Ya es hora de dejar de preocuparse por Lauryn Hill

Solía adorarla. Ya no.

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Por Stefan Schumacher. Traducido por Vanessa Wilbat.

Nunca olvidaré la primera vez que escuché The Miseducation of Lauryn Hill. Fue en una tienda de discos, en la época en la que había estaciones para escuchar álbumes nuevos con auriculares. Apenas empezó la primera canción, «Lost Ones», una grabación que «hablaba pestes» de su exnovio y miembro de la banda The Fugees, Wyclef Jean, me enganché.

Le siguieron una de las canciones más potentes sobre los amores tormentosos, «Ex Factor», y una increíble oda a la maternidad que haría llorar a cualquiera, «To Zion». Escuché casi la mitad del álbum antes de comprar el disco compacto.

Mi introducción a esta obra maestra es un ejemplo del poder de la música, si recordamos hace cuánto tiempo fue lanzado. Ya no existen las tiendas de discos, y en la actualidad, raramente tenemos contacto con un CD nuevo; el concepto de ir a una tienda a descubrir música parece ser, francamente, prehistórico.

Por eso, cuando fui a comprar entradas para la presentación más reciente de Lauryn en Chicago, quedé atónita al ver que cada una costaba ochenta y ocho dólares. No porque esté protestando precios excesivos; no tengo ningún problema con pagar más de cien dólares por alguien a quien realmente quiero ver.

Quería ver a la señorita Hill, pero había algo acerca de pagar tanto por un artista que no ha producido nada relevante en casi dos decenios que no iba bien conmigo. Y ni hablar de su reputación de artista inconsistente y poco fiable: cancelación de espectáculos, apariciones retrasadas, desmayos.

Pienso que, por más grandiosos que sean Miseducation y The Score de The Fugees, ahora hacen parte de un pasado lejano. Lauryn Hill fue una gran artista. Ya no lo es más, y es hora de que dejemos de verla como tal y de seguir esperando que cumpla una promesa que expiró hace mucho.

Según reportajes —y para sorpresa de nadie—, sí se presentó tarde e hizo expulsar a un fan que la acosó con preguntas sobre su retraso.

No has hecho nada por mí últimamente

Cuando me enteré de la canción de Hill «Black Rage», lanzada en respuesta a la situación en Ferguson, Missouri, pensé que tal vez había encontrado una razón para escribir algo nuevo e importante. Por desgracia, ha estado interpretando esta canción desde 2012. Su voz es débil y quebradiza, y la grabación es de mala calidad.

Han pasado dieciséis años desde el lanzamiento del único álbum de estudio como solista de Hill, y aunque ha producido poco que valga la pena destacar desde entonces, ella sigue poseyendo cierto misterio, despertando cierta curiosidad. ¿Qué hace ella con su tiempo? ¿Cuántos hijos tiene? ¿Estará en la ruina? ¿Podrá retornar a su antigua gloria? ¿En qué estaba pensado cuando interpretó ese set acústico extraño para MTV en…?, ¿cuándo fue?, ¿en 2002?

El set acústico de Lauryn Hill en MTV Unplugged en 2002 no fue bien acogido por sus fans.

Más importante aún, sus seguidores más fervientes (me incluyo) se preguntan cuándo producirá otra gran obra de arte. Hemos amado The Score y Miseducation tanto, y durante tanto tiempo, que haríamos cualquier cosa por tenerla de regreso. ¿Quién hace un álbum que vende seis millones de copias sólo en los EE UU y otro que vende ocho, y luego simplemente se detiene?

«Lauryn Hill dice que su corazón estaba en Sión / desearía que su corazón volviera a escribir versos», dijo Kanye West en «Champion», canción de su álbum Graduation, lanzado en 2007.

Dice mucho acerca de su lugar en el panteón de la música el que uno de los principales artistas de la última década siga añorando su retorno, nueve años después de Miseducation.

El problema es que, al repasar su historia, nos damos cuenta de que no ha estado tan ausente como parece. Ella ha lanzado una serie de canciones olvidables (¿olvidadas?): «The Passion» de la banda sonora de La pasión de Cristo; una remezcla de «So High» de John Legend; un video musical llamado «Social Drugs»; «Lose Myself» de la banda sonora de la película animada Surf’s up; «Fearless Vampire Killer», «Neurotic Society»; realizó una gira (no muy exitosa) con The Fugees; ha hecho una serie esporádica de conciertos, descuidados y deslavazados.

Y sin embargo, cuando pensamos en ella, generalmente nos transportamos a ese momento congelado en el tiempo —en mi caso, fue el verano que fui a la universidad— en el que desgastábamos las ranuras de la obra de arte indeleble, «hecha a mano», que fue Miseducation.

En los premios GRAMMY de 1999, Hill se convirtió en la primera mujer en ganar cinco veces en una noche.

Tampoco podemos olvidar lo increíble que fue el año 1998 y cuan destacado sigue siendo su trabajo. El disco Hard Knock Life de Jay-Z, Aquemini de Outkast, It’s Dark and Hell It’s Hot de DMX, Hello Nasty de The Beastie Boys y los álbumes Black Star de Talib Kweli y Mos Def salieron ese mismo año.

¿Acaso seguimos esperando el retorno triunfal de DMX? ¿Estamos desesperados porque se reúnan Outkast y Black Star, ninguno de los cuales ha hecho un álbum en años?

Claro está que estos artistas tienen fanáticos muy fieles, pero no gozan de la «mitología» que rodea a Hill. Aunque esos discos hayan sido muy populares, no sentimos la misma nostalgia por ellos que por Miseducation.

¿Recuerdas cuando Lauryn ganaba todos esos GRAMMYS luciendo ese traje de pantalón blanco (1999)? Da la sensación de ser la última vez que la vimos en realidad.

En serio, ¿contra qué está luchando?

Algunos han culpado a la relación de Lauryn y su vida familiar por la estrepitosa caída de su carrera: tiene seis hijos, cinco de ellos con su pareja de mucho tiempo, Rohan Marley (hijo de Bob). Y claro, no es raro que las prioridades de alguien cambien cuando empiezan una familia, pero a mí no me convence del todo. Tener un hijo fue la inspiración para una de sus mejores canciones, «To Zion», y si ella había alcanzado lo que se había propuesto en su carrera y quería dedicar su vida a su familia, bien por ella. Esa sería una opción respetable.

Lauryn Hill y Rohan Marley tienen cinco hijos juntos.

Pero gran parte de la desaparición de Hill de la corriente principal está ligada a una protesta difusa contra la autoridad, los medios de comunicación y otros poderes institucionales. Cuando ella cerró su organización sin fines de lucro, Refugee Project, destinada a ayudar a la juventud urbana, según consta, hizo la siguiente declaración:

«Tenía una organización sin fines de lucro y tuve que cerrar todo eso. Ya sabes, sonríes mientras sostienes un cheque por una gran cantidad, cosas obligatorias, las cosas no llegaban por convicción o pasión. Eso es esclavitud. Todo lo que hacemos debe ser el resultado de nuestra gratitud por lo que Dios ha hecho por nosotros. Debe ser hecho con pasión».

¿Hacer apariciones obligatorias para su organización caritativa es equivalente a la esclavitud?

Luego salió un reportaje en la revista People sobre una corta reunión con The Fugees en 2005, en la que ella exigió ser llamada Srta. Hill, y pensó en cambiar su nombre a Empress (emperatriz). No es exactamente la actitud de una madre con los pies en la tierra, a quien no le interesa la fama. También corren habladurías acerca del consumo de droga, suscitadas a causa de sus declaraciones extremas y las extrañas presentaciones y cancelaciones por «razones de salud».

Sin embargo, su comportamiento errático, paranoia y fijación religiosa manifiesta (según informes, asistía cinco días a la semana a estudiar la Biblia durante su descanso pos-Miseducation), sugieren que es algo más cercano a una enfermedad mental o por lo menos a la angustia. Marley una vez explicó que ella escribía su música «en el baño, sobre el papel higiénico, en la pared. Ella escribe en el espejo si este está empañado».

Su lado irracional se reveló de manera más tangible cuando rehusó pagar impuestos. Fue acusada de evasión en 2012 por no pagar 1,8 millones de dólares en impuestos federales, y en 2013, cumplió una pena de tres meses en prisión. Y su reciente serie de giras, incluso cuando las actuaciones han ido mejorando, no deja de parecer un robo de dinero.

Ella escribió un extenso post en Tumblr antes de ir a la cárcel, sobre los diversos abusos históricos que han ocurrido, la hipocresía del Servicio de Impuestos Interno (IRS por sus iniciales en inglés), el «terror» del sistema. Si tiene o no razón no tiene importancia en lo que respecta a su historia personal. Ella es una artista querida de la clase media de Nueva Jersey.

¿Por qué está tan enojada, y por qué no ha sido capaz de canalizar su enfado y orientarlo hacia la creación de una declaración musical coherente? Ese tipo de emoción debería inspirar algo grande e importante. Sería fantástico escucharlo. Me emocionaría sobremanera si llegase a crear una nueva genialidad. Realmente no me interesan sus declaraciones públicas o incluso sus indiscreciones frente a las autoridades (otros artistas son culpables de cosas mucho peores). Solo quiero la música.

Pero después de todos estos años, solo puedo suponer que ella o no es capaz o no tiene la disposición. Así que he decidido dejar de preocuparme.

El talento de Lauryn sale a relucir en dos álbumes clásicos que juntos han vendido treinta millones de unidades en todo el mundo.

Solía adorarla

Uno de los riesgos de amar a alguien que no te ama es el de desperdiciar el tiempo que le has dedicado a esa persona, mientras ellos están quién sabe dónde haciendo algo sin ti: amando a otra gente, preocupándose por otras cosas. Aparecen de vez en cuando y tú los esperas para darles tu completa atención. Luego, cuando finalmente consigues superarlo, te preguntas por qué diste tanto de ti a una causa perdida.

Es parecido a lo que ocurrió con D’Angelo y Dr. Dre’s Detox. El mismo caso de Harper Lee y J.D. Salinger. Y ahora, por supuesto, Lauryn Hill. Cuando por fin dejas de esperar, te das cuenta de que no valía la pena hacerlo. Hay tantos grandes amores y artistas en el mundo, más merecedores de nuestra adoración y más dispuestos a corresponderla.

A menudo me pregunto, ¿si dejáramos de preocuparnos, dejarían ellos de recluirse? ¿Producirían algo ya que —según su razonar distorsionado— no existen motivos para no hacerlo? Es como Aquiles en la tienda cuando no quería ir al campo de batalla, a pesar de los ruegos de sus soldados compañeros. Tan pronto lo dejan en paz, él sale. ¿Se han olvidado de mí?

Dejaré a la Srta. Hill en paz. No porque siga deseando que regrese, sino porque no se merece que la esperen. Ella tiene dos álbumes clásicos en su bolsillo, pero es más una memorable flor de un día que una leyenda.

Ella era grandiosa. Solía adorarla. Pero ya no.

Sigue a Stefan Schumacher en Twitter @DeathStripMall.

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