La disputa por la fachada

Patrimonio cultural vs. Contracultura

Pablo Espinoza
Pablo Espinoza Carreño
4 min readOct 15, 2018

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La iniciativa del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, que pretende cuidar la fachada de la capital de los rayados y los tags con la ayuda del proyecto de ley presentado por el diputado Sebastián Torrealba, ha generado controversia entre la cultura institucionalizada y la contracultura. Para Alejandro “Mono” González, uno de los mayores representantes de los artistas callejeros, considera que no se está abordando de forma correcta el asunto, tratando de criminalizar un arte poco entendido y criticado.

Por: Pablo Espinoza

El 15 de junio del año pasado, la Municipalidad de Santiago promulgó la iniciativa “rompe paga” con el objetivo de responsabilizar a los estudiantes que atentaban contra las infraestructuras de los liceos mientras estos se encontraban en toma. Casi un año después, el mismo impulsor, el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, arremete contra los grafiteros y muralistas, tratando de controlar los grafitis que afectan tanto a los edificios públicos como los patrimoniales.

La iniciativa “raya paga”, trabajada por el diputado de Renovación Nacional, Sebastián Torrealba, busca sancionar a las personas que sean sorprendidas rayando en lugares no habilitados por el municipio de Santiago. ¿El incentivo para los vecinos? El 20% de la multa que paguen los infractores irá en recompensa de los denunciantes. Ese factor busca hacer la diferencia en esta iniciativa.

“La idea de beneficiar al denunciante ha sido muy eficiente en países como Perú, por ejemplo. En Lima tienen esta legislación y lograron eliminar los rayados en el centro de la ciudad”, declara el diputado.

Sin embargo, no parece ser la solución definitiva para poder detener de forma radical los rayados que van apareciendo en cada rincón de la capital. El problema continúa siendo la fiscalización y la poca viabilidad de reconocer al graffitero que realiza este acto in situ.

“Ningún proyecto es perfecto. Siempre habrán márgenes que no podremos fiscalizar de buena forma pero es mucho más de lo que existe hoy en día que es la impunidad”, comenta el legislador.

Estas medidas disuasorias no parecen convencer a los grandes protagonistas de esta problemática. Para Alejandro “Mono” González, muralista y director del Museo a Cielo Abierto de San Miguel, el conflicto no radica en la prohibición ni en la fiscalización de los graffiteros, sino en implementar más espacios para desarrollar este tipo de arte.

“(Luciano) Cruz-Coke fue a vernos (Museo a Cielo Abierto) y vio que nunca nos han rayado. Eso es porque hay espacios para que los jóvenes se expresen”, explica el muralista de 71 años.

Además, el “Mono” defiende el uso de los espacios públicos como parte del desarrollo de los graffiteros y muralistas para darse a conocer en el gremio del arte callejero. “El que pinta en la calle lo hace como una forma de buscar una identidad. Es una contracultural. Expresa y refleja sus malestares sociales”.

Factor burocrático

El Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) es un organismo técnico que hace un estudio caso a caso de cada intervención que se realiza en monumentos nacionales o patrimoniales.

Christian Tapia, Coordinador del Área de Arquitectura y Patrimonio Urbano de dicho organismo, considera que el aumento de movilizaciones ha añadido un mayor trabajo del cuidado del patrimonio.

“Las marchas han hecho aumentar los rayados en Santiago, entonces la limpieza de los monumentos o edificios históricos ha ido creciendo”, explica Christian.

Además el proceso burocrático de estas piezas culturales no permite agilizar el tratamiento de cada caso en particular. “Nosotros, como organismo técnico, hacemos un estudio de la obra. Qué pintura se utilizó según una gama de colores, qué elementos químicos podrían influir en la limpieza, etc. Es un proceso bien detallado”, finaliza.

Entrevista Complementaria

Pablo Maino — Arquitecto del Programa Barrio en el Ministerio de Vivienda y Urbanismo

Pablo Maino: “La pintura puede llegar hasta los 300 mil pesos”

¿Qué tan complicado es conservar un edificio público de rayados o tags?

Los edificios públicos o patrimoniales deben conservarse de acuerdo a su diseño original. Lo que, obviamente, no considera en ningún caso rayados o graffitis. Además, dentro de las muchas cosas que se deben conservar, son los mismos materiales de pinturas. Y esas pinturas por supuesto que son más caras que una normal.

¿Hay mucha diferencia entre la reparación de un edificio público y uno patrimonial?

Sí, muchísima diferencia tanto en el tratamiento como en el costo. Los edificios públicos, en su mayoría, no son patrimoniales aunque hay excepciones como La Moneda y estos tienen doble protección porque son públicos y patrimoniales. Los edificios públicos pueden ser municipales o de algún ministerio o servicio. En este caso lo paga el dueño, o sea, quien lo ocupa. Los patrimoniales son más complicado porque hay una serie de cuestiones que se deben analizar y estudiar para hacer la limpieza.

¿De qué depende el costo de reparación?

Depende del tamaño del rayado y si es necesario repintar o solo hace falta un servicio de limpieza. Si basta con borrar puede salir al costo de los materiales necesarios y las horas de trabajo de los funcionarios que lo hagan. En cambio si es repintar es mucho más caro. La pintura, dependiendo de los metros de superficie que se rayó, puede llegar a costar 300 mil pesos.

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