“Cartas sin sello”

“Jamás hubo una guerra buena o una paz mala.”

Benjamin Franklin

Recuerdo cuando la vida era diferente. Ahora ya casi no queda nadie de aquellos tiempos.

Ahora quedan como un álbum de viejas fotos los recuerdos de aquel tiempo.

Pero la memoria es importante, para no volver a equivocarnos, para no cometer los mismos errores y repetir la misma historia.

Ésta es una carta de un soldado desconocido a un amor de juventud.

Una de tantas historias de amor rotas por los fantasmas de la guerra.

La guerra había terminado.

No se podía entender quién había ganado, porque al fin y al cabo no hay vencedores ni vencidos; solo hay supervivientes.

Yo soy uno de ellos. Mi nombre no importa, el lugar de donde vengo nadie lo recuerda, pero mi historia es una historia de la última guerra. Ella prometió esperar, aunque después de ese largo adiós nunca nos volvimos a ver; después de todo, el amor es efímero como la vida.

El misterio de la vida es más poderoso que el misterio de la muerte.

No puedo decir que no he amado y no he vivido. Ahora que ya estoy al final del camino deseo morir en paz, esa paz que tanto buscábamos para todos, llega ahora a mi alma para descansar de un largo viaje.

Setenta años después, ésta breve carta perdida desde el frente, llegaba a la hija de un soldado desconocido que falleció en un hospital militar unos días antes de terminar la guerra y declararse la paz.