Vanidad programada

Barbanero
4 min readApr 22, 2017

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No recuerdo en que película decían aquella frase de que el pecado que más gusta al diablo es la vanidad, a través de ella puede conseguir lo que quiera, dejando de la lado lo religioso, no deja de ser cierto que es el camino mas corto para conseguir que otra persona haga lo que nosotros queremos, halagarlo y que difícil se nos hace en ocasiones, distinguir cuando esos halagos son sobre algo cierto y cuando no. A todos nos gusta que nos halaguen, pero no es menos cierto que su objetivo no es otro que el de alimentar nuestra vanidad, si somos conscientes perfecto, si no lo somos ya empiezan los problemas.

Trabajo en un sector donde la vanidad es uno de los motores que lo mueve y no de una manera sibilina, todo lo contrario, de una forma descarada y arrogante. Quizás por que profesionalmente he tenido la “suerte” de haber pasado por muchos y diferentes sectores y haber conocido a todo tipo de trabajadores, empresarios, clientes y animales de mal vivir, tengo la osadía de decir lo que digo.

Lo que es preocupante o al menos lo es para mi, es ver como muchos de mis compañeros de profesión convierten esa vanidad en arrogancia.

Hace poco en una charla muy interesante la ponente dijo “saber programar es como tener superpoderes” y un mundo donde el ignorancia tecnológica parece un mal endémico esto es verdad y entonces me acuerdo de la canción de Kiko Veneno Superhéroes de barrio.

Venga vale, somos Superhéroes, aunque seamos de barrio y ¿ahora qué? ¿que hacemos con esos superpoderes?, pues nos dedicamos a mostrarlos en publico delante de otros superhéroes y es cuando empieza la diversión, no mostramos como hemos conseguido salvar a la ciudad X del ataque de los alienígenas, lo que hacemos es exhibir nuestros poderes para que los demás suelten un sonoro Ooooooohhhhh y alimenten nuestra vanidad.

Y no nos quedamos ahí, ¿para que!? nos ponemos a formar nuestra marca personal, para que el mundo sepa de lo que somos capaces y entonces es cuando la diversión ya es de traca. Empezamos a leer libros de crecimiento personal y nos creemos lo que los gurus de turno nos van diciendo, lo que tenemos que hacer para ser un superhéroe de los güapos, de esos de los que hacen pelis y no solo una serie de mojones en Netflix, por que nosotros somos del grupo de los escogidos y ¿quien nos ha escogido? eso es lo de menos, somos los mejores. Lo de aportar a la comunidad ya lo dejamos para otro momento que ahora lo importante es crear mi marca personal.

Y ya tenemos el kit completo, nuestros superpoderes y nuestra marca personal, ya podemos ir por el mundo enseñando a los seres mas torpes como se tiene que hacer para salvar al mundo de…. espera, que no hay que salvarlo de nada, que yo no me tengo que salvar de nada ni tengo que salvar a nadie, anda que se me olvidaba que esto no lo hago para salvar a nadie, sino para que cuando haga una entrevista en la próxima mega empresa tengan donde ver mis hazañas y me paguen lo que merece un tipo como yo, y que quede claro yo no soy como el común de los mortales, que yo tengo superpoderes y todos mis compañeros los admiran. Lo de la profesionalidad ya lo dejamos para otro momento, por que yo no tengo que dar cuentas a nadie, ni siquiera a quien me paga, !!!pero que se han creído estos mortales!!! si les estoy haciendo un favor quedándome a trabajar aquí, con lo inútiles que tienen en plantilla, me voy y esto se hunde.

Evidentemente esto que digo no quiere decir que todos los que trabajamos en esto seamos así o que busquemos esto y por que no decirlo en esto como en otras cosas la edad influye, en ocasiones no puedo dejar de imaginar los comentarios que recibimos los programadores en las reuniones de directivos de estas empresas, la imagen infantil y hedonista que proyectamos tiene que valer para hacer tela de chistes.

Sí, la falta de profesionalidad que hay es abrumadora se esconde detrás de ideas tan peligrosas como la de que los programadores son artesanos, lo gracioso de esto es que muchos que se autodenominan artesanos, espera que lo pongo en ingles por aquello de que tengamos claro de lo que hablamos, los que se autodenominan craftsman, no han visto en su vida trabajar a un artesano, si hablas con cualquier artesano te dirá que es un trabajo duro y que requiere mucha disciplina, pero en este mundillo nos hemos quedado con lo de disfrutar de lo que hacemos, de lo otro ya tal.

Regocijarse en el código no es ser un artesano, es otra cosa, te imaginas que le encargas a un ebanista que te haga un atril para poner tu portátil decorado con los nombres de las pull request que te ha aceptado el superhéroe de turno y cada vez que vas a recogerlo te dice que esta investigando como tallar la madera de la mejor manera para que sea el mejor atril que se ha fabricado jamas, seguro que tu comprensión será la misma que esperas de tu trabajo como artesano del software.

El problema de todo esto, no esta en la gente que lo promueve o que lo vende y cuando digo venden lo digo en el sentido completo de la palabra, cobrando por ello. Lo que me preocupa es ver a técnicos que inician su carrera profesional y siguen este canto de sirenas para pegar una hostia decúbito supino, por que la hostia va a llegar, vivir en la autocomplacencia es de las cosas mas peligrosas que puede hacer cualquier profesional en cualquier ambito.

Atemonos bien al mástil y no caigamos en la vanidad programada.

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Barbanero

Android Developer, GDG Barcelona Organizer, SOLID and Jazz enthusiast Sevillano en Barcelona