El feminicidio se inventó en México

Las muertas de Juárez hicieron visible un problema mundial de violencia contra las mujeres.

Nayeli G.
Panorama Noticieros
6 min readDec 23, 2017

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Una mujer reza en el año 2011 junto al memorial de 8 mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. (AP Photo/Raymundo Ruiz)

Victoria Pamela Salas, de 23 años, fue encontrada sin vida en el cuarto de un hotel en la Ciudad de México. Se desangró en el baño por heridas en el cuello y en el pecho el 1 de septiembre de 2017. El principal sospechoso es Mario Sáenz, que era su pareja actual. Según la evidencia, él fue la última persona que estuvo con ella. Hay una orden de aprensión en su contra, pero las autoridades no han logrado encontrarlo.

Mara Fernanda Cartillo, de 19 años, fue encontrada sin vida envuelta en la sábana de un hotel en la barranca de Xonacatepec, en Puebla. Murió el 8 de septiembre de 2017. El principal sospechoso es Ricardo Alexis N, que conducía un taxi y estaba inscrito en la aplicación Cabify. Está acusado por el delito de feminicidio y violación: la condena que lo espera es de 80 años.

Protesta en la UNAM en mayo de 2017 por feminicidio en el campus de la Máxima casa de estudios de México. (AP Photo/Eduardo Verdugo)

Lesvy Berlín Rivera Osorio, de 22 años, fue encontrada sin vida en la Ciudad Universitaria, campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tenía varios golpes en el cuerpo y estaba atada del cuello a una caseta telefónica. Murió el 2 de mayo de 2017. Durante un tiempo Jorge Luis González, que era su novio al momento de los hechos, fue acusado de homicidio por omisión pues supuestamente había sido testigo del suicidio de la mujer. Tiempo después se determinó que él la ahorcó.

El factor determinante para los asesinatos de estas tres mujeres fue que eran mujeres. Ése fue el móvil principal de cada caso y por esa razón no se trata de homicidios comunes, sino de feminicidios.

De Ciudad Juárez para el mundo

(AP Photo/Dario Lopez-Mills)

Actualmente, el Diccionario de la Lengua Española consigna lo siguiente:

feminicidio

Del lat. femĭna ‘mujer’ y -cidio; cf. ingl. feminicide.

m. Asesinato de una mujer por razón de su sexo.

El término fue incluido en este documento hasta su edición más reciente en 2014, lo que indica el aumento de la preocupación frente a un problema urgente. De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe:

En promedio, al menos 12 mujeres son asesinadas diariamente en la región por el hecho de ser mujeres. Los feminicidios ocasionados en el ámbito de las relaciones de pareja constituyen la forma más dramática de violencia contra la mujer.

La dimensión de la violencia es tal que en años recientes, la Organización de Naciones Unidas diseñó y publicó un Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género (femicidio/feminicidio) exclusivo para la región.

La pionera del término “femicidio” fue Diana Russel, que lo usó para hacer referencia a homicidios de mujeres. Para ella, este tipo de asesinato es cometido por hombres por un sentido de superioridad o de derecho sobre las mujeres. Una idea de propiedad sobre las mujeres. Marcela Lagarde, antropóloga mexicana, propuso la palabra “feminicidio” para conferir al concepto una dimensión política. Ella señaló la importancia de una laguna legal y estatal para la atención de la violencia que sufren las mujeres: la falta de investigaciones y sanciones que consideren relevante el género de la víctima permite la reproducción de este tipo de violencia. En su opinión, el feminicidio es un crimen de Estado.

(AP Photo/Dario Lopez-Mills)

A partir del estudio de los asesinatos de mujeres cometidos en Ciudad Juárez, Chihuahua, Lagarde propuso la creación de una comisión especial para investigar y dar seguimiento a los feminicidios ocurridos en México, con vistas a crear un marco legal para combatirlos. El primer paso para lograrlo fue obtener cifras confiables del problema. Apenas en 2004 el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) entregó el primer informe de asesinatos en México que distinguía entre géneros. Ese año mil 205 niñas y mujeres murieron asesinadas. Eso quiere decir que, en promedio, una mujer fue asesinada por un hombre cada seis horas durante ese año.

Lagarde y su equipo notaron que en las procuradurías de justicia estatales había dificultades para identificar los casos de feminicidio y diferenciarlos de otros crímenes. Con la revisión de expedientes, descubrieron que muchos estaban mal archivados bajo la categoría de homicidios o, incluso, suicidios.

Queremos contar, queremos saber cuántas son y queremos saber quiénes eran todas esas mujeres. Todas tienen una biografía, y todas esas mujeres tienen un después, ahí están sus familias, ahí están sus comunidades, ahí está su sociedad, ahí está todo el país y ahí estamos todas las mujeres en este país.

Algunos avances legales

(AP Photo/Alexandre Meneghini)

Poco a poco, los análisis de la violencia fueron modificando las leyes. Uno de los primeros logros fue la modificación del artículo 4 de nuestra Constitución, que ahora reconoce la igualdad entre mujeres y hombres. Sin embargo, el logro más importante de legislación al respecto fue la creación de la Ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, publicada por primera vez en 2007.

La presente ley tiene por objeto establecer la coordinación entre la Federación, las entidades federativas, el Distrito Federal y los municipios para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así como los principios y modalidades para garantizar su acceso a una vida libre de violencia que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y de no discriminación, así como para garantizar la democracia, el desarrollo integral y sustentable que fortalezca la soberanía y el régimen democrático establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

El hecho de que la ley esté enfocada, desde su título, en garantizar la vida de las mujeres es algo que responde a una preocupación teórica de Lagarde por hacer del problema una cuestión de derechos humanos y no únicamente de procesos penales. Su interés no es sólo enlistar nuevos delitos para alimentar el sistema judicial del país, sino atender a las condiciones de violencia extrema y brutal que viven las mujeres en México.

(AP Photo/Eduardo Verdugo)

En su origen, el término que Lagarde tomó de Russel debía designar toda una serie de prácticas violentas contra las mujeres. No sólo los homicidios, sino también las condiciones estructurales (culturales, económicas y legales) que los permiten. Sin embargo, a lo largo de los últimos diez años, que el fenómeno comenzó a tomar visibilidad en medios masivos de comunicación y en protestas sociales, feminicidio se convirtió en una forma de decir “mujeres asesinadas por hombres”. Al principio, eso desanimó a sus propulsoras porque dejaba de lado muchas otras modalidades de violencia, pero ahora la fortuna está dando una vuelta completa: la visibilidad de los crímenes y la capacidad para nombrarlos ha hecho que muchos otros tipos de violencia machista se iluminen.

La historia de la palabra “feminicidio” muestra cómo nombrar el problema es una manera de empezar a combatirlo. Por eso sigue siendo importante hablar de las mujeres asesinadas por hombres: quiénes eran, qué edad tenían, en qué situación murieron, qué relación tenía con ellas su asesino. El objetivo sigue siendo el mismo que de las antropólogas pioneras: asegurar una vida libre de violencia para las mujeres en México y en el mundo.

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