Para de romper cosas

Porque siempre puedes reducir la velocidad un segundo para asegurarte de que te gusta el lugar a donde te diriges.

Evelyn Wittig

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Yo estoy a favor de ir siempre hacia adelante. Trabajar a contrarreloj. Hacer por lo menos seis cosas imposibles antes del desayuno. Se requiere un esfuerzo continuo y constante para alcanzar nuestro verdadero potencial, y aquellos que se quejan de que las oportunidades son finitas puede que necesiten esforzarse más.

Pero no solamente debes moverte de prisa; también tienes que ser capaz de dar un paso atrás. Porque si vas a pisar el acelerador, debes estar absolutamente segura de no ir tan rápido que no te sea posible recuperarte en el caso que te desvíes de rumbo. ¿Por qué romper el límite de velocidad sólo para llegar a algún lugar en el que nunca quisiste estar?

Pocos días después de un reciente proyecto con un resultado decepcionante (por decir lo menos), decidí que en lugar de culpar a los demás iba analizar más detalladamente todas las decisiones que había tomado en el proceso. En retrospectiva, me di cuenta que había muchas señales de advertencia que no vi mientras audazmente avanzaba hacia adelante. Centrada completamente en mi carrera contra el reloj, se me olvidó que la presión sobre mí fue en gran medida auto-impuesta. El ciclo lo podía haber roto en cualquier momento.

Es un error fácil de cometer, pero no es inevitable. Sólo recuerda: no tienes que permanecer en la relación abusiva, o en la fiesta aburrida o con el empleador explotador. Tú puedes alejarte de cualquier aspecto de tu vida que no esté funcionando para ti.

No tienes que hacer lo que te pide tu cliente cuando algo parece no estar bien.

No tienes que atormentar a la gente para que se involucre en un proyecto cuando hay otras opciones.

No tienes que encontrar una manera de cumplir con un plazo cuando las circunstancias atenuantes hacen que sea poco razonable.

No tienes que dejarlo todo para hacer que algo funcione cuando está claro que no será así.

No tienes que tomar atajos en la carrera hasta el final, cruzando los dedos y esperando lo mejor.

Simplemente bájate del tren.

Puedes dar un paso atrás y preguntarte si estás terminando algo por el simple hecho de terminarlo. Puedes buscar las señales de alerta que indican que tal vez sería mejor simplemente dejar el proyecto antes de que acabes perdiendo mucho más.

Puedes tomar un momento para preguntarte si estás haciendo un trabajo conmovedor que cambiará tu pequeño rincón del mundo. Puedes preguntarte si vale la pena tomar atajos o riesgos para llenar las expectativas de la gente.

Tú puedes decir no. No aceptes la sociedad o el cliente o la oportunidad, incluso si no estás segura de tus alternativas. Tal vez tengas que tomar un empleo en el que tengas que lavar platos para poder llegar a fin de mes, pero al menos eso te ayudará a detener tu gran auto-destrucción.

Hay momentos en los que no puedes parar. Hay momentos en los que debes milagrosamente terminar lo que empezaste, mantener tus promesas, e ir hacia adelante a toda velocidad. Pero también hay momentos en los que «llegar a la meta» es algo que haces porque tienes miedo de las consecuencias.

Puede que necesites moverte de prisa para hacerte cargo de esas consecuencias, pero eso significa que moverse de prisa te da el poder de decir no. Así que dilo. Hazte cargo de las consecuencias. Y sigue empujando hacia adelante, pero esta vez en la dirección correcta.

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Evelyn Wittig

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