Esclavos

Palarba: Mirada

Montserrat HA
Palarbas

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Siempre está ahí, desde el momento en que la célula se multiplica y se convierte mes a mes en el ser que pronto llorará, dormirá, comerá y cometerá hechos honorables y vergonzosos para los demás seres y para sí mismo.

Está en la intimidad y en los momentos más vulnerables de nuestra existencia. Se le ama y se le odia, se le suplica y se le insulta. Es nuestro único camino y nuestro peor enemigo.

Solo él sana, solo él enseña y solo él sabe cuándo detenerse. A veces insoportable y torturador, otra veces eterno, fugaz, liviano.

El tiempo nos mira desde su inmortalidad, nos lleva de la mano, a empujones y hasta nos suelta para vernos caer de vez en cuando. Lo vemos a la cara cuando estamos frente al espejo cada noche, sentimos los dibujos que disfruta hacer en nuestro rostro año con año y resignados nos vamos a la cama a soñar, a entrar en esa dimensión donde el tiempo no tiene acceso, donde no existe.

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