Ir o no ir, esa NO es la cuestión.

#18F vs. #18FYoNoVoy | Nisman. Acto Segundo: De Zambia al Congreso Nacional.

Bastian Hell
Partido de la Red
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9 min readFeb 16, 2015

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William Blake: La Casa de La Muerte . 1795/c.1805

[…]La muerte, aquel país que todavía está por descubrirse, país de cuya lóbrega frontera ningún viajero regresó, perturba la voluntad, y a todos nos decide a soportar los males que sabemos más bien que ir a buscar lo que ignoramos.

Así, ¡oh conciencia!, de nosotros todos haces unos cobardes, y la ardiente resolución original decae al pálido mirar del pensamiento.

Así también enérgicas empresas, de trascendencia inmensa, a esa mirada torcieron rumbo, y sin acción murieron.

Cuando un modelo parece adaptarse a los hechos es difícil no tentarse con ampliar sus descripciones e intentar explicar otros elementos que están en juego. Estoy hablando del modelo procesual del antropólogo Victor Turner que parece describir muy bien lo que viene sucediendo con el caso Nisman tal como lo detallé en esta otra nota. La presente es una respuesta y continuación del drama que tanto nos tiene comiendo pochoclos frente a la pantalla.

En lugar de comenzar con un trabajo de campo como lo hice la primer marcha del #19E, esta vez el punto de partida es inverso. Las observaciones y análisis están aplicados en torno a las movilizaciones convocadas para el próximo 18 de Febrero de 2015 a un mes de la muerte del fiscal . Pero primero recapitulemos.

Como describí anteriormente, existen cuatro etapas en lo que el antropólogo escocés denominó dramas sociales y su conceptualización sobre los conflictos sociales: 1)quiebra 2)crisis 3)compensación y 4)reintegración. La quiebra y la crisis describen el conflicto y las primeras reacciones frente al mismo. La tercera y cuarta fase son las que determinarán el cierre del conflicto o su profundización y posible duración indefinida. Para avanzar con el análisis de lo que actualmente sucede prestaré atención a la tercer etapa del drama social, es decir, a la reparación o compensación definida por el autor de la siguiente manera:

“Para limitar la extensión de la crisis, los miembros conductores o estructuralmente representativos del sistema ponen prontamente en operación ciertos mecanismos de ajuste y reparación. Estos mecanismos abarcan desde […] la maquinaria jurídica y legal formal, o la ejecución de rituales públicos.”

Al día de la fecha en que este artículo es escrito sucedieron muchas cosas: por un lado el sistema judicial puso en marcha las investigaciones desde el día 1 para esclarecer el hecho y a su vez se impulsó una reforma del servicio de inteligencia. También se celebraron rituales públicos como los discursos de Cadena Nacional. Finalmente se suma un elemento no menos importante que es la reanudación de las investigaciones y la imputación — según la definición más arriba — de representantes de la estructura que consiste en una pieza del proceso dentro de la etapa de quiebra.

Volviendo a la tercer fase, la marcha convocada y promovida a través de diferentes medios para el día miércoles son el resultado de estos intentos de reparación por parte de los representantes de una estructura, en este caso, el Estado Nacional. No obstante, la misma estructura que parece ser homogénea deja de serlo cuando la reanudación de la imputación involucra a miembros del Poder Ejecutivo. En términos procesuales, la crisis parece extenderse aún más debido a que lo que inicialmente era una sola estructura en conflicto (El Estado Nacional y el descontento de la sociedad civil en búsqueda de Justicia) se subdivide en un enfrentamiento entre el Poder Judicial y un Poder Ejecutivo que se agravian mutuamente.

Mientras tanto, la sociedad civil se prepara para otra marcha. Sin embargo, a partir de este análisis encuentro diferencias entre la movilización a la cuál asistí el #19E y la actual convocada. Otra vez, necesito a Victor Turner para tratar de ser claro en mi argumento e incorporar otros tres conceptos. Paciencia, ya llegaré a la parte del drama en que el asesino de la película es el mayordomo.

En su obra El proceso ritual (1969), siguiendo el trabajo de Arnold van Gennep (1960), nuestro antropólogo describe la manera en que se desarrollan los ritos de pasaje en el pueblo ndembú de Zambia. Turner le brinda particular interés a un concepto conocido como limen (Lit. Latín: “umbral”), en donde el sujeto que se somete al ritual de pasaje adquiere un status intermedio o liminal, cuyas características se basan fundamentalmente en un estado de ambigüedad social.

Por otra parte, la liminalidad es una característica de lo que Turner denomina communitas, término que utilizará para establecer una dialéctica entre lo individual y lo colectivo. La communitas se trata de una modalidad de relación social en un ámbito de vida en común que surge en un período liminal de la sociedad (Ibid. pp.103). A ésta se le complementa la estructura, tratándose de aquella modalidad de relación diferenciada y jerárquica de posiciones político-jurídico- económicas que separan a los hombres en términos de “más” o “menos” (Ibid.). En consecuencia, estas dos modalidades de relación social deben ser estudiadas en conjunto, ya que tienden a presentarse como pares complementarios dentro de los procesos sociales. En sus palabras:

“así la communitas sólo puede entenderse relacionada de alguna manera con la estructura”.

En resumen, para que exista una estructura es necesario encontrar relaciones entre las personas que involucren posiciones frente a otras en torno a diferentes aspectos, ya sea socio-económicos como jurídicos. Por ejemplo, un fiscal tiene una posición diferente en varios aspectos frente a cualquier otro ciudadano como así lo tiene cualquier miembro alguno de los Tres Poderes. Por otro lado, la communitas o anti-estructura está fuertemente ligada al concepto de liminalidad en donde podemos distinguir una suspensión de estas jerarquías en un momento de conflicto social de tal forma que ciertas categorías se vuelven confusas, pese a que como veremos, no todas desaparecen.

¿Cómo llegamos de los ndembú en Zambia al Congreso Nacional? Aunque no parezca, será más rápido que el trayecto del #19E al #18F.

Bajo la perspectiva del drama social y la articulación de los procesos rituales, me atrevo a decir que la marcha del #19E se caracterizó principalmente por ser liminal porque predominó la ambigüedad y conmoción social como consecuencia de la muerte del fiscal. Esto produjo que las manifestaciones fuesen más espontáneas y no estuvieran organizadas ni dirigidas por estructuras socio-políticas por lo que más bien se correspondieron con modalidades de communitas o anti-estructura. Aquí los individuos — con sus diversos intereses y motivaciones — comulgaron en diferentes partes del país de manera más o menos heterogénea. Esto no quiere decir que no existan relaciones de posición entre las personas que asistieron a esta marcha, ya que cada ciudadano forma parte de una estructura social. Aquí solamente estoy identificando al #19E como liminal en términos del conflicto social y las fases del proceso descrito por Turner.

Como vimos antes, la anti-estructura no puede existir sin una estructura, ¿y adivinen que? la movilización planificada (atención al resaltado) para el #18F es el par complementario que necesitábamos con el fin poder describir lo que está sucediendo en términos procesuales.

¿Qué diferencias complementarias existen entre ambas marchas en términos de estructura y anti-estructura?

Aquí los elementos que considero como característicos de una movilización como producto de una estructura:

  • El silencio de las figuras políticas en la primer marcha
  • Una convocatoria anunciada con semanas de anticipación
  • La activación bien definida de varios sectores políticos opositores al oficialismo en la segunda marcha
  • La aparición de afiches en la calle promoviendo la segunda marcha
  • La iniciativa de la segunda movilización focalizada desde un reclamo de fiscales

El hecho de que la marcha del #18F sea convocada por figuras representativas del sistema judicial, que a su vez simbolizan a un elemento importante de la causa de la convocatoria (un fiscal muerto) indicarían características de una estructura debido al tipo de relaciones sociales que están en juego. Esto se refleja también en la acción de actores políticos diferenciados que durante la primer marcha prefirieron esperar antes de tomar una posición frente al hecho y ahora adscriben a la causa a viva voz. Finalmente encontramos elementos que requieren planificación y financiamiento como ser la producción y difusión del evento en varios medios de comunicación así como la utilización de afiches.

Las consecuencias de un llamamiento a la manifestación desde una estructura trae como consecuencia una profundización de las etapas de quiebra y crisis del drama social y una polarización de las fuerzas en conflicto. A nivel individual produce una rechazo de las personas a los actores políticos que participan. Esto puede verse en las reacciones de quienes se identifican con el #18FYoNoVoy refiriéndose puntualmente a quiénes participarán y cuál es su status en relación a la estructura con argumentos basados en antecedentes políticos, historial de gestiones así como acusaciones de delitos o posiciones ideológicas. En otras palabras, a diferencia de la primer marcha — más coincidente con una expresión de una anti-estructura — aquí todos están mirando a quién tienen al lado. Asimismo han aparecido manifestaciones de apoyo a los imputados como otra forma de repudio al #18F.

Conclusiones

Las reacciones al conflicto social que provienen de las estructuras visibilizan aún más las fuerzas en conflicto y hacen desplegar sus herramientas para resolver los antagonismos solamente a través de la anulación de uno de los polos. Mientras que las estructuras ocultan las verdaderas relaciones que las originaron, las communitas quitan máscaras y visibilizan desde la exigencia de transparencia como una forma de justicia anti-estructural en reclamo a la estructura.

He escuchado argumentos como “ir es un comienzo”. Sin embargo, considero que son más auto-convencimientos sostenidos desde la emocionalidad generada por una identificación idealizada más que argumentos en sí mismos dado que — de acuerdo a lo analizado en términos de procesos— es improbable que algo que surja de estructuras determinadas produzcan verdaderos cambios o salidas de un conflicto social. El problema de estas convicciones idealizadas es que la sociedad civil termina por ser funcional a intereses de la estructura que perpetúa el conflicto y se aleja de su componente liminal que anteriormente la caracterizaba.

Las estructuras no inician, éstas permanecen y usualmente intentan reproducirse. Por el contrario, debido a su condición ambigua e indefinida, los emergentes de las anti-estructuras son los que impulsan salidas alternativas a un conflicto que no parece resolverse. En estos términos, la marcha del silencio del #18F no se diferenciaría de otras marchas del pasado con características de estructura. Justamente lo que se necesita es generar puentes y comunicación entre las partes en conflicto en lugar de llamarse al silencio.

El #19E marchó la gente con sus contradicciones. El #18F marcha la clase política opositora y fuerzas que responden a una construcción polar de la realidad con sus agendas ocultas y no tanto, y la sociedad civil sería funcional a todo esto. Mientras se convoca al silencio, yo elijo darle voz a quiénes aún no han sido escuchados tratando de buscar aquello que nos acerque más a aceptar las diferencias que nos conduzcan a generar espacios de convergencia.

Más importante que la tan trillada y aburrida película de la polarización voy-no-voy el foco del problema debe estar en la búsqueda de alternativas para producir un cambio estructural desde los lugares liminales de la anti-estructura. Ir o no ir…esa NO es la cuestión. El fantasma del pasado reclama por una acción desde la estructura que inevitablemente perpetúa el conflicto, en cambio su resolución puede encontrarse en ese umbral de la eterna pregunta que habilita a crear nuevas y diferentes respuestas.

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Bastian Hell
Partido de la Red

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