La cabeza llena de dudas / El camino lleno de promesas

Ariadna Arbelo
2 min readMar 16, 2015

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«Hoy en día no se puede empezar desde cero. Cualquier niño de doce años con un teléfono móvil puede saber lo que hiciste. Todo lo que hacemos ha sido recopilado y cuantificado. Apesta».

No te sorprendas porque cite a Batman. En la Iglesia Baptista de Westboro (WBC), utilizar frases de la cultura pop es bastante habitual. ¿Por qué no? Los sentimientos que expresan son fácilmente identificables por la gente y cambiar su significado es tan sencillo como darles un nuevo contexto. Así que pongamos las palabras de Selina Kyle en un nuevo escenario:

En una ciudad de un estado del centro de un país vive un grupo de personas que creen que son el centro del universo; conocen el Bien y el Mal y ellos son el Bien. Trabajan duro y van al colegio y se casan y tienen niños a los que llevan a la iglesia y enseñan que protestar continuamente contra las vidas, muertes y rutinas de El Mundo es la única muestra genuina de compasión que puede hacer sinceramente alguien que ama a Dios. Los padres son atentos y comprometidos, y sus hijos se aprenden bien la lección.

Este es mi escenario.

Hasta hace muy poco, esto era lo que había vivido, respirado, estudiado, creído, predicado — en voz alta, todos los días y durante casi 27 años.

Nunca pensé que todo podría cambiar. Nunca lo deseé.

Y entonces, de repente: cambió.

Y me marché.

¿Y qué haces a partir de ese momento?

No lo sé exactamente. Sin embargo, mi hermana Grace está conmigo. Estamos intentado decidirlo juntas.

Hay algunas cosas que sí sabemos.

Sabemos que hemos hecho y dicho cosas que han herido a otras personas. Hacer daño a otros no era el objetivo, pero era uno de los resultados. Deseamos que no hubiera sido así y lamentamos el daño que causamos.

Sabemos que queremos con todo nuestro corazón a nuestras familias. Ahora nos ven como traidoras y nos han echado de sus vidas, pero sabemos que tienen buenas intenciones. Nunca podremos no quererlos.

Sabemos que no podemos deshacer todas nuestras vidas. Ni siquiera podemos decir que lo querríamos hacer: somos quienes somos gracias a todas las experiencias que nos han traído hasta este punto. Lo que queremos es intentar encontrar un mejor manera de vivir a partir de ahora. Ese es nuestro objetivo.

Hasta ahora nuestros nombres han sido sinónimo de «Dios odia a los maricas». Cualquier niño de doce años con un teléfono móvil puede saber lo que hicimos. Aunque esperamos que la Srta. Kyle también tuviera razón sobre el resto (que apesta) y sobre que los cambios que hagamos en nuestras vidas hablarán por nosotras.

Megan y Grace

Algunas de las preguntas tienen respuesta aquí.

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