Por qué dejé de leer / escuchar / ver las noticias

Y por qué tú también deberías.

Carlos Domínguez
6 min readOct 16, 2014

Estoy convencido de que leer las noticias es peor que simplemente no leer. No hay prueba alguna de que nos haga más sabios, estar mejor informados, nos ayude a tomar decisiones o de que seamos mejores ciudadanos; nada —en todo caso, todo lo contrario.

Si eres como yo, ya has dejado de consumir noticias sin siquiera haber tomado una decisión consciente de ello. Tal vez, sentiste cómo exprimían cada gota de optimismo con cada avance informativo y sencillamente te quedaste al margen sin siquiera darte cuenta, encontraste algo mejor que hacer con tu tiempo y lo reemplazaste. O quizás nunca hayas sido el tipo de persona que ve las noticias.

Sea por la razón que sea, apuesto a que no lo echas de menos en absoluto y que te has dado cuenta de que, en verdad, no lo necesitas.

«Los más afortunados entre nosotros han podido comprobar los riesgos de vivir con un exceso de comida y han empezado a cambiar nuestras dietas. Pero la mayoría de nosotros no entiende aún que las noticias son para nuestra mente lo que el azúcar es para el cuerpo». —Rolf Dobelli

Hace ya un tiempo que quería escribir sobre el tema. En gran parte, porque me frustraba el típico tipo que piensa que es muy culto sencillamente porque lee el periódico y sabe qué está pasando en el mundo. Y con esa chica que lo sabe todo sobre cada famosa y se sorprende al oír que no sé nada sobre las fotos filtradas de Jenniffer Lawrence. Pero sobre todo, porque he sacado algo bueno de ello.

Desde que me desconecté de las noticias, me siento más dueña de mi propia atención (decido qué pensamientos quiero dando vueltas en mi cabeza), tengo mejores hábitos de lectura (busco y disfruto de lecturas lentas, largas y que inviten a la reflexión), tengo más tiempo para obtener ideas significativas y yo soy, definitivamente, más optimista.

Así que decidí hacer una investigación al respecto y me sorprendió encontrar razones más que suficientes para respaldar mi instinto. Esperaba dar con su carácter irrelevante, engañoso, manipulador y la pérdida de tiempo que supone, ¿pero que sea tóxico para nuestro cuerpo? ¿que altere nuestra estructura cerebral? ¿que acabe con nuestra creatividad? ¿que aumente los errores cognitivos e inhibe el pensamiento? Eso son ya afirmaciones serias.

Rolf Dobelli cuenta que nuestros cerebros están diseñados para prestar atención a lo llamativo, a lo visible, grande, escandaloso, ruidoso, gráfico, dramático y en formato historia. A diferencia de la poca atención que prestamos a contenido largo, profundo, inteligente, lento y tranquilo (que en verdad es importante y requiere pensar). Esta es la razón por la que podemos tragar cantidades ilimitadas de noticias flashes, como caramelos de colores brillantes para la mente.

Y no son sólo los medios de comunicación, estas técnicas para llamar la atención estan en casi todas partes, desde la propaganda del gobierno al marketing corporativo. Lo vemos todo el tiempo en Facebook y Twitter, cada post gritando por llamar nuestra atención, no tanto pidiendo sino tentándonos a hacer clic.

«La información ya no es un bien escaso. La atención sí.
¿Porqué regalarla tan fácilmente?» —Rolf Dobelli

En un tiempo en el que los artículos se pagan por unidad, de clics que generan ingresos, donde los titulares sensacionalistas son más importantes que el contenido real y donde todo el mundo puede ser «periodista», debemos tener cuidado con lo que consumimos y debemos ser especialmente conscientes de los efectos negativos que tiene sobre nosotros mismos y nuestra sociedad.

Hoy, sabemos que el cerebro adulto permanece neuroplástico, esto significa que tiene la asombrosa capacidad de adaptarse y, literalmente, cambiar su estructura y funciones como resultado de experiencias, ambientes y comportamientos. Así, resulta preocupante que estemos pasando tanto tiempo en una rutina diaria, ojeando fotos, videos, titulares y texto buscando palabras claves; haciendo scroll, haciendo clic, enlazando. Con tanta información, nuestro cerebro tiene que construir atajos para hacer frente a la sobrecarga y a las distracciones, porque además, consumimos noticias en modo multitarea. Leemos el periódico mientras desayunamos, escuchamos las noticias mientras conducimos y pensamos qué hacer mañana, vemos los telediarios mientras hacemos zapping, bajamos por el timeline de nuestro Twitter en el trabajo.

Estamos simplemente enseñando a nuestro cerebro a pasar por alto lo comedido y la tranquilidad, para realizar esas tareas con la mitad de nuestra concentración. Las noticias dispersan nuestra concentración y diluyen nuestra comprensión y cuanto más consumimos, más reforzamos este hábito.

Y a pesar de que esto ya suena muy mal, ni siquiera creo que sea lo que debe preocuparnos en primer lugar. Para mí, es simplemente la negatividad. Sinceramente, creo que estamos subestimando el efecto que el contenido pesimista puede tener en la conciencia individual y colectiva de nuestro mundo. James Clear lo explicó mejor: Cuando te enfrentas a una sobredosis de información que no puedes analizar, es fácil entender porqué hay gente que dice cosas como «el mundo está patas arriba» o «alguien tiene que arreglarlo.» ¿Porqué hacer un esfuerzo cuando las cosas parecen estar fuera de tu control?

«Estoy harto de esta forma barata de explicar el mundo. Es inapropiada. Es irracional. Es una farsa. Y me niego a dejar que contamine mi forma de pensar». —Rolf Dobelli

La pobreza, el hambre, los asesinatos, la guerra, el terrorismo, los accidentes, los cotilleos. No necesito saber estas cosas y tú tampoco. Lo sé, puedes estar pensando que las noticias son necesarias, que nos mantienen informados sobre el mundo, pero hazte primero estas preguntas. ¿Mejora realmente tu vida de alguna manera? ¿Te afecta personalmente? ¿Afecta a tu familia, tus negocios o tu carrera? ¿Es una verdadera representación de nuestro mundo? ¿Fomenta el pensamiento? ¿Promueve la actuación? Piensa en ello. En el último año, ¿ha cambiado alguna noticia tu vida de manera que si no la hubieras leído, tu vida personal o profesional habría sido diferente?

Pongamos que puedes recordar ese artículo que fue esencial para tu vida. ¿Por cuántos has tenido que pasar hasta toparte con él? En un año, ¿tal vez cientos? ¿miles? No es esa una probabilidad alta. Y, ¿no crees que si algo en las noticias fuera realmente importante para tu vida —personal o profesional— los escucharías de un compañero de trabajo, un amigo o un familiar?

Hay bondad en todas partes.

Debemos buscarlo, debemos hablar de ello y compartirlo. La información sólo es importante si ayuda a crear, a construir, a compartir o experimentar algo maravilloso. El mundo no necesita gente pasiva siendo informada, necesita que la gente activa sea cultivada. Sumérgete profundamente en temas que te apasionen.

Piensa en la solución, no en el problema.

Si tu cabeza está llena de pensamientos sobre cómo puedes morir y lo que puede ir mal, no vas a poder pensar en cómo vivir y en lo que puede salir bien. Si quieres saber sobre un problema, que sea porque estás buscando una solución. Cada problema es complejo, y la única manera de entenderlo es zambulléndose en libros y largo artículos de revistas. Ve a por esos problemas en los que puedes tener una influencia.

Sé cultivado, no informado.

Lee libros, revistas, artículos complejos, ve las TEDTalks, videos inspiradores y escucha podcasts. No tengas miedo de no estar al día sobre las últimas noticias. Son simples y superficiales temas de conversación. Sé lo suficientemente valiente como para hablar de cosas que importan y entablar conversaciones productivas.

Toma una decisión consciente sobre lo que consumes.

Necesitamos más periodistas incondicionales indagando en historias significativas, pero no lo vamos a conseguir compartiendo contenido irrelevante en Facebook. Necesitamos personas que aprecien el contenido que invita a la reflexión. Deja que tu clic, tu tiempo, tu atención, tu euro sea tu soporte para un gran contenido.

Publicado por Alejandra Quintero, Co-fundadora de The Handsome Pig.

Gracias a Rolf Dobelli. Su artículo Evita las noticias, hacia una dieta sana de noticias me inspiró para escribir este artículo. Una lectura altamente recomendada.

--

--