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El amor de Trump por las “mujeres bellas”

La legitimación del discurso machista desde el poder ejecutivo

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7 min readNov 11, 2016

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En su discurso de victoria en la recientes elecciones presidenciales de EE.UU., Donald Trump sorprendió al mundo nuevamente. Se trató de las pocas veces que lo vimos hacer uso de un discurso moderado e incluyente. Reconoció el trabajo de su contrincante demócrata, Hillary Clinton; repetidas veces se refirió a los ciudadanos y las ciudadanas estadounidenses y, por último le agradeció a su propia familia (nombró uno por uno a sus integrantes) el apoyo que le brindaron durante su candidatura. ¿Qué es lo sorprendente de todo esto?

Durante su campaña, Trump se caracterizó por mantener una actitud irrespetuosa y, a veces, francamente violenta hacia importantes sectores de la sociedad, como los migrantes, los musulmanes o las mujeres. La misoginia del actual presidente electo de los EE.UU. fue un tema importante para su campaña política, debido a que su principal rival hubiera sido la primera mujer en gobernar como presidenta uno de los países más poderosos a nivel mundial. En el primer debate presidencial, tuvo lugar la siguiente conversación sobre el tema. Citamos la reproducción del Huffington Post:

- “[…] En tu cuenta de Twitter hay muchos comentarios despectivos sobre las mujeres. Una vez le dijiste a una de las concursantes de ‘Celebrity Apprentice’ que ‘la foto más bonita’ de ella sería sobre sus rodillas. ¿Te suena esto como el temperamento que debe tener un hombre que debe ser electo como presidente?”, preguntó Megyn Kelly.

- “Creo que el problema de este país ha sido ser políticamente correcto. He sido desafiado por mucha gente y francamente no tengo el tiempo para ser políticamente correcto, y para ser honesto contigo, este país tampoco tiene el tiempo”, aseguró Trump.

(Photo by Mark Wilson/Getty Images)

¿Qué sabe Trump de la belleza femenina? Durante más de 12 años, Donald Trump fue socio propietario del concurso de belleza Miss Universo, junto con la compañía de medios de comunicación de masas NBCUniversal. En septiembre de 2015, la revista Vanity Fair anunció la compra de este negocio por parte de la empresa de entretenimiento WME/IMG. La teoría más extendida sobre esta decisión es que Trump tuvo que hacer la venta ante la negativa de varias productoras latinoamericanas a participar en el certamen, que decidieron mantenerse fuera en respuesta a las declaraciones racistas del entonces candidato a la presidencia.

“Cuando México envía su gente, no envían a los mejores. Envían gente que tienen muchos problemas”, dijo. Según Trump, los inmigrantes mexicanos “traen drogas, crimen, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas” (vía Univision).

En el primer debate entre Clinton y Trump, la demócrata le recordó a su oponente cuando él se refirió como “Señorita Cerdita” a la ganadora del concurso Miss Universo 1996, porque había subido de peso, y después la llamó “Señorita Empleada Doméstica”, porque era de origen latinoamericano. “Donald, ella tiene un nombre -dijo Hillary- su nombre es Alicia Machado, es ahora ciudadana estadounidense y puedes apostar que va a votar este noviembre”. En los noventa, Trump hizo un seguimiento público en medios masivos del entrenamiento físico de Machado para adelgazar. Este hecho, así como las reprimendas y las humillaciones de que fue víctima la modelo de origen venezolano, le provocó daños psicológicos y alimenticios durante los últimos 20 años.

Alicia Machado. (Photo by Justin Sullivan/Getty Images)

La fama de Donald Trump como alguien que desprecia a las mujeres aumentó a lo largo de su campaña política. El periódico The New York Times realizó una investigación extensa al respecto. Para crear un panorama testimonial del problema se hicieron más de 50 entrevistas a distintas mujeres que tuvieron un trato cercano con el magnate:

Sus descripciones revelan acercamientos románticos que no eran bienvenidos, comentarios interminables acerca de la figura femenina, una astuta dependencia de mujeres ambiciosas y una conducta inquietante en los lugares de trabajo, de acuerdo con las entrevistas, así como con registros judiciales y relatos escritos.

Varias concursantes de concursos de belleza de adolescentes (que también eran propiedad de Trump) denunciaron agresiones que sufrieron por parte del presidente electo, quien solía asomarse a los camerinos de las muchachas sin prevenirlas y, muchas veces, las veía semidesnudas sin su consentimiento.

Si los escándalos mediáticos y las declaraciones públicas sobre su opinión de las mujeres no son suficientes para causarnos repulsión, podemos revisar las declaraciones que Trump ha hecho a lo largo de su campaña política sobre problemas de salud pública, como el aborto. De acuerdo con El País, el presidente electo:

En 2015 confundió el prochoice (a favor del aborto) con el prolife (en contra), para finalmente decantarse como “prolife“. Tras protagonizar un mes de abril en el que parecía no aclararse con las políticas al respecto (mostró cinco visiones distintas en apenas tres días), la última confirmación de su equipo de campaña fue que cuando Trump alcance la presidencia “cambiará las leyes para proteger a los no nacidos”. Algo que parece que llevará a cabo.

(Photo by Chip Somodevilla/Getty Images)

Philip Bumb, periodista de The Washington Post, hizo un seguimiento detallado de todas las veces que Trump ha cambiado de opinión sobre el tema del aborto. En 1999, declaró que estaba a favor de la elección [de abortar o no] aunque el aborto en sí mismo le parecía algo horrible. En 2015 mostró rechazo ante el aborto debido a que unos amigos suyos decidieron no abortar y ahora su hijo es exitoso. Después, durante su campaña tuvo opiniones oscilantes. ¿Cuál será su postura definitiva como gobernante?

En Estados Unidos el aborto es legal desde 1973. La ley que protege la decisión de las mujeres mayores de edad de interrumpir un embarazo no deseado surgió a raíz del caso Roe contra Wade. Una mujer, con el seudónimo de Roe, solicitó la legalidad del aborto en el estado de Texas y contendió contra un fiscal apellidado Wade. De acuerdo con la asociación Planed Parenthood:

El 22 de enero de 1973, la Corte Suprema de los Estados Unidos decidió que la ley de Texas era inconstitucional y dictaminó que existe un derecho constitucional federal a la privacidad “lo suficientemente amplio como para incluir la decisión de una mujer de interrumpir o no su embarazo”. Con el veredicto de Roe, los estados ya no pudieron promulgar leyes que negaran a las mujeres el derecho al aborto antes de determinar la viabilidad del feto, o incluso luego de dicha determinación, si el aborto fuera necesario para preservar la vida o la salud de una mujer. Si bien algunos casos posteriores limitaron lo determinado por Roe, ésta sigue siendo la ley común.

(Photo by Drew Angerer/Getty Images)

En el último debate presidencial, Hillary Clinton defendió el derecho al aborto, mientras que Donald Trump dijo que sometería esa ley al Tribunal Supremo para dejar en manos de cada estado la decisión sobre su validez. A pesar de que la defensa del derecho a la decisión de las mujeres sobre sus cuerpos formó parte de la agenda feminista de la demócrata, durante su campaña, Clinton recibió fuertes críticas sobre su interés en el bienestar de las mujeres.

De acuerdo con Maya Al-Orzza, durante su carrera política, Hillary Clinton ha tomado decisiones que afectaron gravemente la integridad de muchas mujeres a lo largo del mundo. El apoyo de Clinton a la guerra de 2003 en Iraq “que acabó con la vida de más de 100.000 civiles y más de dos millones de desplazados, muchos de ellos mujeres”; el apoyo al golpe de estado de 2009 en Honduras, a raíz del cual aumentaron las cifras de feminicidios en la región, y el apoyo a las políticas de Israel contra el pueblo palestino son muestra de un feminismo moderado que deja mucho que desear. Incluso dentro de su campaña, la moderación al pedir un aumento al salario mínimo, por ejemplo, hubiera afectado principalmente a las mujeres afroamericanas, “que son mayoría entre los trabajadores que cobran el salario mínimo en Estados Unidos”.

Muchas mujeres no se ven reflejadas en Clinton. Su figura llega a cierta clase de mujeres, pero deja fuera a muchas otras a quienes les preocupan temas como la pobreza, el salario mínimo, las mujeres de color o las inmigrantes.

(Photo by Justin Sullivan/Getty Images)

Si bien la candidatura de una mujer a la presidencia de Estados Unidos significó un avance considerable en temas de inclusión, el hecho de que un oponente abiertamente misógino como Donald Trump haya ganado la contienda opaca en gran medida el aparente logro.

Cuando Clinton le recordó a Trump su actitud violenta contra Alicia Machado, la candidata evidenció el retroceso social y político en materia de derechos de las mujeres que significaría tener a un presidente como él a cargo. La lucha feminista ha tenido una larga historia en EE. UU.: una parte de ella se ha enfocado en criticar y desafiar los parámetros de belleza impuestos desde el mercado y la cultura sobre las mujeres; otra facción se ha dedicado a exigir derechos humanos y laborales igualitarios. Al parecer, ninguno de los dos candidatos estaba dispuesto a tomar la estafeta completa, pero ¿qué implicará ser mujer en el país del norte ahora que un discurso misógino está legitimado desde el poder ejecutivo?

Por Nayeli García.

(Photo by Drew Angerer/Getty Images)

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