante que la canción solía ser para mí y para presentarla en público, lo arriesgado que parecía. Porque ahora, es tan normal. Esta canción representa un pequeño triunfo cada vez que la saco. A la gente le encanta. Pero nunca hubiera imaginado, ni en un millón de años, que algo que había escondido tan vergonzosamente o sentido una punzada de humillación, se convertiría en algo con lo que la gente pudiera identificarse. Pero eso es a menudo una verdad en la música. Algo que es peligroso puede acabar siendo algo que tiene un atractivo universal.

Por supuesto. Creemos que somos los únicos que podemos sentir de una forma determinada y, sin embargo, hay millones de personas ahí fuera que están pasando por ello también.

Sí, diría que la versión extrema de esto es «Hope There’s Someone», que es probablemente la canción más personal que he escrito nunca. Eso la convirtió en mi canción más querida. De esta canción sí que solía pensar que sería imposible cantar en público. Ahora, puede que la haya cantado unas mil veces.

Es increíble cuando no escribes esas muchas canciones y caminas con un pequeño catálogo de ideas muy cristalizadas a lo largo de los años, y ves que las canciones tienen vida propia, las ves transformarse tan profundamente en su significado de lo que eran originalmente, muchas de las veces, a esas estrellas gigantes de la comunicación.

Sí. Una de las piezas en Turning que es realmente llamativa es «I Fell in Love with a Dead Boy» cuando llegas a la parte donde te planteas esta cuestión inevitable del «¿eres un chico o una chica?» Habiendo yuxtapuesto esas representaciones del espectro de género. ¿Qué significa esta representación, teniéndote, tu voz y tus canciones junto a esas mujeres?

Es curioso. Cuando cantaba esta canción, es probablemente que ni una sola vez la cantara indagando en las mujeres que son parte de ella.

Claro. Exáctamente. Pero eso es parte de la belleza que tiene. Te estás planteando esta cuestión binaria contra un espectro.

Pero seguramente ni una sola vez me planteé eso. Aunque, mucha gente en el grupo hubieran tenido muchas experiencias con esa pregunta, sobre todo creciendo en América. Fue una pulla constante a los 12, 13 años y acababas de comenzar la pubertad y los niños empezaban a diferenciar sobre su género. Es una pregunta bastante cruel que la gente te hace. Al menos en los 80, tus compañeros te gritarían: «¿ERES UN CHICO O UNA CHICA?» Sería como la última cosa que la gente diría antes de darte un puñetazo en la boca.

Es gracioso porque esa pregunta me la lanzaron de niño. No era una pregunta que me hiciera a mí mismo tanto como era necesario que me empujara como una evidencia de que no encajaba en la sociedad de aquel momento, y la crisis que esto representaba para otras personas. Con frecuencia, diría que el 90% de la experiencia de los transexuales es una universalización de una crisis que nuestra identidad representa para otras personas. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Lo entiendo muy bien. Es algo extraño y hermoso para moverse por el mundo como alguien que enerva a la gente con su mera presencia.

Han sido otras culturas, otras sociedades… hay un libro increíble llamado Spirit and the Flesh que trata sobre la tradición nativa americana de dos espíritus. Fue muy revelador para mí y para un pequeño grupo nuestro en Nueva York a principios de los 90, que estábamos buscando otras representaciones, otros modelos de cómo la gente transexual podría estar integrada dentro de una cultura, de una familia, de una sociedad. La idea de que una persona trans pudiera estar mantenida como algo particularmente valioso o que un niño trans pudiera ser un valioso regalo de Dios y que su familia lo celebrara por las diferencias de él o ella… que es precisamente su cualidad como transgénero lo que les convierte en una bendición especial del Cielo y de la Tierra. Eso es un motivo de celebración, como una cosecha.

Ese tipo de ideas… Me recuerdo descubriéndolas con mi amiga Chloe Dzubilo, que fue una gran activista trans en los 90 en Nueva York. Nos solíamos deleitar con esas ideas. Eran una especie de revelación para nosotros. Solíamos imaginar que éramos parte de eso, casi como una forma curarnos a nosotros mismos.

Por supuesto. Tengo un tatuaje precisamente de los Nativos Americanos como recordatorio.

Sí.

Esas tribus eran sociedades matriarcales, la mayor parte, así que honraban el feminismo y a la Madre Naturaleza. ¿Crees que el patriarcado es la raíz del problema?

Tenemos que ser algo cuidadosos porque muchas culturas de nativos americanos no eran de esa forma. Algunos de ellos eran ciertamente matrilineales y otros tenían hermosos lugares para las personas transgénero. Muchas culturas indígenas tendían hacia lo matrilineal, pasando de la riqueza de las mujeres como oposición a través de los hombres. No es como si esas culturas no observaran lo binario de los roles de género, pero ellos hicieron espacio para personas que existieron más allá de los parámetros de lo binario de los roles de género. El establecimiento de objetivos diferentes, en términos generales, para los sexos no era con el fin de someter a uno de los sexos. Fue hecho para dividir las tareas a mano y sobrevivir.

Esta ha sido una conversación interesante para nosotros, especialmente en el último par de años. Hemos estado haciendo el Future Feminism en Nueva York — un grupo de mujeres, que estuvieron en Turning, algunas de mis mejores amigas y compañeras como Joahna y Kembra, Bianca y Sierra de CocoRosie. Ha sido interesante hablar más en profundidad sobre lo que cada uno de nosotros percibe como arquetipos de masculinidad y feminidad, y discutir la raíz de esas cosas. Casi ha estado prohibido en las últimas décadas del feminismo tomar una perspectiva esencial y sugerir que hay una especie de base biológica para muchos aspectos de las diferencias entre hombres y mujeres, en términos generales, simplemente porque las mujeres han sido tan intensamente castigadas por haber sido biológicamente diferentes de los hombres. Esa fue la base para nosotros para que nos descalificaran para participar en el gobierno y en toda esta clase de cosas.

El punto de vista que hemos estado adoptando al definir nuestro objetivo desde 2014 para Future Feminist como grupo de artistas en Nueva York, es que son precisamente esas diferencias, esos aspectos de la feminidad que, en realidad pensamos que deberían estar a la vanguardia en la guía de nuestro gobierno, por ejemplo, mientras que nosotros hemos apoyado durante tanto tiempo al prototipo masculino para gobernar. Pero también para ver ambos aspectos como totalmente inocentes, emergiendo de nuestros cuerpos. Solo por la forma en la que los niños y niñas nacen, y la testosterona y estrógenos transcurren por nuestros cuerpos de la forma más natural e inocente. Y que nosotros, personas transgénero, estamos fuera, delante de la onda que expresa la alegría y mutabilidad del género, el misterio del género.

Hay tantas cosas que pasan, cada vez más, para mí. Me preguntas sobre lo que la gente coge de Turning. Mi atención se centra más en la conexión entre la conciencia trans, la conciencia de Future Feminist y la conciencia ecológica. Estamos hablando también sobre la conexión indígena, los modelos de roles indígenas y volviendo de nuevo a las espiritualidades centradas en la Tierra. Hablamos de sistemas patriarcales frente a sistemas matriarcales y somos muchos allí. Esto es una parte muy importante de nuestra conversación. No creo que pudiera separar una conversación sobre feministas transgénero de una conversación sobre indígenas, gobierno y ecología. ¿Sabes lo que te digo? Para mí es la misma conversación porque no nos queda tiempo. Debido a que la mitad de la vida silvestre ha desaparecido en los últimos 40 años. Porque estamos esperando que el 70% de ella se extinga a finales del siglo. Porque no tenemos el lujo del tiempo para pensar que la historia termina con la plena expresión de nosotros mismos.

He llegado a darme cuenta, más y más, de que este aspecto de la auto expresión es solo un microcosmos de un sistema mucho más grande de alegría y quebrantamiento que necesitamos atender urgentemente. Y, como la gente transexual, tenemos el potencial para una perspectiva única, un punto de vista único que podría ayudarnos. Creo que hay una expectativa de que ser trans es como un juego, que trata de moldear potenciales. Obviamente, cada uno tiene su propio punto de vista y hay un montón de personas transgénero por ahí que no tienen intereses en el mundo del corazón, así que siempre acabo metiendo la pata cuando veo parte de la mierda que esta ocurriendo por ahí. [Risas]

Pero, en mi cabeza, así es como he organizado esas relaciones entre los trans, el feminismo y la ecología. Es muy diferente de cualquier punto de vista, pero es el mío, supongo.

Has contestado a cinco de mis preguntas de un sólo golpe, lo cual es genial. En esta perspectiva única de los trans teniendo un ojo tanto en el mundo masculino como en el femenino… ¿Crees que si la gente tuviera esta visión más amplia el mundo sería un lugar mejor?

Por un lado, cualquier cosa que otorgue a una persona el «estado de forastero» la sociedad les ofrece, también, mayor perspectiva porque cuanto más alto te mantienes del centro, más clara es tu visión. Ves más allá del campo, ves los árboles. Por otro lado, creo que los forasteros siempre tienen un punto de vista interesante. Eso está separado de los problemas de los trans, totalmente.

Suelo pensar que hay aplicaciones para la experiencia de los trans que podrían ser un trabajo tremendo para el resto de la sociedad en términos de ayudar a las mujeres para ver un camino hacia el poder personal y para ayudar a los hombres a encontrar no solo la humildad, sino también para ver la recompensa en explorar el mayor espectro del potencial de su género… o para ser más conscientes de ello, ¿me explico? Derribar su privilegio masculino en todos los ámbitos, para los hombres y mujeres y derribar algunas de esas nociones que nos oprimen, sistemas que hemos creado a lo largo de los años y que ahora nos oprimen, a todos y a cada uno.

He llegado a la conclusión que pensar en misoginia es demasiado… No puedo realmente decir que empatice, pero la misoginia — tan atrozmente como impacta en mujeres — tiene también impacto en los hombres. En desempacar nuestras limitaciones auto impuestas que incoscientemente habitan en torno al género, hay un potencial para el crecimiento del espíritu — e incluso emocional, personal, psíquico, intuitivo — para todos nosotros. Y una mayor calidad de vida para todos. Y se me ocurre pensar que es imposible crear un mundo sostenible en relación al resto de la naturaleza sin hacer eso.

Así que, de nuevo, lo he agrupado todo. Simplemente parece como el mismo rumbo de acción de comenzar a encontrar la forma de volver a conectar con la tierra, para darme cuenta de que somos parte de ella, que estamos espiritualmente hechos del mismo material que la tierra, alejarse de algunas rupturas brutales de la tierra que han estado engañándonos por diferentes cielos de religiones de Dios. Creo que, para que podamos dejar de oprimir a la naturaleza, tenemos que dejar de oprimir la feminidad. Tenemos que parar de oprimir la feminidad que hay en nosotros. Tenemos que dejar de someter a las mujeres en la sociedad. Creo que lo siguiente que vendrá es que parásemos de subyugar y, literalmente, violar la tierra como nuestra fuente de creación… y estas mujeres como nuestra fuente creativa durante miles de años. Siento como que todo va por el mismo camino.

Esas ideas no son nuevas. Son tan antiguas como el tiempo. Las he aprendido de mis mayores, de personas con las que crecí en comunidad con… feministas, libres pensadores y ecologistas. No reclamo la propiedad o autoría de ellas. Pero siento que, como artista, estoy obligado a usar mi campo de influencia para transmitir esas ideas en un esfuerzo por participar tan vigorosamente como pueda presentando una voz de desacuerdo u oposición a la trayectoria de la cultura dominante.

Sigue a Kelly McCartney en Twitter @theKELword.

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