Microbios a lo loco

El culto global a una bebida probiótica

BurguerCangreburguer
8 min readNov 11, 2014

Hay un término oficial para todos los snacks y bebidas con propiedades nutricionales mejoradas que llenan las estanterías y neveras de tiendas y supermercados. Se llaman “comidas funcionales” — sustancias que proporcionan no sólo placer o saciedad (al menos no es lo principal) sino algo aislado, como una vitamina o una bacteria beneficiosa, que se cree que mejora la salud. El que sepan bien es meramente un medio para un fin — un paquete comestible diseñado por científicos y doctores para conseguir sus objetivos.

En Japón, el primer país en crear un sello gubernamental para lo que llaman “Comida para usos saludables específicos”, una de las bebidas embotelladas más populares del mercado es funcional desde la raíz. Yakult, una bebida de leche fermentada, sabe un poco como Skittles disueltos en leche desnatada. Es un vehículo para la cepa de lactobacillus de la que es propiertaria la empresa, y actualmente se vende en más de 30 países. En los últimos años, según los americanos se han familiarizado con el concepto de bacteria intestinal, la compañía Yakult Honsh ha estado trabajando para establecerse en el gran mercado estadounidense. Este verano, abrieron su primera fábrica allí, en Orange County, California.

Yakult tiene sus orígenes en la investigación de Elie Metchnikoff, el bacteriólogo y premio Nobel ruso más conocido por su investigación sobre el sistema inmunológico. Metchnikoff también fue pionero en la investigación del envejecimiento, y estaba convencido de que el secreto para tener una larga vida está en la tripa. Suscribía la teoría de la “autointoxicación” que sostiene que la comida putrefacta en el sistema digestivo envenena el cuerpo, llevándolo al envejecimiento y la muerte. Cautivado por las historias de búlgaros engullidores de yogur que supuestamente vivían hasta los 120 años o más, Metchnikoff pensó que introducir las bacterias beneficiosas de la leche agriada — lactobacillus bulgaricus, en concreto — en el intestino, pararía el crecimiento de los bichos malos o incluso los destruiría del todo. (Esta idea no suena tan fuera de lugar hoy en esta era de “jardinería intestinal”, pero tenía otras más locas; por ejemplo, consideraba que el tracto digestivo estaba obsoleto y abogaba por extirparlo quirúrgicamente).

El trabajo de Metchnikoff dió lugar a un sinnúmero de productos que dicen traer los beneficios de la “leche agriada científicamente” a las masas, incluyendo bombones cultivados, y su propia píldora de yogur, llamada Le Ferment. Pero, según el historiador alimentario Harvey Levenstein escribe en Fear of Food, las ideas de Metchnikoff perdieron fuerza cuando dos científicos de Yale descubrieron que el lactobacillus bulgaricus no podía sobrevivir en el sistema digestivo. Metchnikoff inspiró una cantidad considerable de mordacidad, con un escritor llamándole “el moderno Ponce de Leon en busca de la Fuente de la Eterna Juventud por la Vía Láctea”. La muerte de Metchnikoff con 71 años no hizo mucho por la credibilidad de sus teorías.

Pero todavía había creyentes, como Minoru Shirota, un microbiólogo japonés que quería luchar contra el cólera y la disentería con bacterias buenas. No pudo encontrar una cepa de lactobacillus bulgaricus capaz de sobrevivir a las tribulaciones del tubo digestivo, por lo que se decantó por las bacterias recogidas de heces humanas. En 1930, se aisló una cepa particularmente resistente que podía aguantar los ácidos biliar y estomacales. Más tarde fue nombrada en su honor, Lactobaciullus casei Shirota.

Shirota necesitaba un mecanismo para meter las bacterias en los intestinos de las personas, por lo que desarrolló una bebida - una solución de leche desnatada en polvo, glucosa y azúcar - que fue inoculado con L. casei Shirota y fermentado lentamente durante una semana. La llamó Yakult (llamada yakuruto en Japón), imitando la palabra en Esperanto para el yogur, jahurto. A diferencia de las grandiosas afirmaciones de Metchnikoff, Shirota dio a su bebida un lema modesto: Más fuerte que la mayoría.

Al principio, Yakult venía en botellas pequeñas de cristal, que luego fueron sustituidas por las de plástico que se usan hoy. Diseñadas por Isamu Kenmochi, padre del diseño japonés moderno, la botella se estrecha por el medio y está escalada para la mano infantil. Su forma alienta a “dar sorbos, no engullir” según dice la companía. El contenedor individual está pensado para impedir que la bebida sea colonizada por otros bichos mientras está almacenada — y facilita seguir la recomendación de la compañía de beber uno al día. La corte de propiedad intelectual de Japón concedió a la botella de Yakult una marca registrada 3D en 2010 – era la segunda botella en conseguirlo, tras la de Coca Cola.

Puede parecer extraño que una bebida láctea despegase en un país donde, en el momento de su creación, se consumía poca leche. Pero ya había un producto similar en el mercado, Calpis, inspirado en la leche de yegua fermentada procedente de Mongolia llamada koumis, escribe Tomotari Mitsuoka, profesor emérito de la Universidad de Tokio. (Calpis, por cierto, se puede comprar en los EE.UU., bajo el nombre de Calpico, que suena menos como "orina de vaca", o eso dice Internet.)

Después de la guerra, las operaciones de Yakult se expandieron, gracias a una flota de madres agradables llamadas las Señoritas Yakult a las que se remuneraba para promocionar los beneficios de Yakult entre sus vecinos y repartirlos en bicicleta. (Hay otra cepa de vendedoras que se desarrolla en Japón – "Damas de la piel", que venden condones puerta a puerta). Hoy en día, hay cerca de 80.000 Señoritas Yakult en el mundo - la mitad de las cuales están en Japón. En el Financial Times, Ben Sosa y Jonathan Soble describen el día a día de Sumarni, una Señorita Yakult indonesia:

Vestida con una camisa a cuadros blancos y rojos con pantalones a juego y hijab, ella es una de las alrededor de 5,000 “Yakult Ladies” que encabezan la iniciativa de expansión en Indonesia de la peculiar compañía japonesa que hace las bebidas.

Conseguir ventas, sin embargo, nunca es fácil. “Es difícil venderles a los clientes de clase alta porque sus guardas de seguridad y sirvientas no nos dejan hablar con ellos directamente,” explica Sumarni.

En el centro de distribución de renta baja en Cipete, al sur de Yakarta, las paredes están cubiertas con pósters mostrando charlas que soltar en cualquier situación concebible, desde que un cliente potencial esté leyendo el Corán hasta que esté haciendo la cena.

La compañía intenta mantener la moral alta con una reunión diaria a mediodía. Los agentes rezan juntos y cantan eslóganes corporativos (“Sigue adelante, más alto cada vez” y “Yakult ha de ser entregado aunque esté derritiéndose el asfalto o lloviendo a cántaros”) hasta que un, hasta entonces inmóvil, ejecutivo japonés avanza al frente de la sala y agita las manos en el aire, gritando “Ganbaru”, un eslogan japonés que quiere decir “sé el más fuerte”.

En Japón, la compañía matriz de Yakult, Yakult Honsha fabrica una gama de otros alimentos funcionales; entre ellos están CHOBI, una “bebida de belleza” para mujeres, y Toughman, una bebida energética para hombres. La compañía también tiene una línea de cosméticos basada en bacterias beneficiosas. Según la mitología de la empresa, las damas Yakult descubrieron los beneficios cosméticos de Yakult mientras lavaban las botellas usadas. La compañía también posee los Yakult Swallows, un equipo de béisbol profesional, y tiene una compañía farmacéutica que fabrica medicamentos para el cáncer.

Globalmente, sin embargo, Yakult Honsha sobre todo vende la bebida epónima, y como el mercado japonés está estancado, están trabajando para expandir su alcance global. China es un nuevo mercado crucial – y los rumores que circulan sobre que la bebida puede aumentar el tamaño del pecho no pueden estar haciendo daño a las ventas. La mayor parte del negocio de Yakult está concentrado en Asia; México es su mercado más fuerte en las Américas. Así, cuando la compañía comenzó a expandirse hacia los EE.UU. primero se centró en los mercados asiático y latino, utilizando la nostalgia. Desde 2009, ha estado llegando gradualmente al público general, empezando por el sur de California, luego el resto del estado y ahora la mayor parte del oeste, con planes de continuar expandiéndose lentamente.

Por desgracia, las damas Yakult no serán parte de la expansión hacia occidente. La compañía decidió que ir de puerta en puerta no tiene sentido ya que la mayoría de las mujeres estadounidenses trabajan y no están en casa, según el Financial Times. En su lugar, apelan a lo que puede ser su análogo actual — las mamás blogueras, dándoles un suministro para 10 días de la bebida, y pagándoles para que escriban sobre ella. También han empezado a vender en centros militares, pues muchas de esas familias han sido destinadas al extranjero y conocen los productos de Yakult.

En cuanto a la publicidad en televisión, Yakult parece haber aprendido de su competidos, Activia de Danone. Los embarazosos anuncios de esta compañía inspiraron miles de chistes sobre caca e hicieron que Danone tuviese que pagar 21 millones de dólares a la Comisión Federal de Comercio para evitar cargos por afirmaciones falsas sobre los beneficios para la salud de su yogur. Los anuncios de Yakult tienen un toque ligero y no escatológico. Uno, la campaña “Ama tu interior”, presenta un montaje diáfano de un colon rosita y gorgoteante extrañamente encantador, y su anfitrión humano montando a caballo por la playa, retozando en la hierba, y mirando el atardecer cogidos de la mano.

Es demasiado pronto para decir si Yakult despegará en los EE.UU., pero mientras la compañía trabaja hacia la dominación mundial, ya está alimentando aspiraciones extraplanetarias. Esta primavera, Yakult anunció un estudio de seis años para observar los efectos de la cepa de Lactobacillus de Shirota en las personas que viven en la Estación Espacial Internacional.

Todas las ilustraciones por Monica Ramos.

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