Weston envuelto, Julio 2012. Copyright de la imagen original: Bodleian Libraries/Nick Cistone.

¿CÓMO DISEÑAR LA BIBLIOTECA DEL FUTURO?

Ernesto Martinez
El murmullo del librero
15 min readMar 31, 2015

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¿Estás sentado cómodamente? Esta es la Historia de la decadencia de la biblioteca académica.

Érase una vez cuando las bibliotecas eran guardianas de la mayor parte de la información que estudiantes y académicos necesitaban. Los libros tenían la información y las bibliotecas tenían los libros. Luego, un día llegó el Gran y Malvado Internet y puso cientos de millones de libros, artículos y manuscritos a disposición de cualquiera con acceso a una computadora. La biblioteca ya no era la única alternativa. La mayoría de los estudiantes de hoy han utilizado computadoras desde pequeños y buscar en Google es su segunda naturaleza. ¿Por qué irían a una biblioteca cuando pueden encontrar las respuestas desde la comodidad de su propio hogar — o desde Starbucks?

Pero como en toda buena historia, hay un giro. Algo extraño está sucediendo en Oxford. En 2014, las salas de lectura de la Biblioteca Bodleian en la Universidad estaban en su auge de actividad desde que se tienen registros. Y el 21 de marzo se abrirá la Biblioteca Weston, una remodelación de 80 millones de libras de un edificio clasificado de Grado II en el centro de Oxford . ¿Cómo el Gran y Malvado Internet no ha demolido la casa?

EL SONIDO DEL SILENCIO

El estereotipo de los bibliotecarios que dicen «chitón» ha obsesionado a generaciones de estudiantes. «Algunas bibliotecas académicas tienen lo que se conoce como “autovigilancia”», admite un ex bibliotecario Oxford. «En más de una ocasión me pidieron mantener mi voz baja». Pero en esta concurrida era de la información y las distracciones, ¿el silencio está atrayendo gente a la biblioteca a pesar de que pueden no necesitar sus libros?

«Se ha vuelto muy difícil encontrar un espacio tranquilo, incluso en Oxford», nos dice la Dra. Christine Madsen (@mccarthymadsen) de las Bibliotecas Bodleian. «No hay lugares donde te puedas sentar y tener una conversación tranquila, salvo en lugares donde debes pagar mucho dinero por un trago».

Escucha con atención la próxima vez que estés en una biblioteca universitaria. El silencio rodea todo el ambiente y solo sólo se quiebra por una tos ocasional o el giro de una página, o, más recientemente, por el ruido del teclado. De vez en cuando se oye el golpe de tacones a lo largo del pasillo, aumentando a medida que se acercan a tu escritorio y reduciéndose al alejarse. En Oxford este sonido apenas ha cambiado desde que la BIblioteca Bodleian fue fundada en 1602.

Las salas de lectura de la Biblioteca Weston fueron cuidadosamente diseñadas para que este sonido único no se pierda. «Todo fue cuidadosamente elegido y dispuesto, desde la elección de la madera hasta la iluminación», dice Richard Ovenden (@richove), el jefe de la Biblioteca Bodleian con el histórico título de Bibliotecario Bodley. Incluso las sillas han sido especialmente diseñadas por BarberOsgerby (@barberosgerby), los diseñadores de la antorcha olímpica de 2012, para hacer que el ocupante de la silla se incline ligeramente hacia el escritorio con poco ruido.

La competencia de diseño de las Bibliotecas Bodleian invitó a los equipos de diseño/fabricación a crear una nueva silla de las salas de lectura para la Biblioetca Weston de la institución. Copyright: Jamie Smith.

En una húmeda tarde de marzo en Oxford, pregunté a los usuarios de la Biblioteca Weston por qué les gustaba el silencio. Algunos dijeron que la ausencia de distracciones les facilitaba la concentración. Uno dijo que el sonido de la gente pasando páginas o tecleando más rápido que ellos los hacía centrarse más. Otros dijeron que estar en una biblioteca histórica les recordaba que eran parte de 400 años de tradición y eso les hacía sentir muy trabajadores. «Soy particularmente consciente de eso ya que vengo de California, donde nada es muy antiguo», reconoce Christine Madsen.

¿Por qué la biblioteca estimula la concentración? Nadie está mejor calificado para encontrar una respuesta que el profesor Charles Spence (@xmodal), un psicólogo experimental de Oxford quien descubrió que la atmósfera de una tienda tiene una fuerte influencia en cómo compran las persona, y que diferentes ambientes pueden afectar la experiencia sensorial de tomar whisky hasta en un 20%. También encontró que el chocolate caliente sabe mejor en una taza de color naranja. Eso no es relevante para una biblioteca académica, pero saberlo es irresistible. El profesor Spence sospecha que las biblioteca estimulan la concentración porque es una forma de separar la casa del trabajo.

«Trabajar en casa puede ser estresante al momento de dormir», dice. «Pero para probar esto uno puede hacer una grabación dentro de la biblioteca y reproducirlo a las personas que trabajan en otros ambientes para ver si ayuda a la concentración».

Puedes probar el experimento del profesor Spence por sí mismo reproduciendo los sonidos de la Bodleian dondequiera que estés. Actualmente hay dos cuartos de lectura para elegir y pronto se incluirás los cuartos de la Biblioteca Weston.

PASE DIARIO

La biblioteca Celsus en Ephesus, Turquía. Copyright: Shutterstock/muratart

La Biblioteca de Celso fue construida en el año 135 en honor a un senador romano. Guardaba 12.000 rollos y aquellos que querían leerlos debían viajar grandes distancias para visitarla. Se quedarían hasta que terminaban su trabajo, a veces por semana, y se les daba un lugar para comer, dormir y hacer un poco de actividades atléticas. Ahora que tantos estudiantes usan la biblioteca como un lugar para hacer su propio trabajo, las bibliotecas están pensando cómo acomodarse a las diferentes necesidades de sus usuarios.

La Biblioteca Weston tiene una cafetería y espacios separados para quienes quieran conversar. Ninguno es revolucionario, pero los estudiantes ya se han dado cuenta. «Cuando me trasladé a Inglaterra el 2008, la idea de que podrías conseguir un excelente latté en el café del Bodleian hubiese sonado demasiado bueno para ser verdad», dice Ben Mountford, un investigador junior de Historia británica moderna que estudia en Weston. «Pude trabajar en la cafetería toda una tarde que se sintió simultáneamente como si me relajara tomando una taza de te, estando en un ambiente académico», dice Joseph Fell, un estudiante de música. «No sentí que sería juzgado si me tomaba cinco minutos de receso para ver Facebook».

En una pequeña biblioteca pública en Pasadena, California, una joven Christine Madsen sacaba los libros de los estantes y los leía sentada en el suelo. Ya adulta, comenzó a trabajar en una biblioteca de arte en San Diego y luego se trasladó a Harvard para digitalizar los libros raros y manuscritos. Antes de unirse al Bodleian como Jefa de Programas digitales, la Dra. Madsen escribió una tesis doctoral sobre cómo la digitalización está cambiando la relación entre los investigadores y su biblioteca. Ella piensa que las bibliotecas universitarias tienen que mirar a la Biblioteca de Celso como modelo para su supervivencia.

«En los últimos 150 años, las bibliotecas académicas se han visto a sí mismas como repositorios de libros enfocados en la información y creo que eso es un error», dice.

«Debemos regresar al propósito original de las bibliotecas, que es apoyar todas las necesidades del investigador y proveerle un lugar para que consiga ideas y logre avances que de otra manera no hubiesen ocurrido».

Christine dice que la Biblioteca Weston es un paso en la dirección correcta. «Facilitar al investigador el acceso a nuestras colecciones es una cosa, pero aquí también podemos proveerle acceso a expertos en manuscritos relacionados con sus temas, espacios para sentarse y para conversar y exhibiciones que desafían y provocan. Todo ello puede facilitar la serendipia y los avances en investigaciones. Tienes el espacio para centrarte y participar, pero también el espacio para sentarte y reflexionar mientras tomas un café y un sándwich con un colega. Y para hacer un buen trabajo necesitas ambos. Y la biblioteca te puede dar ambos».

MENSAJE DE BIENVENIDA

En la mañana del miércoles 4 de marzo, una fotografía de una comadreja cabalgando un pájaro carpintero en vuelo fue publicada en varios periódicos. En Twitter, la Bodleian (@bodleianlibs) publicó una imagen de una comadreja cabalgando a un basilisco, que fue pintada en el Ashmole Bestiary, un manuscrito del siglo 13 dentro de la colección de la Bodleian. El tuit decía «No nos sorprede ver comadrejas en otros animales». En menos de una hora, 250 personas de todo el mundo habían retuiteado la imagen. «Bien hecho, Bodleian, bien hecho», respondió un usario de Twitter desde la costa del Golfo en Estados Unidos.

Las bibliotecas quieren mostrar al público sus colecciones, sus conservaciones y su investigación, pero sin molestar a sus usuarios ni poner en peligro sus frágiles manuscritos. Los medios sociales son un medio para ese fin. «Empezamos a usar medios sociales bastante temprano, no sabía si alguien más lo estaba haciendo en ese momento», dice Liz McCarthy (@mccarthy_liz), quien dirige las cuentas sociales del Bodleian desde hace más de cuatro años. El objetivo de Liz es informar sobre el trabajo de la biblioteca y sobre sus colecciones. «Extendemos el acceso a las Bibliotecas, mostrando a la gente pequeños pedazos de ellas que de otra manera no podrían ver», dice. «Les mostramos un poco de lo que ocurre tras bambalinas».

La Biblioteca Weston permite a la gente llegar más lejos dentro del Bodleian que antes. El diseño del edificio original por Sir Giles Gilbert Scott en los años 30, sugiere un deseo de mantener a la gente fuera de la biblioteca. Pero ahora se ha creado una entrada púbica en la calle Broad Street donde una gran puerta flanqueada por columnas casi ruega a la gente para que entre. Al ingresar eres recibido por el Blackwell Hall, un atrio de techo alto, con una cafetería, una tienda, un salón de conferencias y dos galerías de exhibiciones.

Dibujo de 1934 del nuevo edificio del Bodleian de Giles Gilbert Scott

¿Las bibliotecas académicas están respondiendo a la época digital intentando llegar a una audiencia más amplia y no solo a los estudiantes y académicos? Dorothy Fouracre, una ex pasante en el Bodleian, escribió su tesis de maestría en UCL sobre exhibiciones en grandes bibliotecas académicas. «Hace 20 ó 30 años, las exhibiciones consistían usualmente en libros abiertos con pies de página que hacía difícil que la gente se interesara en un periodo de tiempo específico», dice. «Algunas veces los libros tenían páginas muy bien pintadas o animacionaes divertidas, pero a nadie le importaba ver una página de título que fue impresa en 1501. Ahora las bibliotecas definen un tema y lo enfocan desde ángulos diferentes e interesantes, prestándose objetos de museos».

Imagen seccional de la Biblioetca Weston Library que muestra, a la izquierda, la entrada pública y el Blackwell Hall con su techo alto. Copyright Wilkinson Eyre.

La primera exhibición en el Weston explora el tema de los genios. Expondrá un copia de la Carta Magna de 1217, las ilustraciones de cubierta de Tolkien para El Hobbit y la pintura que hizo Mendelssohn para acompañar su composición Schilflied (Canción de Reed). Se mostrarán videos y exposiciones digitales en grandes monitores.

«Queremos más visitantes que vean exhibiciones de alta calidad con interpretaciones digitales, objetos prestados de otras instituciones y la participación de estudiantes en el curado de las exhibiciones», dice Richard Ovenden.

El año pasado el Bodleian tuvo 250.000 visitantes en su pequeña sala de exhibiciones. La Biblioteca Weston fácilmente podrá sobrepasar ese número, muy por delante de la mayoría de los museos.

«La concentración en exhibiciones no es novedad», dice Richard Ovenden. «Los Mármoles de Elgin se entregaron primero al Bodleian y los mostramos en el jardín de esculturas fuera de la biblioteca en el siglo 17. Compramos nuestra primera vitrina de exhibición en 1837. Pero ciertamente es una nueva escala y una mayor calidad que antes».

VIDA DE ESTANTERIA

Volvamos a la Historia de la decadencia de la Biblioteca Académica. Cuenta que con las computadoras personales, el iPad y los celulares, los usuarios de bibliotecas no necesitarán más libros. Las filas de estanterías serán un exceso en los requerimientos y que sus contenidos solo acumularán polvo. Entonces, ¿cómo se explican los tres pisos estanterías que se han construido debajo de la Biblioteca Weston?.

Vista seccional de la Biblioteca Weston mostrando las estanterías subterráneas. Copyright Wilkinson Eyre.

La Biblioteca Weston coloca sus colecciones especiales en el corazón de la biblioteca; es decir, sus tesoros de libros raros, manuscritos, archivos, música, artículos efímeros y mapas. Se han instalado sistemas de control de fuego y de clima de última generación para que asi el edificio sea adecuado para contener estos documentos invaluables. Estos objetos estaban almacenados en diferentes lugares por todo Oxford y más allá, pero ahora están en el mismo lugar por primera vez.

Esto permite a los estudiantes e investigadores tener más contacto con el material original. Los académicos pueden reservar un aula en la Biblioteca Weston y pedir que se le preste un manuscrito para su clase.

«La Biblioteca Weston puede cambiar la forma en que enseñamos», dice Nicholas Cronk, profesor de Literatura francesa en Oxford y Director de la Fundación Voltaire.

«Puedo pedir a un curador o conservador que hable de un manuscrito particular a una clase de estudiantes de maestría. En el pasado, las bibliotecas eran como supermercados. Ahora son como laboratorios: puedes ir con estudiantes para investigar y para enseñarles desde las colecciones especiales».

«Enseñar a los estudiante cómo manejar las colecciones nunca fue posible de esta manera», dice el Dr. Martin Kauffmann, quien dirige un equipo de curadores que se especializa en los manuscritos antiguos y medievales del Bodleian. «Generaciones de estudiantes aquí han estudiado la Chanson de Roland — uno de las grandes obras de la literatura francesa — sin saber que tenemos el manuscrito sobreviviente más antiguo en nuestras colecciones».

«Ahora tenemos estudiantes de primer año, hojeando un libro del siglo XVI. Si esto los inspira para ser académicos o terminan siendo inversores de riegos, es una experiencia valiosa».

¿Esto puede poner en peligro los libros? «El manejo es supervisado, pero en general ves que los universitarios tienen mucho cuidado con los libros porque tienen mucho miedo de dañarlos», dice Martin. «¡Probablemente hay más peligro con un profesor mundialmente reconocido que se siente cómodo con el manuscrito! Muchas bibliotecas se preocupan por la sobremanipulación de libros raros y manuscritos, pero el peligro de la sobremanipulación es igualmente grande».

Cuando fue posible reproducir pinturas y dibujos de forma barata en libros y revistas a principio del siglo XX, el filósofo Walter Benjamin predijo que la gente no sentiría la necesidad de visitar a la Mona Lisa original. Lo opuesto ocurrió. «Espero que cuanto más material digitalicemos, más gente querrá venir a la biblioteca para ver los objetos físicos de primera mano», dice Christine Madsen. «Es importante que la gente tenga acceso al material físico original y que no sea solo para una élite».

Un corto sobre la digitalización en el Bodleian

Nicholas Cronk está determinado a transmitir su entusiasmo por los manuscritos originales a la siguiente generación de investigadores. «Hace poco me encontré con un escaneado de un obra de teatro de Voltaire del siglo XVIII y no pude entender la escritura», cuenta. «Así que fui a un archivo en París para ver el original y resulta que Voltaire simplemente escribió en tinta negra y alguien le respondió con un crayón rojo. El escaneado que yo había visto era en blanco y negro». Hay otras ventajas de ver el original. Al tocar la página, uno puede tener una idea del costo y la calidad del papel, pero también puede revelar si la página fue o no reemplazada, lo que sugiere que el original fue censurado. «Es vital que no perdamos estas habilidades», dice Nicholas.

Una página del manuscrito original de ‘Frankenstein’ de Mary Shelley. Copyright Bodleian Libraries

INVESTIGACION

La vista desde la oficina de Richard Ovenden es lo más cercano que uno puede estar de encontrarse dentro de una postal. El Teatro Sheldonian de Christopher Wren aparece en una ventana, la famosa calle Broad de Oxford en otra. Dando la espalda a ambas ventanas, el Bibliotecario Bodley explica que su interés literario se activó a sus 14 años, en un ambiente más modesto, en una librería de libros usados en Kent. «Me encontré con esta librería por accidente y compré un libro de historia por unos 50 peniques porque había algo en él que me llamó la atención», dice. El libro resultó ser el que su profesor de historia utilizaba para planificar sus clases. «Desde entonces siempre he apreciado la idea de que el acceso al conocimiento y la información te mantiene un paso adelante».

Richard dice que el conocimiento es lo que mantiene al Bodleian adelante mientras negocia en el mundo digital moderno. «Tenemos personal que es experto mundial en campos particulares y esto nos ha permitido convertirnos en importantes agentes en la investigación, proponiendo ideas y sugerencias a nuestros colegas en los departamentos académicos», dice. «Es probablemente el cambio más grande en el Bodleian, aunque de alguna manera es un regreso a la tradición del siglo XVII del catedrático-bibliotecario. Uno de mis predecesores, Thomas Hyde, fue el quinto bibliotecario del Bodley pero también fue Profesor Real de Griego y Profesor de Árabe en Oxford».

Conservando el Confessio Amantis de John Gower. Copyright Bodleian Libraries.

La geografía de la Biblioteca Weston asegura que los investigadores en los cuartos de lectura puedan pasar por un corredor para pedir un consejo a un curador o conservador. «Si alguien está viendo un manuscrito Anglosajón y ve una marca o inscripción en el margen que fue hecha por el impresor, puede preguntar a un conservador que normalmente lo reconocerá como perteneciente a un impresor particular», dice Richard. «Eso es algo que Google todavía no te puede dar».

«Hay 10.000 manuscritos medievales occidentales en nuestra colección, algunos de ellos inéditos», dice el Dr Kauffmann. «Como curadores estamos aprendiendo todo el tiempo sobre las colecciones y publicamos lo que encontramos en libros y en nuestro sitio web. Asi que mientras aprendemos mucho de los académicos expertos que nos visitan, también podemos ayudarlos».

La Biblioteca Weston también tiene un espacio designado para las ayudantías de la investigación digital, en la que expertos aconsejan a los investigadores en el uso de herramientas digitales para apoyar su investigación en formas que no hubiesen sido posibles hace 50 años. Esto va desde la digitalización en gran escala de mansucritos — como el proyecto de escanear un millón de páginas de la colección del Vaticano y medio millón del Bodleian para que puedan ser buscados en línea de forma gratuita — hasta proyectos personalizados que pueden cambiar todo un campo de investigación.

«Un buen ejemplo de un proyecto innovador es nuestro trabajo con Howard Hotson, un profesor de historia intelectual en Oxford, en su proyecto de Primeras cartas modernas en linea», dice Christine Madsen. «El Bodleian tiene un catálogo de cartas que resume 50.000 cartas manuscritas intercambiadas entre grandes pensadores de la Europa moderna. Las hemos escaneado y las estamos combinando con otros registros de todo el mundo para crear mapas que te permitirán ver a quién estaba escribiendo un intelectual particular, cuándo, de dónde, y qué estaba haciendo o publicando en esa época, como este tipo de redes interactuaba con otras y mucho más».

El profesor Hotson dice que es solo el principio. «El principal significado de Early Modern Letters Online tal vez sea mostrar cómo la combinación de las maravillosas colecciones del Bodleian, la comunidad académica de Oxford, y la tecnología de información de última generación puede situar a la Universidad en el centro de la infraestructura digital emergente no solo en este campo si no en otros también», dice. «La digitalización puede agregar centenas de miles de puntos de datos; en nuestro caso tomamos una carta escrita en un momento y lugar determinado y la etiquetamos con dos individuos específico, pero también puedes hacer lo mismo con fechas de publicación de libros, localidades en un diario de viaje, cualquier cosa en realidad. Aplicar un enfoque similar a las inigualables colecciones del Bodleian puede ayudar a transformar aspectos significantes de la investigación y la enseñanza dentro de las humanidades». Christine dice que las posibilidades también se extienden a las ciencias. «Tenemos archivos de diarios que mencionan el clima en un día particular, o notas de médicos», dice. «Podemos marcarlos y etiquetarlos para tener una mejor idea del cambio climático o de las enfermedades».

CONCLUSION

La Historia de la decadencia de la biblioteca académica no ha llegado a su conclusión, pero parece obviar algunos capítulos: la historia de la biblioteca como un motor de investigación, la historia de la biblioteca como un lugar de interacción pública, la historia de la biblioteca como un refugio silencioso de un mundo bullicioso. El tiempo nos dirá si esta historia debe quedar confinada a la sección de ficción.

La sala de lectura Sir Charles Mackerras en la Biblioteca Weston. Copyright John Cairns.

Mayor información

[(N. de T.) Todos los recursos mencionados enlazan a sitios en inglés]

Historia del Bodleian
La Biblioteca Weston

El anuncio del Bodleian de la apertura de la Biblioteca Weston.
«La nueva teoría de las bibliotecas académicas», de Christine Madsen.
Dentro del Bodleian: Construyendo una biblioteca para el siglo 21, un corto del 2013.

Créditos

Escrito por Matt Pickles, Oficina de prensa e información, Universidad de Oxford
Reportaje adicional de Georgina Brooke, Oficina de comunicaciones digitales, Universidad de Oxford
Diseño de Christopher Eddie, Oficina de comunicaciones digitales, Universidad de Oxford

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Ernesto Martinez
El murmullo del librero

esposo, padre de familia, librero, entusiasta de la tecnología 3.0 y su intersección con los libros y el conocimiento.