¿Dónde está la tecnología entre Cuba y EEUU?

Ania Terrero
Cachivache Media
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7 min readMar 21, 2016
Fernando Medina / Cachivache Media

El 17 de diciembre de 2014 (17D) Raúl Castro y Barack Obama sorprendieron al mundo y dibujaron las primeras líneas de una pintura completamente nueva en el contexto de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Acto seguido cientos de personajes de aquí y de allá, desde todos los perfiles y colores, comenzaron a pensar cómo adaptarse y tal vez, qué aportar o sacar del nuevo lienzo. Llovieron los análisis. La pregunta recurrente de cómo conectarnos multiplicó sus atractivos, y las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías se convirtieron en trazos importantes del futuro a ilustrar.

Un año y unos meses después, Obama realiza una visita que como mínimo recibirá una y otra vez el calificativo de histórica, por ser a la vez tanto y tan poco. La pintura sigue a medias, apenas bosqueja sus formas. Pero el viaje funciona como justificación para revisar avances y retrasos, y Cachivache lo hace a su modo, en sus temas. ¿Qué pasó en materia de tecnologías y telecomunicaciones entre Cuba y Estados Unidos? ¿Cómo se perfila esta parte de la pintura?

Desde el 17D, Obama afirmó que creía en el libre flujo de información y autorizó el incremento de las conexiones de telecomunicaciones entre Cuba y Estados Unidos. “Las empresas podrán vender productos que le permitan a los cubanos comunicarse con los Estados Unidos y otros países”. Marcó un punto de partida que unos días después confirmaría Roberta Jacobson, Secretaria de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, al anunciar que empresas de telecomunicaciones estadounidenses estaban en contacto con el gobierno sobre la posibilidad de hacer negocios en la Isla.

El 15 de enero de 2015 la Oficina de Control de Activos en el Extranjero (OFAC, por sus siglas en inglés) aprobó un primer paquete de medidas referidas que hizo posible estas declaraciones. Se creó una nueva licencia que facilitó las telecomunicaciones comerciales desde terceros países hacia Cuba y dentro de la Isla. Dicha licencia incluía comunicaciones asociadas a Internet.

En este contexto, Raúl Castro declaró en la III Cumbre de la Celac que Obama utilizaba las liberaciones de las telecomunicaciones con evidentes objetivos de influencia política en Cuba. Marcó así la posición de nuestro gobierno en un escenario en el que las telecomunicaciones cobraban cada vez mayor protagonismo.

No obstante, en los próximos meses una serie de hechos se sucedieron y colocaron una y otra vez el tema en el centro de atención. A principios de febrero Netflix, empresa estadounidense que ofrece servicios de series y películas en Internet, abrió para Cuba –aunque en la práctica no sirva mucho porque el ancho de banda en la Isla sigue sin ser suficiente y ningún cubano tiene acceso a los modos de pago internacional que Netflix acepta debido a restricciones provocadas por el bloqueo–. Y luego, en marzo, ETECSA firmó el primero de una serie de contratos con empresas de telecomunicaciones estadounidenses: un acuerdo de servicio con la compañía de telecomunicaciones Domestic Telecom, Inc. (IDT) de Newark, Nueva Jersey.

Una semana después una delegación estadounidense encabezada por el Embajador Daniel Sepúlveda, Subsecretario Adjunto de Estado y Coordinador para la Política Internacional de las Comunicaciones y la Información de Estados Unidos se reunió en La Habana con el viceministro de Telecomunicaciones Jorge Luis Perdomo Di-Lella y otros funcionarios y especialistas del tema. Aunque poco trascendió de esta visita, sirvió como precedente de lo que sucedería al año siguiente.

Por aquellos días, otra noticia puso a todos a pensar sobre los caminos del Internet al aterrizar en Cuba, por segunda vez, los chicos de Google. Estuvieron en la UCI, la CUJAE y algunos Joven Club de Computación, y vinieron con el mismo espíritu que su presidente Eric Schmidt un año antes: “promover un Internet libre y abierto”. Propusieron implementar gratuitamente tecnologías para conectar a todo el país en muy poco tiempo. El gobierno cubano dijo que no; probablemente para construir más despacio, pero al menos construir algo suyo.

Acercándonos a otros trazos en la misma pintura, el 2 de abril Airbnb, mercado comunitario para publicar, descubrir y reservar viviendas, lanzó una lista de mil casas particulares en Cuba y sólo un mes después duplicó las ofertas de viviendas disponibles para hospedaje. En noviembre alcanzó las tres mil ofertas para los turistas de la Isla. El pago de estos servicios se hace a través de agencias de viaje privadas radicadas en la Isla, por lo que a diferencia de Netflix, sí ha influido en la relación de los usuarios con la Isla.

Para sorpresa de muchos, en julio de ese año ETECSA abrió los primeros 35 sitios de WiFi públicos en el país, con unos precios muy elevados en comparación con el salario medio en la Isla. Luego incrementaron los puntos hasta 65, y la empresa ha anunciado que seguirán creciendo durante el 2016. Aparentemente y a pesar de los sinsabores, Cuba empezó a conectarse.

En septiembre llegaron otros colores a nuestra pintura. Y estos fueron bien vivos. El 18 de ese mes la OFAC aprobó un segundo paquete de medidas y se refirió explícitamente a las telecomunicaciones y los servicios basados en Internet. Se permitió a las personas sujetas a la jurisdicción de Estados Unidos establecer una presencia comercial en la Isla, incluso a través de empresas conjuntas con entidades cubanas para el desarrollo de las telecomunicaciones y los servicios de Internet seguro.

En los primeros días de noviembre se abrieron las puertas de la Feria Internacional de La Habana FIHAV 2015 y por supuesto, las referencias a Estados Unidos no faltaron. Durante la inauguración, el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, apuntó que estábamos preparados “para avanzar hacia la normalización, aunque el bloqueo unilateral impuesto por el país norteamericano continuará siendo la principal barrera en este sentido”.

Allí, en en el contexto de la Feria, ETECSA firmó un acuerdo con la empresa estadounidense Sprint para servicios de roaming. Así, posibilitaron a sus clientes realizar y recibir llamadas hacia la Isla y enviar y recibir mensajes de textos a través de sus teléfonos móviles.

Diciembre sirvió para descansar, para planificar; pero el 2016 arrancó y trajo muchas más líneas y colores a escena. En enero, Daniel Sepúlveda volvió a visitar la Isla y esta vez, entre otras paradas, estuvo en la UCI y habló sobre los desafíos y las oportunidades de Internet en Cuba: un discurso algo polémico en el que enumeró sus apreciaciones sobre los avances de estos servicios en el país, y sugirió con insistencia integrar las más modernas tecnologías norteamericanas.

En aquel momento, el equipo de Sepúlveda propuso crear un cable submarino para Internet entre Miami y La Habana. El gobierno cubano se negó y declaró que ya existía uno hacia Venezuela, aunque dejó una puerta abierta al expresar su voluntad de escuchar propuestas de su contraparte norteamericana.

Unos días después, el 27 de enero, la OFAC aprobó un tercer paquete de medidas y otra vez las tecnologías salieron a colación. Anunciaron que aprobarían las solicitudes de licencias de exportación de productos de telecomunicaciones hacia Cuba, otros pequeños pasos que siguieron destrabando los caminos.

Este marzo que aún no acaba ha estado repleto de noticias y hechos relacionados con el tema que nos ocupa. El día 14, ETECSA y Verizon Partner Solutions, la unidad mayorista de la compañía norteamericana Verizon Communications Inc., firmaron un Acuerdo de Interconexión Directa para el intercambio de tráfico de voz internacional entre Estados Unidos y Cuba.

Al día siguiente, la OFAC anunció un cuarto paquete de medidas, que incluye la autorización a empresas estadounidenses para que puedan importar aplicaciones y softwares desde la Isla.

Mientras tanto, grandes corporaciones de Estados Unidos se preparan para aprovechar el viaje de Obama a la Isla y firmar contratos con empresas cubanas. Entre ellas, destaca AT&T, una de las más grandes empresas de telecomunicaciones del otro lado del mar; y la empresa Stripe que recién abrió su herramienta Atlas para las startups del patio.

Algunos dirán que estos avances funcionan como esperanza. Otros seguirán listando lo que aún falta. Parece muy poco para un año que abrió con no pocas empresas y personajes declarando sus intenciones de llegar a la Isla. ¿Dónde se traban los trámites? ¿Seremos en Cuba demasiado precavidos, o existen señales del más allá de que usarán la tecnología para intervenir más de la cuenta en la Isla?

Bien vale la pena mantener los ojos abiertos. En julio del 2015 Antony Blinken, Subsecretario de Estado en Estados Unidos, declaró “abrir la relación es la mejor manera de alcanzar los objetivos que tenían aquellos que apoyaban el embargo. Esto permitirá al pueblo cubano, a la clase media, tener más contacto con el mundo y con EE UU. Esto nos permitirá extender nuestros contactos en la sociedad cubana. Las medidas que estamos tomando reforzarán a la clase media de Cuba. Este es el mejor instrumento para obtener lo que todos queremos: una Cuba libre, próspera y democrática”. Esta aún es una pintura inconclusa y pocos podrían predecir cuál será su aspecto final, y es cierto que urge terminarla, pero mejor no dejar que otros den los brochazos finales.

Fernando Medina / Cachivache Media

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Ania Terrero
Cachivache Media

Periodista a tiempo completo. Mamá en formación. Agitada, enamorada, curiosa.