#UkrainianDream.

La impresionante adquisición de WhatsApp por parte de Facebook como hito del capitalismo norteamericano.

Santiago Siri
Política * Internet

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Kiev, Ucrania. 19 Febrero de 2014. El odio alcanza su punto físico: violento e irreversible, la protesta entre dos bandos desemboca en lo que un eufemismo periodístico describe como “revuelta civil. La fractura de las naciones que parecían un mal recuerdo de la política estilo siglo XX, resurge como consecuencia de la polarización extrema.

Cuando en el año 2000 el poder secuestra y asesina al periodista Georgiy Gongadze (¿te suena?), el presidente Kuchma —acusado por la oposición por ser el autor intelectual del crimen — llega a terminar su segundo mandato en 2004 hundido en polémicas y decide dar un paso al costado llamando a elecciones. En ese contexto estalla la Revolución Naranja, con acusaciones de fraude y polarizando al país entre los que veneran a Rusia y los que prefieren a Occidente. La de Ucrania fue la primer gran crisis de representación que se registró durante la última década.

Gracias a las redes sociales, es posible mirar los hechos de violencia en las calles de Ucrania desde la subjetividad de sus propios ciudadanos. La revista Esquire rescató los timelines de Instagram de muchos de ellos, donde se contrasta la vida que llevaban antes y el infierno que vivieron en la última semana:

Y tan escalofriante como estas imágenes, es conocer la opulencia del poder político en Ucrania. Luego de llamar a elecciones anticipadas y huir, se conocieron imágenes de la fastuosa mansión del presidente Yanukovich:

¿Que clase de mérito se premia en una sociedad como la Ucraniana donde la corrupción esta a la orden del día? Este es un país hijo de la Unión Soviética donde tras la caída del muro, todos los ciudadanos pudieron ser accionistas de las empresas públicas. Pero sin la preparación intelectual y cultural de lo que aquello implicaba, feroces tiburones se fueron haciendo del gran capital distribuido para terminar concentrándolo en pocas manos amigas. Triunfó así el uso de influencias por sobre todo lo demás.

La metáfora de House of Cards viene a la mente. Cuando los juegos de poder se corrompen bajo sistemas enclenques que fomentan la corporativización amiguista con falta de transparencia y manipulación de información, se gesta una exacerbación del microclima en el poder que aleja cada vez más la percepción de la realidad por parte de los gobernantes. Mientras las reglas sean esas, tarde o temprano la casa se derrumba.

San Francisco, Estados Unidos. 19 Febrero de 2014. Jan Koum nació en las afueras de Kiev, Ucrania. Emigró solo con su madre a los Estados Unidos a sus 15 años. En tiempos de la Unión Sovietica, sus padres no usaban el teléfono por acostumbrarse a ser escuchados por la policía estatal. Hoy, es el creador de la aplicación de mensajería instantánea más popular del mundo. El lugar que eligió para firmar el contrato de 11 cifras con Facebook fue en la oficina de asistencia social a la que iba a pedir comida haciendo largas filas apenas arribó a America. Una forma noble de rendir tributo a sus orígenes y a la tierra que le dio una oportunidad:

¿Que hace que algo valga 19.000.000.000 de dólares? No paso más que un par de horas de la noticia y apareció el tumblr Things that are cheaper than Whatsapp listando todo aquello que podría comprarse con una cifra similar. Los análisis más técnicos, revelan datos impresionantes sobre la red de información que supo construir WhatsApp cuando se la compara con el principal competidor de Facebook en el mercado:

El gran dato que omite esta tabla es el de revenues: mientras WhatsApp facturo apenas USD 20 millones en 2013, Twitter tuvo una facturación por USD 650 millones.

Es cierto, 19 mil palos suena a algo desbalanceado. Pero es justamente en el desbalance donde se genera el incentivo: la posibilidad de lograr algo que nadie antes lo haya podido lograr (romper records, empujar límites, et cetera). De eso se nutre el mito del American Dream, que ahora cuenta en su relato con el fundamental giro filántropo de figuras como Bill Gates o Warren Buffet. Cabe preguntarse si la decisión de anunciar esta adquisición la semana pasada fue considerando la crisis en Ucrania o no, después de todo Facebook tiene asesores de la Casa Blanca en su directorio y Forbes (el medio que tuvo la primicia) tiene vasta experiencia con esta clase de operaciones mediáticas. Haya sido así o no, esta claro que el alto ticket que se pagó por esta historia apunta a inyectar en la psiquis colectiva que allá, alguien como vos y como yo, también puede pegarla. Y esta decisión, fue una de altísimo poder.

La rueda que hace girar al capitalismo se fundamenta en 2 motores: inversión e innovación. Todo avance tecnológico, tiende a producir un excedente que luego debe encontrar su demanda en el mercado. Toda tecnología implica una optimización en tiempo y espacio de alguna forma de servicio o producto. Y para poder producir innovación tecnológica, solo hace falta 1 ingrediente: materia gris.

Habiendo podido conocer las instalaciones de Harvard, MIT y Stanford, lo primero que llamó mi atención fue ver que no son lugares particularmente gringos, sino mas bien globales: talento proveniente de todo el mundo busca crecer intelectual y profesionalmente en estos centros. Y ese es gran parte del secreto de las sociedades que crecen a base de generar conocimiento antes que dejarse vencer por vanos juegos de poder. Ya lo decía Marx: “El capital no tiene patria”. Tampoco el conocimiento:

De donde vienen los estudiantes extranjeros en los Estados Unidos cada año:

Mientras hay sociedades que implementan políticas restrictivas para evitar la fuga de cerebros, existen otras que se enfocan en generar incentivos para la atracción de cerebros. Mientras hay sociedades con sistemas universitarios que se enfocan en lucirse con juegos de poder, hay otras que prefieren extender las fronteras del conocimiento.

Frente a un mundo que con el tiempo tiende a desconocer la relativa importancia de las fronteras nacionales, el talento intelectual migrara sin dejarse sujetar por las superfluas ideologías que buscan torcer a la realidad a su antojo. Argentina, como Ucrania, es otro de esos países donde el talento tristemente brilla afuera de ella y no dentro. Alcanza con mirar la clase política que nos gobierna y lo que incentivan nuestras universidades para entender porqué.

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