Adios Apple. Lo nuestro se acabó.

Paco Lara
Paco Lara
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7 min readJun 10, 2017

Pues sí. Después de 10 años usando los ordenadores de la manzana, ayer tomé la absoluta e irrevocable decisión de pedir en firme el divorcio. Ya no habrá más tú y yo, Apple. Yo he cambiado y tú, tú sigues siendo… bueno, sigues siendo tú.

Ya llevaba tiempo rumiando el cambio. Hace tiempo que Apple ha dejado de ser el referente en innovación y diseño de producto. Sólo hay que ver sus últimos lanzamientos para darse cuenta de que han pasado de ser el primero en llegar a la fiesta a unos de los últimos. Sin ser de lejos, ni los más listos ni, si me apuras, los más guapos.

El iphone 7, el macbook pro… poco tienen de qué presumir frente al el S7 y S8 de Samsung, el Pixel de Google o los nuevos Surface y Surface Studio de Microsoft, que en mi humilde opinión, se llevan de calle en cuanto a funcionalidad y diseño a los nuevos Macbook Pro (con su barrita táctil) y a los iMacs, que siguen estancados en un concepto de 2004.

El mismo ordenador más potente y más delgado

Las comparaciones a veces son odiosas y ver el logo de Microsoft en el siguiente vídeo no es lo que hubiésemos esperado hace unos años.

Tengo muchas ganas de probarlo

También es sintomático que hasta estas alturas de 2017 Apple no haya sacado su asistente para el hogar cuándo Echo y Home llevan ya muchos meses entre nosotros.
Y ya no hablemos de el mundo del 3D y la realidad virtual. Hasta el recientemente anunciado High Sierra, ni Oculus ni HTC daban soporte al entorno Mac. De hecho, en marzo del año pasado Palmer Luckey se cachondeaba directamente de Apple diciendo más o menos en una entrevista que hasta que no hiciesen buenos ordenadores no habría realidad virtual para ellos. Han tardado más de un año en hacerle caso.

Por qué me voy.

Pongámonos en situación. Hace más o menos un año, mi antiguo iMac, después de muchos y buenos años de servicio, acabó siendo derrotado por la obsolescencia y decidí que ya no me salía a cuenta reparar, así que opté por el cambio. En aquel momento no tenía más ambiciones que seguir con el diseño de interacción y tal vez aprender un podo de motion y 3D, algo que tenía en la lista de tareas pendientes pero sin tomármelo muy en serio. Así que básicamente necesitaba un equipo similar al que más o menos tenía y con el que me apañaba bien. No me compliqué demasiado. iMac de 27 pulgadas 5k, 16 gigas de RAM, Disco duro SSD y la tarjeta gráfica que ofrecía Apple en ese momento. Parecía una buena configuración y doblaba la potencia de mi anterior equipo. 3.000 pavazos. Todo perfecto.

Ha pasado un año y poco y el ordenador ha cumplido con todo lo que esperaba, pero… algo ha cambiado y ese runrún que tenía en la cabeza desde hace tiempo por aprender 3D ha dejado de ser una idea para convertirse en realidad. Me he puesto las pilas y estoy aprendiendo Cinema 4D. He empezado con muchas muchas ganas y veo que es algo que me gusta y que me va a venir genial para mi futuro como diseñador. A lo mejor me equivoco, pero creo que dentro de unos años, manejarte con el 3D va a ser algo más que valioso.

Total, que ayer me puse a currar en un tutorial altamente recomendable de Zigor Samaniego para el que se necesita un motor de render específico: Octane, que es super utilizado porque entre otras muchas cosas, permite una visualización del render en tiempo real. Pero cual es mi sorpresa cuándo voy a instalarlo… (leer lo siguiente con ruido de truenos y rayos cegadores y un desgarrador grito de desesperanza)

Mi tarjeta gráfica no es compatible.

No me lo puedo creer. Me cabreo mucho, pero mucho mucho y me pongo a tirar del hilo. Se necesita una tarjeta gráfica con la tecnología necesaria para permitir usarla para procesar el renderizado. La mía está muy lejos de ser una de ellas.

Así que me encuentro con que tengo un ordenador de casi 3.000 euros con menos de año y medio pero no me sirve para lo que lo necesito ahora. Sí, apple, ahora. Y no es que sea un mal ordenador, me vale de sobra, es que un solo componente no me sirve y habiéndome gastado lo que me he gastado no es que siente muy bien.
Tengo que investigar si mi equipo admite alguna de las tarjetas compatibles y si alguna tienda me la instala en caso de ser así (cualquier ayuda es bienvenida), pero esto ha sido como una bofetada en toda la cara, una especie de epifanía tecnológica. No va a volver a pasarme algo así.

Asumo mi parte de culpa. Tal vez debería haber sido más listo o más previsor hace un año, fui yo el que elegí ese ordenador no ampliable pero mi realidad entonces era otra y, aún así, aunque consiga cambiar la tarjeta gráfica, no sé si podré conectar una gafas de realidad virtual a un ordenador que está como nuevo y al que le quedan muchos años de vida.
La cara de idiota que se me quedó ayer tuvo que ser antológica y ahora tengo que valorar si merece la pena la inversión que tendría que hacer en un nuevo ordenador de gama alta, pero sea como sea, el próximo que compre será modificable, abierto y flexible y eso lo hace incompatible con Apple.

*Actualización
Después de escribir esto, descubro que la forma que tiene Apple de arreglar la situación de muchos otros como yo, no es otra que meter una GPU de AMD en una carcasa y encufarla por USB. Pura innovación.

La solución de Apple: Por ahora, más de lo mismo

Cómo a veces parece que se alinean los astros, justo cuando me pasa esto, Apple anuncia su nuevo iMac Pro. Un cacharro de lo más molón con un precio de partida de 5.000 € al que, por fin, vas a poder enchufar unas HTC VIVE y que tiene unas especificaciones potentes para la gente que necesita algo más que photoshop e Illustrator… pero en el mismo modelo cerrado y rígido de viejo dinosaurio.
Al ritmo que avanza la tecnología, ¿quién nos asegura que en dos años todos los que compren un flamante iMac Pro no van a tener un nuevo problema de incompatibilidad? Y en el caso de que eso ocurra, ¿Qué alternativas puede haber para solucionarlo? La respuesta ya la tenemos, meter componentes de terceros en carcasas…

El nuevo viejo Microsoft

No sé si serán conscientes en Cupertino (y me da la sensación que el bueno de Steve está retorciéndose en su tumba) pero con el nuevo iMac Pro han dado otro paso más para convertirse en el viejo Microsoft. Vuelven a llegar tarde y mal, ofreciendo lo mismo que hay en el mercado pero a un 30 % más caro y anunciándolo como si fuera lo más de lo más, cuando ese procesador del que tanto alardean está disponible para cualquier PC desde hace meses en el mercado.

No hay nada que pueda inclinar la balanza, nada nuevo. Sólo le han metido el hardware que cualquier equipo decente tiene a día de hoy, cambiado el color a la carcasa y a los periféricos que, cuidado, van a ser exclusivos para ese modelo y, que no se nos olvide, le han puesto cuatro micrófonos y unos altavoces que dicen que suenan muy bien. ¿Se puede pedir más?

La comunidad profesional demanda equipos actualizables, ampliables y modulables. Parece ser que lo van a hacer con el nuevo Mac Pro, pero, claro, habrá que ver a qué precio y si realmente sale a cuenta pagar ese 30/40 % extra. Lo dudo mucho.

Yo tengo claro que mi próximo ordenador no va a ser Mac.
Sé que voy a echar mucho de menos MacOs y muchas otras cosas, pero para mí eso ya no es suficiente. Soplan nuevos tiempos y cuándo diseñadores tan influyentes como Tobias Van Schnaider dicen públicamente en Twitter que se está pensando cambiar a Microsoft

o medios como The Verge publican artículos como este, parece ser que el río, agua lleva.

Un ultimo apunte. Macdependencia en el mundo del diseño

Hay vida más allá de Apple. Hay vida más allá de Adobe (otros que llevan años patinando a lo loco y que darían para otro post interesante) Cantidad y cantidad de software ya no son privilegio de una plataforma, salvo en un sector: El diseño web y de interfaz.
Si te dedicas a eso, ahora mismo tienes un problema: El software más utilizado en estos momentos a nivel profesional, Sketch, solo está disponible para MacOS y no tiene pinta de que vaya a haber versión para Window. Aunque ya hay buenísimas alternativas como Figma, que están a la altura o por encima en lo técnico, se quedan atrás en cuota de mercado y ecosistema. Pero de nuevo estoy convencido de que en estos tiempos cambiantes y tan estimulantes en los que nos ha tocado trabajar nada dura para siempre.

Hasta siempre. Fue bonito mientras duró.

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