Desbloquear el impacto
En PedidosYa queremos construir un ecosistema de negocios aún más sustentable. Para esto, buscamos primero reflexionar e inspirarnos. Lo cierto es que no queremos recorrer esa ruta en soledad. Para que nos guíen en esta parte del camino, convocamos a personas de quienes sentimos que tenemos mucho para aprender.
En esta ocasión le pedimos que nos sirva de guía a Victor Moctezuma que nos acompañe en un nuevo recorrido. Victor Moctezuma es emprendedor social, Fundador y CEO de iLab.
iLab es un equipo internacional de innovación con impacto positivo. iLab transforma problemas, oportunidades e ideas en soluciones eficientes.
Sabemos que en la región llega la “temporada alta” en materia de consumo. Mucho “hot sale”. Por eso le pedimos a Victor que nos hable sobre cómo la innovación puede llevarnos a un consumo que nos permita dejar el planeta mejor de lo que encontramos.
¿Nos acompañas? ¡Que lo disfrutes!
Desbloquear al impacto
“Heráclito, creo, dice que todas las cosas pasan y nada se queda, y comparando las cosas existentes con el flujo de un río, dice que no se puede entrar dos veces en el mismo río. “ — Platón
El cambio ya no nos sorprende, si acaso lo tomamos como algo que va a pasar y en lugar de anticipar sus consecuencias remediamos parcialmente sus fricciones. Sabemos que la calidad del aire es dañina, y esperamos una política pública que nos fuerza a pagar por una acción que tardará tantos más años en presentar resultado alguno. Preferimos dejar al mañana el peso de la responsabilidad y lo hacemos porque el peso del cambio es la constante; nos son cómodas las rutinas, lo que aparente “normalidad” sin prestar atención a que estamos balanceando una serie de micro adaptaciones en lugar de aplicarnos a las causas raíz de los problemas.
Hay 50 años de historia sobre la masificación del concepto de cambio climático: películas, campañas, movimientos sociales como el día del planeta que data de los 70 y que generación tras generación retoma fuerza, pero aún no es el centro de la conversación diaria del común de la sociedad. El cambio que buscamos es hacia un largo plazo, el cambio que necesitamos es de muy corto plazo, el cambio que esperamos ofrecer y por el que podríamos comprometernos no se sostendrá si no se le hace causa común.
Cuando Clayton Christensen introdujo el término “innovación disruptiva” lo hacía como una llamada de atención hacia las empresas sobre la diferenciación que ofrecían a sus clientes: ya no sería suficiente simplemente mejorar en lo que ya haces, debes atender a los problemas causales de los clientes y crear desde ahí una respuesta.
El concepto poco a poco ha permeado y pasado del ambiente de negocios al académico y me parece que está apenas siendo adoptado por las organizaciones de la sociedad civil. Todos de alguna forma van revisando sus preceptos y aprendiendo que esa constante, el cambio, engloba una serie de oportunidades para que la ambigüedad, la incertidumbre y la velocidad de adopción, les provoque a ser más competitivos, dinámicos, más innovadores.
Porque la disrupción que se necesita no es igual a la que se busca. La sociedad requiere que los productos no solo sean convenientes y tengan un precio adecuado a sus posibilidades, si no que sus materiales y la forma en la que se disponga de ellos permita un balance entre lo que se consume y lo que se restituye de materia y energía a la naturaleza. Este concepto está en línea con el programa de embalaje sustentable de PedidosYa, que busca reducir los desechos plásticos y las emisiones de carbono asociadas al embalaje. Además, los mismos consumidores buscan participar socialmente de los servicios, promoviéndose como usuarios que mejoran los diseños o las aplicaciones desde la tecnología, creando redes de voluntarios para mejor aprovechar oportunidades de negocio circulares y promoviendo la filosofía detrás de este proceso de negocio.
La disrupción entonces pasa de las empresas a las personas y son las personas las que vigilan y avalan el propósito mismo de las empresas. El siguiente ciclo de innovación vendrá desde este tipo de r elaciones en las que el propósito es central.
Si en la década de 1920 dos tecnologías emergentes, la combustión interna y la electricidad, dieron paso al crecimiento en la productividad, la educación y la distribución de servicios, es en los 90 por la aparición de internet y la disposición de las telecomunicaciones que ocurre la siguiente disrupción.
El riesgo que enfrentamos se da en dos vías, una en extender los feudos de la innovación en la figura de compañías que siguen creciendo por las expectativas de ganancias. Si, por ejemplo, una empresa ve un gran potencial en una nueva tecnología, invertirá en investigación, desarrollo o adaptación. Por otro lado, si ven un mayor potencial para influir en las políticas para crear una barrera a la competencia o privilegiar su estructura actual de costo, invertirán en eso. Los precios de muchos productos y servicios están protegidos para las empresas desde esa trinchera.
El segundo riesgo es que desaprovechemos la integración de múltiples aplicaciones tecnológicas y que ahora pueden ser impulsadas desde las personas. Un grupo de investigadores que haciendo uso de programas de inteligencia artificial abiertos al público aceleran el desarrollo de reactivos biológicos, emprendedores que aprenden de la publicación de estos estudios y con ello diseñan productos que hacen que las bacterias de los suelos puedan producir mejores nutrientes eliminando la necesidad de fertilizantes, grupos de consumidores y asociaciones civiles que trasladan a pequeños productores los beneficios económicos de la economía social y el mercado de consumo responsable. Estas fuerzas están activas y acelerando su integración, colaboración y el resultado es nuevas tecnologías que mitigan y reemplazan procesos contaminantes, aceleran la investigación y desarrollo, así como fomentan la aparición de modelos de economía regenerativa.
A pesar de todas las señales de alerta que nos son evidentes: crisis económicas recurrentes y en ciclos más cortos, la polarización ideológica, la trasgresión de todos los límites planetarios, aún entre ello se encuentran oportunidades para crear puentes y acelerar la instrumentación de cambios en procesos, de mejoras en sistemas productivos y la irrupción que en las personas puede dar la integración de tecnologías en la vida diaria.
Se puede pensar en proyectos cuyo desarrollo resuelve oportunidades en múltiples frentes, pongo como ejemplo a Seatrec, que se dedica a mapear el lecho marino. Para lograr este objetivo de forma rentable crearon un diseño de baterías que se alimenta por la diferencia de temperatura en el mismo océano. La compañía vende su tecnología a otros fabricantes de equipos oceánicos, aunque también construye sus propios robots. Seatrec afirma que puede reducir el costo de la investigación oceánica, porque los dispositivos equipados con sus baterías no necesitan recargarse o reemplazarse manualmente. Este desarrollo puede permear a otras industrias y aplicaciones que van desde lo comercial hasta la investigación de la migración marina en tiempo real para la repoblación de especies. La inversión que han recibido proviene de fondos gubernamentales, y 3.5 millones de dólares de inversión privada. Solo como referencia, el monto de inversión de capital de riesgo en empresas Fintech en Latinoamérica, concentrado en tres segmentos de negocio: servicios negocio a negocio, préstamos, neobancos y soluciones de pago, fue en 2021 de 1294 millones de USD.*
La inversión es clave, el horizonte de retorno y la expectativa que tengan en acelerar quienes apuestan por un sector. En Latinoamérica se está apostando por servicios a consumo y financieros, plataformas que integran sistemas de trabajo o proyectos que abren mercados para comercialización de productos. Que nos hacen falta esos desarrollos es un hecho, pero también nos son y serán necesarias tecnologías para la detección temprana y prevención de muchos padecimientos que no deberían de escalar a catastróficos, nuevas formas de usar los recursos naturales para proveernos de energía o formas de colaboración que no limiten por geografía o idioma la integración del conocimiento para crear esta innovación y demostrar que se puede hacer rentable.
Las empresas pueden desbloquear un nuevo valor a través de la innovación, esta innovación puede crear servicios que movilicen a las personas a concretar valores específicos: co-creación, co-diseño, co-responsabilidad. Un buen primer paso sería finalmente abandonar el culto a la disrupción que nos ha servido mal y comenzar a invertir una vez más en estabilidad y resiliencia, creando la mejor integración de tecnología que se traduzca en mercados más competitivos y una sociedad más productiva.
Comentarios de cierre de German Pérez -Manager de sustentabilidad de PedidosYa:
Como menciona Victor Moctezuma, las oportunidades de innovación y de mejora para reducir el impacto ambiental son casi infinitas. Necesitamos ponernos en modo creativo y trabajar en equipo para que estos cambios ocurran. También ser conscientes de que esos cambios no ocurren de un día para el otro.
Vos como consumidor tenés una fuerza impresionante: podés elegir a quien comprarle y a quien no. Osea, podés avalar su propósito, o podés reclamar que tenga un balance entre lo que consume para producir, y lo que devuelve; en palabras de Victor: “lo que le restituye a la naturaleza”.
En PedidosYa tenemos grandes desafíos al respecto. De hecho, uno de nuestros principales desafíos es el embalaje de los productos que se comercializan a través de la app. Por eso, en 2021 iniciamos un programa de embalaje sustentable, rediseñando el sistema de envases que llegan a quienes nos eligen y, entre otras cosas, minimizamos el consumo de plásticos de un solo uso.
El sistema de producción es innovador y sustentable: el embalaje se fabrica a partir del flujo de residuos de la producción de caña de azúcar, por lo tanto, no extraemos nuevos recursos para su producción. Buscamos reducir los desechos plásticos y las emisiones de carbono asociadas al embalaje, ofreciendo así una solución de menor impacto ambiental. Hoy la iniciativa está en modo piloto en uno de nuestros principales mercados; pensando en cómo vamos a lograr su escalamiento rápido, y seguro.
Todo esto nos lleva a pensar en cómo, a través de la introducción de nuevas tecnologías, podemos desarrollar negocios exitosos. Ahora bien ¿Qué es el éxito? Nuestra noción de éxito incluye también el dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos. Entonces, es clave seguir pensando en cómo esa tecnología también contribuye a la consecución de ese propósito poderoso, que también nos mueve. Sigamos profundizando. Porque #nohayplanetaB.