Traducción de «How a Password Changed My Life» de Momo Estrella

Cómo una contraseña cambió mi vida

Entre la tristeza y la alegría se produjeron los siguientes hechos.

Fernando Valverde

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«¿Cómo ha podido hacerme algo así?», decía una voz en mi cabeza. Todo el tiempo. Todos los días.

Allá por 2011, cuando todo tenía degradados, los iconos de iOS tenían sentido y la gente usaba desodorantes, yo estaba atrapado en medio de una depresión bastante fuerte debido a mi divorcio.

Por suerte, creo que fui lo bastante inteligente (y tenía grandes personas a mi alrededor) como para encontrar formas de mantenerme a flote.

Un día entro en la oficina y empiezo el día frente a la pantalla de mi ordenador. Todo iba genial, hasta que vi este mensaje:

Tu contraseña ha expirado.
Haz clic en «Cambiar contraseña» para cambiar tu contraseña.

Respiro con dificultad. Miro fijamente el cursor del ratón.

Leo este estúpido mensaje en mi mente con voz de abuelo enfadado: La contraseña ha caducado.

En mi trabajo, el servidor de Microsoft Exchange está configurado para pedir a miles de empleados de todo el planeta que cambien sus contraseñas. Cada 30 días.

He aquí lo molesto: El servidor nos obliga a usar como mínimo un carácter en MAYÚSCULAS, un carácter alfabético en minúsculas, un símbolo y un número. Oh, y el conjunto no puede tener menos de ocho caracteres. Y no puedo usar ninguna contraseña utilizada en los últimos tres meses.

Aquella mañana estaba furioso. Martes, 9:40 a.m. Hacía tanto calor que ya estaba sudado a pesar de que acababa de llegar al trabajo. Legué tarde. Todavía llevaba puesto el casco. Creo que olvidé desayunar. Algo sabía cómo a cigarro en mi boca. Tenía que terminar las cosas antes de mi reunión de las 10 a.m. y todo lo que tenía delante era una enorme pérdida de tiempo.

Así que ahí estaba… Este campo de entrada con un cursor parpadeante, esperando que escribiera una contraseña que tendría que reintroducir los próximos 30 días. Muchas veces durante el día.

Dejando la frustración a un lado, recordé un consejo que escuché a mi antiguo jefe, Rasmus. De alguna manera combinaba listas de tareas con contraseñas, y se me ocurrió utilizar una variante mejorada.

Voy a usar una contraseña para cambiar mi vida.

Era obvio que no podía centrarme en terminar las cosas con mi estilo de vida y estado de ánimo actuales. Por supuesto, había claros indicadores de lo que tenía que hacer —o de lo que tenía que conseguir— para recuperar el control de mi vida, pero a menudo no prestamos atención a estas pistas.

Mi contraseña se convirtió en el indicador. Esta me recordaba que no debía permitirme ser víctima de mi reciente ruptura, y que soy lo suficientemente fuerte para hacer algo al respecto.

Mi contraseña se convirtió en: «P3rd0n@la».

Durante la reunión no dejaba de pensar en lo que acababa de hacer. Algo dibujó una sonrisa en mi cara.

Durante el resto de la semana, tuve que escribir esta contraseña varias veces al día. Cada vez que mi ordenador se bloqueaba. Cada vez que aparecía mi salvapantallas con su foto. Cada vez que volvía de comer solo.

En mi mente, repetía el mantra de que no había tecleado una contraseña. En mi mente, me recordaba a mí mismo: «perdónala».

Esa simple acción cambió mi forma de ver a mi exmujer. Ese recordatorio constante de que debía perdonarla me llevó a aceptar la forma en la que sucedieron las cosas al final de mi matrimonio, y a abrazar una nueva manera de lidiar con la depresión en la que me estaba ahogando.

En los siguientes días, mi estado de ánimo mejoró drásticamente. Al final de la segunda semana, me di cuenta de que esta contraseña se volvió menos potente, y comenzó a perder su efecto. Un rápido recordatorio de este «mantra» me ayudó. Cada vez que la escribía, pensaba: perdónala. El efecto curativo volvió casi de inmediato.

Un mes más tarde, mi querido servidor Exchange volvió a pedirme que renovara mi contraseña. Pensé en lo siguiente que tenía que hacer.

Mi contraseña se convirtió en Dej@D3Fumar.

Y adivina lo que pasó. Y no estoy bromeando. Dejé de fumar de la noche a la mañana.

Tengo un montón de testigos que no se podían creer cómo lo hice. Había probado libros, cigarrillos electrónicos, parches, etc. Nada funcionaba, pero este truco sí lo hizo.

Fue complicado escribir esta contraseña durante ese mes, pero hacerlo me ayudó a gritarme a mí mismo, mientras escribía esa declaración. Me motivó a seguir mi objetivo mensual.

Un mes después, mi contraseña se convirtió en Ah0rraViaj3@Tailand1a.

Y adivina adónde fui tres meses más tarde. Tailandia.

Con ahorros.

Gracias, contraseña.

Ver cómo estos recordatorios ayudaban a materializar mis objetivos me mantenía motivado e ilusionado. Lo admito: es complicado dar con tu siguiente objetivo. Algunas veces es difícil identificar lo que necesitamos cambiar, o hacia dónde tenemos que caminar.

Asegúrate de que tus objetivos sean realistas, y evita ser demasiado soñador al formularlos. Es importante construir una métrica alrededor de tu objetivo para que puedas medir su éxito a lo largo del camino. Por ejemplo, si buscas conseguir un mejor trabajo, no uses cosas como Se3lNumer01, sino M3jora@LinkedIn y utiliza las nuevas conexiones, los grupos y el número de currículos enviados como métrica para validar tus esfuerzos por conseguir un nuevo trabajo. Ser el número uno está muy bien, pero ser capaz de medir dónde estás y hacia dónde vas es importante, especialmente cuando hay una gran brecha entre esos dos puntos.

¿Por qué funciona este truco? En su forma más simple, una contraseña te permite llegar a algún lugar, en tu mundo digital. Por ejemplo, a copiar un archivo, a desbloquear el ordenador, a enviar un correo electrónico. Esta sensación de micro logros, este pensamiento de «mi mantra me ayuda a hacer las cosas» puede crear un impulso que te motive a seguir centrado en alcanzar tus objetivos mensuales. Es un pequeño hábito que tiene el poder de transformar.

Funcionó conmigo. Estoy seguro de que funcionará contigo.

Así es como aprendí que puedo cambiar mi vida de verdad, si lo hago bien. Sigo haciéndolo repetidamente mes tras mes, con grandes resultados.

Aquí tienes un extracto simplificado de algunas de las que han sido mis contraseñas en los últimos dos años, para que te hagas una idea de cómo mi vida ha cambiado gracias a este método:

  • P3rd0n@la ← a mi exmujer, que lo empezó todo.
  • Dej@D3Fumar ← funcionó.
  • Ah0rraViaj3@Tailand1a ← funcionó.
  • Com3@2vecesDia ← nunca funcionó, sigo gordo.
  • Duerm3@ant3s12 ← funcionó.
  • P1dele@unaC1tafuncionó. Me volví a enamorar.
  • NoBeb3r@2meses ← funcionó. ¡Fue genial!
  • Viv1r@junt0s ← funcionó.
  • Ten3r@gat0 ← funcionó. Tenemos un gato precioso.
  • FaceT1me@mama ← funcionó. Hablo con mi madre cada semana.

Y el del mes pasado:

  • Ah0rra@an1llo Sí. La vida vuelve a cambiar, pronto.

Sigo esperando ansioso cada mes para poder cambiar mi contraseña por una frase que me motive a centrarme en algo que tengo que hacer.

Este método me ha funcionado consistentemente los pasados dos años, y lo he compartido con algunos amigos y familiares. No pensé que fuera un gran avance en los pequeños hábitos, pero ha tenido un gran impacto en mi vida, por lo que pensé en compartirlo contigo.

¡Pruébalo! Escribe estas afirmaciones con la mentalidad y la actitud adecuada, y cambiarás tu vida. ¡Cuéntame si te ha funcionado!

Recuerda, para una mayor seguridad, intenta complicar las palabras. Añade símbolos, números, hazla más larga, y mezcla un poco el principio o el final de tu contraseña. S3gur1d@d_1ro.

Pasa el consejo a quien lo pueda necesitar.

Actualizado el 21 de junio de 2014: Ella dijo sí.

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