El canal

Mi primera reacción fue, por supuesto, de asombro. Acababa de cambiar de canal cuando vi que estaban dando mi vida por televisión. Como es natural, me quedé observando con perplejidad. Por un momento, temí haber sido víctima de uno de esos estrafalarios reality-shows tan de moda, pero no tardé en descubrir que lo que tenía ante mis ojos no era lo que ya me había sucedido, sino lo que estaba por sucederme. Al día siguiente, constaté que se trataba de un capítulo que avanzaba las siguientes veinticuatro horas de mi vida.

Desde ese día, al llegar a casa ponía el televisor y ahí estaba: un avance de mi vida. Lo mejor de todo es que estaba contado tal y como una serie de televisión cualquiera. Se saltaba los puntos muertos que tenemos todos a lo largo del día: la espera del autobús, la visita al cuarto de baño, el trabajo rutinario… A menos que ocurriese algo digno de mencionarse en ellos. Pero lo normal era que se pasesen por alto.

La información que obtenía me hizo la vida más cómoda. Me permitió evitar graves errores en mi trabajo, encuentros indeseables y todo tipo de meteduras de pata. También pude aprovecharme de situaciones ante las cuales no hubiese reaccionado de la manera adecuada de no haberlas conocido previamente.

Nunca hablé de esto con nadie. Alguna vez he querido comentarlo con alguien de confianza pero siempre me ha dado miedo que me tomen por loco o que, sencillamente, el efecto desapareciese al compartirlo con otra persona.

¿Y por qué lo cuento ahora? Porque hoy, al llegar a casa y sintonizar el canal, he descubierto que en él sólo hay niebla, estática. El resto de los canales emiten con normalidad su programación. Pero ese canal, mí canal, no emite nada.

Quizá simplemente ha dejado de emitir, pensé en un principio.

Quizás el efecto se ha desvanecido y fue algo temporal, pensé después.

Pero ahora pienso de otra manera. Sigo sentado en mi sillón, observando impasible la estática, incapaz de moverme.

Ahora sé lo que ocurre. Y lo peor, lo que no ocurrirá.

Publicado originalmente en www.ivanlasso.info el 4 de diciembre de 2014.