El cruce de caminos entre ‘deberías’ y ‘debes’

Esta es una historia sobre dos caminos: ‘deberías’ y ‘debes’. Es un alegato para cualquier persona que ha elegido ‘deberías’ durante demasiado tiempo —meses, años, tal vez toda la vida— y siente que es hora de darle una oportunidad al ‘debes’.

Ana of Mars
15 min readOct 30, 2014

Hay dos caminos en la vida: ‘deberías’ y ‘debes’. Llegamos a este cruce una y otra vez; y cada vez, podemos elegir.

Durante el último año he elegido ‘debes’ una y otra vez y fue petrificante. A veces fue oscuro. Pero nunca, jamás, cambiaría el año pasado por nada. Este ensayo reúne mis tres puntos clave sobre la experiencia. Es para cualquiera que esté pensando en dar el salto desde ‘deberías’ hasta ‘debes’. Cualquiera que quiera seguir la energía que está en lo más profundo de su pecho, pero no esté muy seguro de cómo hacerlo.

‘Deberías’ es cómo los demás quieren que nos mostremos al mundo: cómo se supone que debemos pensar, lo que podríamos decir, lo que debemos o no debemos hacer. Es la gran variedad de expectativas que los demás tienen sobre nosotros. Cuando elegimos ‘deberías’ el viaje es suave y el riesgo es mínimo.

‘Debes’ es diferente: ni son opciones, ni tenemos otra opción.

‘Debes’ es lo que somos, lo que creemos y lo que hacemos cuando estamos solos con nuestro yo más auténtico y verdadero. Son nuestros instintos; nuestros deseos y anhelos; las cosas, los lugares e ideas por las que nos desvivimos; la intuición que se hincha en lo más profundo de nosotros. ‘Debes’ es lo que sucede cuando dejamos de conformarnos con los ideales de los demás y empezamos a conectar con los nuestros. Porque cuando elegimos ‘debes’, dejamos de buscar la inspiración ahí fuera. En su lugar, estamos escuchando una llamada interior que proviene de algún lugar luminoso y misterioso.

‘Debes’ es por lo que Van Gogh pintó toda su vida sin recibir reconocimiento público. ‘Debes’ es por lo que Mozart representó Don Giovani y Coltrane, interpretó su nuevo estilo musical —aunque los críticos lo calificaran como feo—. ‘Debes’ es por lo que ese abogado de unos treinta años pasó tres de ellos escribiendo su primera novela, sólo para ser rechazado por tres docenas de editores. Él atendió su vocación, finalmente recibió un “sí” y es por eso que John Grisham es un nombre muy conocido en la actualidad. Sin embargo, ‘debes’ no es algo exclusivo de escritores, pintores y compositores. ‘Debes’ es por lo que Airbnb tuvo que vender cajas de cereales para llegar a final de mes porque nadie les quería dar dinero y toda métrica conocida decía que debían abandonar.

Mientras trabajaba en Mailbox me encontré con una charla en TED de Stefan Sagmeister sobre trabajos, carreras y vocaciones.

Hablaba acerca de sus diferencias y empecé a preguntarme cuál de ellas tenía yo. Al mismo tiempo, estaba leyendo una biografía sobre Picasso.

En ella, Arianna Huffington describe la alegría que sintió al saber cómo Picasso eligió vivir su vida:

Cuanto más investigo sobre su vida y más hurgo en su arte, más se funden. Picasso decía: “lo que cuenta no es lo que hace un artista, sino lo que es”. Pero su arte fue tan meticulosamente autobiográfico que lo que él hizo fue lo lo que era.

La vida de Picasso se mezcla a la perfección con su trabajo. Todo era un gran remolino de corridas de toros, playas y alcohol. Y se nota, porque mirar uno de los lienzos de Picasso es, literalmente, mirar su alma. Y esto es exactamente lo que pasa cuando nuestra vida, nuestra esencia, se funde con nuestro trabajo. Es cuando las descripciones de un trabajo y los títulos ya no tienen sentido, porque no vamos a trabajar: somos el trabajo.

Y esto me lleva a una gran hipótesis. Y si...

¿Qué pasa si lo que somos y lo que llegamos a ser es lo mismo? ¿Qué pasa si nuestro trabajo es tan meticulosamente autobiográfico que no podemos analizar por separado el producto de la persona? ¿Qué pasa si nuestros trabajos son nuestras carreras y nuestras vocaciones?

Y ese fue el momento en el que mi cabeza explotó.

Elegir ‘debes’ suena fantástico ¿verdad? Entrar en la plenitud de nuestros dones y ofrecérselos al mundo a través de nuestro trabajo.

“Pero si ‘debes’ es tan guay, ¿por qué no lo elegimos todos los días?”

Bueno, resulta que elegir ‘debes’ da miedo, es duro y se parece bastante a saltar desde lo alto de un precipicio desde el que no puedes ver nada si miras hacia abajo.

Ya hace un año que salté el primero de muchos precipicios, cuando dejé atrás un trabajo de ensueño en Mailbox para hacer arte.

Sección 1

Elegir ‘debes’ crea el tipo de trabajo que genera ondas que se propagan por el universo.

Pero empieza como un susurro, una llamada de algún lugar lejano.

El camino a mi ‘debes’ comenzó con un sueño recurrente sobre una habitación blanca.

El suelo era de cemento, las paredes blancas y había un colchón en el suelo, eso era todo. Y yo visitaba esta sala prácticamente todas las noches. Un día, un amigo me hizo la pregunta que cambiaría para siempre el curso de mi vida: “¿alguna vez has pensado en buscar tu sueño en la vida real?” No lo había hecho, pero más tarde empecé a preguntarme algo...

“Cuando decides buscar tus sueños en la vida real, ¿dónde vas?”

Craigslist, pensé.

Mientras escaneaba las pequeñas fotos de los pisos en alquiler me sentí ridícula, pero entonces la vi: la habitación blanca. Allí estaba, literalmente —mi sueño — en una pequeña imagen de apenas 72 x 72 pixeles de grande en la pantalla del ordenador.

Y así, mi viaje comenzó.

Crecer en Texas me hizo tener una ligera idea de lo que significaba tener una vocación —en el sentido más amplio de la palabra—, a pesar de que nunca lo había experimentado por mí misma. Moisés era una de mis historias favoritas, porque él fue la última persona de la tierra a la que elegiríamos para guiar a miles de personas hasta la tierra prometida. Era callado, tartamudeaba y, sin embargo, Moisés fue el elegido.

“Sigue tu felicidad y se te abrirán puertas donde no las había” escribió el filósofo moderno Joseph Campbell. Sin embargo, alguien me preguntó hace poco “¿y qué pasa si no oigo la llamada? ¿Qué pasa si quiero escucharla pero no puedo? ¿Qué debo hacer entonces?”

Y me vinieron dos ideas a la mente.

“Escribe tu futuro comunicado de prensa.”

En Mailbox adoptamos una práctica conocida en Amazon: escribir nuestro futuro comunicado de prensa. Así es, escribimos un comunicado de prensa real acerca de un producto que no estaba inventado: el que queríamos que existiera en el mundo. Nos imaginamos los titulares. Fantaseamos con lo que sucedería si nuestros sueños más descabellados se hicieran realidad. Incluso lo pegamos dentro de una revista y la pusimos en la mesita del café. Casi todos nosotros tenemos este tipo de anhelos con nuestros productos o nuestras empresas, pero muy pocos lo hacemos con nuestras vidas.

Roz Savage, un consultor de dirección que vivía “la gran vida” en Londres, tenía 33 años cuando se sentó y escribió dos versiones de su obituario:

“La primera versión era sobre la vida que quería tener. Pensé en los obituarios que había disfrutado leyendo, la gente a la que yo admiraba… La gente que realmente sabía como vivir” decía. “La segunda era la esquela hacia la que me dirigía —una vida convencional y agradablemente ordinaria—. La diferencia entre ellas era sorprendente y era evidente que iba a tener que cambiar algo. Sentí que tenía cosas que solucionar, pero yo era más parecido a un carpintero con un equipo nuevo de herramientas que no tenía madera para trabajar. Necesitaba un proyecto. Y así decidí remar el Atlántico”.

Volviendo a Mailbox, eran las 8 de la mañana del jueves 7 de febrero de 2013 cuando descorchamos la primera botella de champán. Éramos 13 y nos quedamos con los ojos abiertos mirando fijamente a nuestros monitores, viendo como nueve meses de trabajo en la aplicación para iPhone se lanzaban al mundo. Mientras miraba a las increíbles personas que tenía a mi alrededor y veía como crecía y crecía el número de noticias en directo que aparecían sobre nosotros, supe que ese sería uno de los mejores momentos de mi vida. Pero en el fondo no podía dejar de pensar que nada de eso tenía que ver con mi sueño de la habitación blanca.

Sección 2

Elegir ‘debes’ a veces requiere un salto fe.

Si alguna vez te has asomado al borde de un precipicio, habrás sentido el miedo.

Cuando eliges ‘debes’ se plantean cuestiones que dan miedo, son grandes y, a menudo, no tienen una respuesta fácil a la vista. Aquí están tres de los mayores temores que he escuchado y qué hacer con ellos.

01

El dinero puede ser un puente hacia la libertad de explorar ‘debes’. Y a menudo no requiere mucho, pero sí requiere determinación. El dinero puede ser utilizado para comprar un día, una semana o un mes de tiempo para trabajar en un ‘debes’ —que puede ser nada—. O puede ser utilizado para comprar un jersey, un traje, un coche: el valor de lo que es evidente y no implica riesgos.

Está claro que la mejor manera de hacer dinero es averiguar lo que te gusta y luego entregarte a ello. La gente que elige constantemente ‘debes’ en lugar de ‘deberías’ encuentra una manera de hacer que funcione; y una vez que dan el salto, les resulta más fácil de lo que jamás imaginaron poder ganar dinero haciendo lo que les gusta

02

Encontrar nuestra vocación no significa que tengamos que renunciar a nuestros trabajos. Y tampoco significa que tengamos que reservar un billete de ida a una tierra mágica y lejana donde no haya cobertura. Como alguien que hizo ambas cosas, sé de primera mano que es fácil hacer la maleta, decir adiós y presionar el botón de autopropulsión por un tiempo. Pero la vuelta, la fase de reentrada, puede ser absolutamente brutal.

El camino más difícil, más complicado y más sostenible es hacer cambios todos los días dentro de nuestra realidad actual. Integrar, no destruir. Para Sheryl Sandberg, Vayamos adelante era un pequeño fragmento que fue creciendo dentro de su corazón durante años hasta que explotó para el mundo — al mismo tiempo que seguía dirigiendo una de las mayores empresas del mundo y criaba a dos hijos—. Entretejer ‘debes’ en nuestra realidad existente es co-diseñar pequeñas oportunidades con nuestros equipos. Se trata de dedicar un tiempo para estar a solas con nuestros pensamientos y luego seguir adelante. Se trata de hacer una cosa pequeña, cualquier cosa, para honrar nuestra realidad personal hoy.

Pero mientras el dinero y los horarios son las razones dadas con más frecuencia para no dar el salto, creo que la verdadera razón es algo más profundo y mucho más aterrador.

03

Mientras ‘debes’ viene de algún lugar profundo dentro de nosotros, una hermosa verdad que nos llama desde el interior; ‘deberías’ proviene de alguna parte externa, un lugar que es igual de importante y de gran alcance. ‘Deberías’ viene desde el lugar que llamamos hogar, las personas que amamos, el mundo que hemos creado —la gente, los lugares y las cosas que nos definen.

“Término medio: una situación en la cual debes elegir entre dos cosas que son opuestas y no puedes tener a la vez.”

Es aquí, de pie al borde del precipicio, mirando hacia abajo, escuchando el canto de la sirena; cuando sentimos la perspectiva aterradora del abandono, el fracaso y la humillación. Y este es el momento exacto en el que las personas deciden no dar el salto para evitar el gran desconocido, ese lugar de transformación en el que no está nada escrito, nada está garantizado y todo es posible.

“La lista de ‘a qué le tienes tanto miedo’.”

Coge un trozo de papel y escribe los números del uno al diez a la izquierda de la página. En la parte superior pon el título “¿a qué le tengo tanto miedo?” Esta es la lista del peor de los casos. Esta es la lista de cosas que te hacen pensar “todos se van a reír de mí”. Estos son tus mayores miedos y tienes diez minutos para escribirlas.

Vamos.

Punto por punto, camina a través de ti mismo por cada uno. ¿Realmente se reirían de ti? ¿Lo harían? ¿Cómo te sientes al respecto? Punto por punto, ten una conversación acerca de todos sus miedos. ¿Realmente te quedarías sin casa? ¿Realmente estarías solo? ¿Realmente necesitas esa cantidad de dinero? Esta es una lista con tus ventajas y desventajas, y son las cosas más grandes que se interponen en tu camino.

“Los dos días más importantes de tu vida son el día en que naces y el día en que descubres por qué.” Mark Twain

Sección 3

Elegir ‘debes’ es un hábito de todos los días, una elección recurrente.

El hecho de que hayamos elegido ‘deberías’ ayer, no significa que elegiremos ‘debes’ hoy. Y sólo porque elegimos ‘debes’ hoy no significa que no vayamos a caer en ‘deberías’ mañana.

Estaba anocheciendo cuando llegué a la habitación blanca de mis sueños. Era inhóspita, única, blanca y un símbolo de un nuevo comienzo. Mientras miraba alrededor, pensé: “¿qué demonios he hecho? ¿Por qué estoy aquí?” Y oí una voz, tan clara como el día, que decía: “es hora de pintar”.

A medida que pasaba el tiempo, me encontré a mí misma eligiendo ‘debes’ con más frecuencia que ‘deberías’. Y con el tiempo, seguí eligiendo ‘debes’ y abriendo las puertas a mundos que nunca podría haber imaginado. Aquí hay tres cualidades que he integrado en mis hábitos y me han ayudado a alcanzar un ‘debes’ sostenible.

Soledad.

Muchas veces, volver a conectar con el camino del ‘debes’ no se trata de hacerlo corriendo.

“El mejor pensamiento se ha hecho en soledad. El peor se ha hecho en el tumulto.” Thomas Edison

Este viaje en solitario hacia el interior ha tenido muchos nombres a lo largo del tiempo — los mitos lo llaman el laberinto, el abismo, el bosque y el viaje nocturno—. Culturalmente, se le llama el walkabout: la búsqueda de la visión y la peregrinación. En tecnología, Ben Horowitz le ha llamado la lucha.

La búsqueda de la soledad es como al final me encontré en un apartamento de Bali sola durante seis semanas, en medio de los arrozales, sin teléfono, sin correo electrónico y sin paredes en tres lados de la casa.

Llamé a mi nueva casa “la casa sin paredes”. Estaba envuelta en palmeras, olía a jazmín y durante semanas las lagartijas, las ranas y la gente iban y venían a su antojo, porque no había reglas y no había paredes para detenerlos. Había soñado durante mucho tiempo con estar en un lugar en el que pudiera estar dentro y fuera a la vez.

Durante esas seis semanas en “la casa sin paredes” reduje la velocidad, silencié las voces y me relajé en un lugar tranquilo en lo más profundo de mí mismo. Soñé bajo las palmeras, el cielo nocturno y varias fases de la luna.

Céntrate.

Fue en “la casa sin paredes” cuando me enamoré de la luna. Y un día, un amigo mío de Bali decidió convertir dos de mis pinturas en textiles, sólo por el gusto de hacerlo.

“La monotonía y la soledad de una vida tranquila estimulan a la mente creativa.” Albert Einstein

Avanzo rápido unos meses: yo estaba de vuelta en San Francisco, tratando de averiguar qué hacer con esos exquisitos textiles. El proceso del batik de cada mano de pintura en cada tela era tan hermoso y se acercaba tanto a mi propio estilo de pintura, que quería encontrar una manera de combinar estas técnicas a mayor escala. Así que decidí ir a Nueva York, me acomodé en un apartamento y lo resolví en dos semanas.

Un amigo mío una vez comparó el estar centrado a una lámparita para leer libros: si mantienes la luz desviada, esta brilla por todas partes. Es muy brillante, pero cegadora.

Si apuntas con la luz y la concentras, se convierte en un rayo láser. Centrado y fuerte.

Involucra a otros.

Como ex-IDEO que cree en el poder del diseño centrado en el usuario, empecé a preguntarme, incluso preocuparme, cómo este viaje interior se conectaría con el mundo exterior. Y esto es lo que encontré:

“Elige tu ‘debes’. Después empieza a seguir todos tus antojos, anhelos y deseos asociados con él (esto puede ser raro al principio).”

“Haz una tremenda cantidad de trabajo, pero no lo critiques. Vive en el presente, no en la perfección.”

“Si te atascas, ¡haz cambios! Si sigues atascado, ¡destruye! Si aún sigues atascado, dale un día y date una larga ducha caliente.”

“Toma notas cuando, de repente, empieces a encontrar conexiones entre aficiones dispares.”

“Cuando tengas ideas nuevas, apúntalas. Cuando te surjan oportunidades, cógelas. Después, haz prototipos y enséñaselos a todos los que conozcas e incorpora su feedback. [Repite].”

“Tómate un tiempo a solas todos los días para meditar sobre tu trabajo.”

Durante mis dos semanas en Nueva York, envié emails a una docena de las mujeres más talentosas y brillantes que conocía, invitándolas a revisar colectivamente mi trabajo y a darme su opinión al final de mi sprint. Por supuesto que tenía que involucrar a los demás, pero no me di cuenta hasta que supe lo que estaba haciendo y por qué.

“El alma se rodea de amigos, así puede entrar en un mayor estado de auto-conocimiento o de soledad.” Ralph Waldow Emerson

Estas mujeres me dieron una información muy valiosa, destacando insights importantes. Por eso, a la semana siguiente me encontré atada a Bali de nuevo, solo que esta vez con 200 metros de tela bruta. Trabajé con artistas y maestros del batik, y pintamos a mano una edición limitada de 100 obras de arte inspiradas en las fases de la luna. Lanzamos los textiles como la colección inaugural de Bulan Project y se agotó en dos semanas.

Foto de Michael O’Neal

Sección 4

Esos que eligen ‘debes’.

Cuando lo que somos y lo que hacemos son una misma cosa, estamos caminando en la senda del ‘debes’. Cuando elegimos ‘debes’, lo que creamos es a nosotros mismos. Es un cuerpo de trabajo. Cuando hacemos algo porque tenemos que hacerlo y no sólo porque podemos hacerlo, establecemos la diferencia entre los productos desechables que duran unos pocos años y los movimientos alentadores que sustentan generaciones.

Elegir ‘debes’ es el tatuaje de una regla a lo largo del brazo para el diseñador industrial David Pierce, ya que su oficio y su cuerpo físico son una misma cosa.

Elegir ‘debes’ para Charles y Ray Eames fue diseñar juntos toda su vida y hacer que esta girara en torno al diseño.

Elegir ‘debes’ para Steve Jobs era referirse a Jony Ive no como un colega, ni como un socio creativo, sino como un “compañero espiritual”.

Si crees que hay algo especial dentro de ti y sientes que es hora de darle una oportunidad, ten en cuenta esa llamada de alguna manera ahora.

Si sientes un nudo en el estómago porque puedes ver la enorme distancia que hay entre tus sueños y tu realidad cotidiana, haz una cosa que te acerque a lo que quieres hoy.

Si has estado asomando al borde del precipicio pero no puedes dar el salto, cava un poco más profundo y descubre lo que te detiene hoy.

Porque es una opción recurrente en la vida y se produce en la intersección de dos caminos. Llegamos a este lugar una y otra vez. Y hoy en día, puedes elegir.

“El camino del ‘deberías’, el camino del ‘podrías’, el camino de ‘un día’, el camino de ‘algún día’, sólo deberían ser tomados en consideración cuando vayas en busca del camino del ‘debes’.”

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Ana of Mars

Service & Product Designer at Fjord + self-learning junkie