Amor: Individualidades y Pensamiento Colectivo

Hache
Pensamiento
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11 min readAug 1, 2022

Ensayo sobre no saber que hablar del amor teniendo tantas cosas por decir

Mantener la individualidad en las relaciones colectivas.

Hace mucho rato yo no estoy en una relación afectiva, amorosa o romántica. Hace mucho rato. La verdad tampoco es que haya tenido mucho bagaje por las relaciones. Y no sé, no puedo asegurar nada a futuro, pero creo que así voy a seguir por mucho tiempo; porque incluso ha sido largo el lapso desde que yo no me siento atraído, en todos los niveles, por algún otro ser humano. Desconozco exactamente cómo he llegado a este punto, pero siendo sincero me siento muy tranquilo al respecto.

Todo este tiempo alejado de estas dinámicas me ha otorgado la posibilidad de pensar y reflexionar en torno a las actitudes y tendencias alrededor de las relaciones afectivas, amorosas o románticas que he observado en mí y en las personas que me rodean. Y me he enterado de varios asuntos que me rayan, porque considero que muchas de dichas actitudes y tendencias terminan siendo nocivas para esos vínculos, ya que están tan interiorizadas que se vuelve muy complejo identificarlas y terminan siendo normalizadas, porque es lo que conocemos, lo que se nos ha enseñado siempre. En ese sentido me dispongo a exponer en este ensayo mi visión del amor, que nace de cuestionamientos y reflexiones, y que se ha apoyado en conversaciones que han enriquecido la mirada que intentaré presentar ahora.

Como ya lo mencioné, hay muchas cosas que me rayan, pero para efectos de este ensayo abordaré algunos temas que pueden servir para guiar la conversación. Así pues, abordaré la relación entre el ideal de amor romántico y la sociedad posmoderna, neoliberal y capitalista en la que estamos inmersos; la creación y establecimiento de mitos en torno al amor romántico y las frustraciones derivadas de esta situación; y por último trataré de expresar una propuesta de visión del amor, que no busca imponerse, ni convencer, ni persuadir a nadie, sino solamente ser expuesta y que está abierta al diálogo y a la construcción conjunta de nuevas miradas.

Amor y Capitalismo

El amor es una dimensión de la vida que está presente desde la infancia. Cuando éramos pequeños se nos hablaba de noviazgo, de hecho, se nos enseñaban algunas conductas idóneas para la vida en pareja. A medida que crecemos la presión en torno al tema no disminuye, en realidad empezamos a vernos permeados de esas imposiciones por doquier: en las películas o series que se ven, en la música que se escucha, en los libros que uno lee, en las reuniones familiares, en las salidas con amigos, en la publicidad, y podría continuar, pero creo que han entendido el punto. El amor nos lo meten por los ojos, se vuelve una especie de meta que hay que alcanzar, pero no basta solo con tener pareja, sino que además esta relación afectiva debe estar dotada de parámetros y condicionantes para ser un vínculo aceptable.

En esta sociedad moderna la manera en la que nos relacionamos se ha permeado del sistema capitalista. Vivimos inmersos en un mundo donde todos somos consumidores, lo que hace que las relaciones interpersonales se establezcan como relaciones entre consumidores y objetos de consumo; donde actuamos como los que promueven el producto y el producto en sí mismo. Al respecto Kaplún (2007) dice que las personas se convierten en agentes y entes de consumo; y que en este modelo neoliberal el consumismo resulta de un acuerdo social que convierte la satisfacción inmediata de los deseos, las ganas y los anhelos humanos en la principal fuerza que impulsa a la sociedad. En la misma línea, Pérez (2014) plantea que existen posturas feministas que son conscientes de que el sistema está dotado de un carácter capitalista, heteropatriarcal y antropocéntrico, inclinando la balanza al favorecimiento de unos cuantos privilegiados.

Es así como el amor idealizado tampoco se escapa de las garras del sistema, pues este se inserta en el mercado, impone nociones de romance que rara vez son alcanzables en la vida y adquiere un carácter ficticio que se utiliza para la explotación comercial. Esto se refuerza con lo planteado por Srnicek (2018) ya que el sistema económico exige que se busquen constantemente nuevos caminos para obtener ganancias y para alcanzar nuevos mercados de explotación. Lo anterior termina incidiendo en el cambio de las relaciones amorosas, por relaciones de propiedad que se enlazan directamente con el crecimiento de productividad del capitalismo. De esta manera, el amor romántico idealizado, según Laval y Dardot puede ser visto como un bien que proporciona un marco de interpretación que se inserta en la lógica del mercado, convirtiéndose así en una mercancía susceptible de ser comprada, vendida y poseída (Marín, 2018,p. 411) .

Amor romántico: Mitos y Roles

Ahora bien, existen en esta sociedad una serie de mitos y creencias en torno al amor romántico y los roles que deberían desempeñar las parejas óptimas en los vínculos afectivos. Según lo planteado por Herrera et al. (2016) el capitalismo requiere ser un poder que mantiene un dominio ideológico para la retroalimentación de dichos mitos, expectativas y estrategias que mantienen el statu quo sobre el ideal del amor y que canónicamente garantizan su reproducción. Respecto a esa relación entre el sistema capitalista y el amor, Illouz (2009), parte de que este último está inserto en unos marcos dotadores de sentido que lo definen, y que lo relacionan no solo con características psicológicas o fisiológicas individuales, sino que resulta de una construcción condicionada social y culturalmente, donde las formas de pensar el amor están marcadas por estructuras narrativas preconfiguradas y difundidas por los medios masivos, asociando al amor con estilos de vida enmarcados en utopías de diversión, belleza, intensidad y sensualidad.

Esto da paso a la construcción de unas creencias que Mármol et al. (2018), recogiéndose en la investigación realizada por Yela (2000), plantean sobre los mitos del amor romántico, los cuales son inconscientemente incorporados al imaginario colectivo, produciendo pensamientos obsesivos y de dependencia que resultan nocivos para las personas involucradas, dejándolas frustradas al no lograr alcanzar esa utopía. Estos mitos a los que se refieren los autores son, entre otros, la creencia de que la pareja está predestinada; la creencia de que la ley natural y universal es la pareja heterosexual y monógama; la creencia en la imposibilidad de estar enamorado de más de una persona; la creencia de que los deseos románticos y eróticos deben satisfacerse exclusivamente con una única persona; la creencia de que los celos son sinónimo de amor; la creencia de que el amor lo puede todo y es suficiente para solucionar todos los problemas; la creencia de que el amor debe conducir a la unión estable de la pareja y la convivencia; la creencia de que el amor romántico y pasional de los primeros meses puede y debe perdurar eternamente; y el pensamiento de que enamorarse provoca una entrega total y sin condiciones.

Varias de estas creencias apuntan no solo a esos parámetros socialmente construidos, sino que desembocan en la pérdida de las individualidades cuando se trata de la formación de un vínculo amoroso. Todo esto conlleva a que las personas se encuentren con algunas relaciones o vínculos afectivos que no son del todo sanos, tomando la decisión de aceptar vivir situaciones en las que se sienten vigilados, observados y coartados. Incluso, apoyados en las ideas que generan esos mitos, se exponen a situaciones nocivas que afectan la salud mental, emocional y física. Las personas se convencen de que el amor todo lo puede, todo lo perdona, todo lo soporta y terminan haciendo un montón de cosas en nombre del amor que le restan goce a la experiencia de estar enamorado, pues ese exceso de expectativas muchas veces lo que hace es cargar de responsabilidades y de compromisos al otro.

Nuevas visiones y alternativas

El amor es un concepto que, si bien no se puede definir, está en constante expansión y transformación. La expansión, se da porque hoy en día existe una ampliación de las miradas en torno al tema; y la transformación se da porque, gracias al surgimiento de esas nuevas miradas, la experiencia del amor está cambiando de perspectiva. En relación con esto, Kaplún (2012), refiriéndose a la comunicación, afirma que la expansión y el cambio son una potencialidad, pero no una certeza, siendo este un argumento que puede aplicarse también al fenómeno de las relaciones afectivas. Y que, aunque aún existen formas de ver el amor asentadas en concepciones dominantes sobre el romance y las relaciones, existen nuevas alternativas y miradas que se están posicionando. Asimismo, el autor señala que las instituciones son lógicas reguladoras del intercambio social, que buscan establecer roles y la forma en la que estos se desempeñan; sin embargo, junto a estas lógicas y roles instituidos, conviven siempre posibilidades de cambio, que resultan en otras formas de ver y entender el amor, saliéndose de lo socialmente establecido, en busca de alternativas que se ajusten a condiciones reales, más que a mentiras utópicas.

Si bien lo expuesto en este ensayo hace que el panorama parezca desesperanzador, ya que la actividad de la sociedad está determinada por las condiciones existentes y las generaciones anteriores, Laval y Dardot (2018) creen que es posible que se geste un cambio que permita el surgimiento de nuevas alternativas. Esto es algo que fue posible identificar gracias a las conversaciones que he tenido, ya que he ido descubriendo que a pesar de que existe cierto apego a las nociones de amor romántico establecidos desde la hegemonía, también se hallan posiciones que dejan ver una línea de fuga a todas esas imposiciones. Y es que cada vez se vuelve más común escuchar entre los jóvenes nuevas alternativas para experimentar el amor que se salen de todos esos moldes que la sociedad ha preparado para nosotros. Por ejemplo, en el caso de las mujeres, ellas cada vez están menos conformes con el papel que se les busca imponer en las relaciones, donde se les ve como el eslabón débil, la parte que puede ser sometida y que está dispuesta a satisfacer todas las necesidades de su pareja, y es en este punto donde la mirada de Pérez (2014) cobra relevancia, pues al referirse al conflicto capital-vida, pone en conversación las complicidades sexuadas que recrean subjetividades en las relaciones románticas y que posicionan a la mujer en desventaja. Aquellas nuevas nociones del amor, que nacen del deseo de un cambio y de la fatiga de una generación que está cansada de perseguir ideales utópicos, crean relatos y nuevas formas de vincularse que rompen con la hegemonía discursiva que se dictamina desde el sistema, abriendo posibilidades de leer y pensar el amor de otras maneras y otorgándole así a la mujer la posibilidad de pensarse en las relaciones afectivas desde la igualdad y no desde la subordinación.

Por otro lado, Mejía (2021) afirma que la falta de oportunidades y de certezas están repercutiendo en la salud mental de los jóvenes, esto se apoya en que el 70% de ellos padecen de ansiedad o depresión, e incluso la OMS ha dicho que estas van a ser la principal causa de incapacidad en 2030. Este panorama provoca es que los jóvenes hoy en día sientan que el sistema les ha fallado, pues les ha vendido la idea de la vida y del amor que es imposible de alcanzar. Entonces es necesaria la creación de nuevas alternativas para pensar el amor y la vida en otros términos que se ajusten a los deseos que tienen las nuevas generaciones y que no obedezcan lineamientos predeterminados. Al respecto, muchos dicen sentir miedo al compromiso, o, mejor dicho, ser reacios a este. Al menos a ese compromiso que existe alrededor del mito del amor romántico, pues sienten que el amor y el compromiso, si bien son cosas que pueden coexistir de manera óptima, no necesariamente tienen que estar presentes ambos a la hora de establecerse un vínculo emocional, además afirman que el hecho de que se llegue a establecer una relación amorosa con alguien, no siempre implica que en ella se lleguen a acuerdos y se establezcan ciertos límites, pues se busca amar al otro desde la libertad del dejar ser. De esta forma se evidencia que los jóvenes de esta generación entienden el compromiso como una institución que fue impuesta desde los sistemas capitalistas y heteropatriarcales que establecen las relaciones como un contrato de propiedad privada, reforzando esa idea de amor utópico que es excluyente y permanente. Así pues, esta nueva generación política busca proponer nuevas visiones del amor que a la larga puedan convertirse en costumbres a través de la práctica colectiva, no con el deseo de imponerse, sino de construir conjuntamente formas alternativas de vivir un sentimiento tan subjetivo como lo es el amor.

Una propuesta abierta a la deconstrucción y reconstrucción

He llegado a la parte en la que expongo una propuesta que no busca imponerse y mucho menos mantenerse, es decir, no vengo a decirle a nadie cómo vivir sus vínculos amorosos y tampoco pretendo irme a la tumba pensando que el amor es únicamente de esta forma, sino que presento aquí una visión de lo que yo pienso podría ser mejor para mis próximas historias con el amor.

En primer lugar, creo que para empezar con el pie derecho una relación romántica es necesario prestar atención como lo plantea Fernández (2022), refiriéndose al concepto de atención de Weil, que lo define como la capacidad de escuchar algo que se nos presenta y de responderle, suspendiendo los propios prejuicios y poniendo en paréntesis lo que creemos saber, abriéndonos a algo singular y desconocido. Y así en lugar de encajar el amor a nuestros moldes, nos disponemos a dejarlo ser, para crear algo nuevo a partir de eso. Esto se contrapone a la idea de amor que se difunde desde la hegemonía, donde se fabrica aquella noción de pasión colectiva, donde no hay lugar para la diferencia.

Por esto propongo, en línea de lo que dice Pérez (2014) que la apuesta sería pensarse las relaciones amorosas de forma colectiva, es decir, que el marco en el que se desenvuelve el vínculo afectivo sea compartido y apropiado por las personas pertenecientes a la relación, y que no sea una imposición que se da desde el lado que más poder ostenta. Para que de esta forma las dinámicas de la relación permitan conservar las individualidades, y que así se ponga en común la construcción de un vínculo que beneficie a todos, basado en la horizontalidad y la búsqueda de consenso. Y sí, sé que todo esto es más fácil de decir que de hacer, pero en esta propuesta, siento yo, se encuentra el carácter potencial para empezar a vivir relaciones que se sientan menos como un molde preestablecido, liberando la presión de seguir condiciones que le restan valor a la experiencia de compartir esta dimensión de la vida con alguien más.

La invitación es a crear una visión propia del amor, no la prestada, no la que se nos ha impuesto. Es necesario sentarse, pensar, y repensar cuáles son nuestras tendencias y actitudes frente al amor, cuáles son los traumas que se deben trabajar, cuales son los puntos débiles, no con la finalidad de ser el producto perfecto del ideal romántico, sino con el afán de ofrecer a aquellos que serán nuestros vínculos afectivos en un futuro, un lugar donde puedan ejercer su visión del amor de manera libre, consciente y consensuada.

En el siguiente link podrás escuchar parte de lo que fueron esas conversaciones que ayudaron a la construcción de este ensayo. Además es el abrebocas del primer capítulo del Podcast P.O.V

https://drive.google.com/file/d/177ucOOUKSeE3m3qGe6kTnz4AMuY3HaAm/view?usp=sharing

Referencias

Bauman, Z. (2007). Vida de consumo. Fondo de la Cultura Económica.

https://construcciondeidentidades.files.wordpress.com/2017/11/bauman-vida-de-consumo.pdf

Fernández, A. (2022). Nota sobre la supresión general de las redes sociales. Ctxt.

https://ctxt.es/es/20220201/Firmas/38750/filosofia-Amador-Fernandez-Savater-redes-sociales-Simone-Weil-partidos.htm

Herrera, J. A, Herrera, K. y Herrera, Y. (2016). Eufemismos bioéticos de la pobreza: clase vulnerable colombiana entre las estadísticas y la realidad. Revista Latinoamericana de Bioética. 17(1), 80–101.

https://drive.google.com/file/d/1pWxt08S5W9hq1qOPVR-VdLYOt8Ovi1Ei/view

Illouz, Eva (2009). El consumo de la utopía romántica: El amor y las contradicciones culturales del capitalismo. Katz Editores

file:///C:/Users/57301/Downloads/38383-Texto%20del%20art%C3%ADculo-44804–1–10–20120125%20(3).pdf

Kaplún, G. (2012) Lo emergente y lo resistente en la comunicación organizacional. Revista académica de la federación latinoamericana de facultades de comunicación social. N°83.

https://drive.google.com/file/d/1d4nlQ205ZbsQ0en_leI3wPlAuV_HhRuJ/view

Marín, L. | Christian Laval, C. y Pierre Dardot, P. (2018) Común. Ensayo sobre la revolución en el siglo XXI. Perfiles Latinoamericanos. 26(51)

https://drive.google.com/file/d/10fqXJXb0C2EsjxFVQ4TOL-phmvBJGB8-/view

Mármol, M. Mena, S. y Rebollo, S. (2018) El amor romántico en los productos audiovisuales de ficción. Revista AdMIRA. Nº 6–2018.

http://institucional.us.es/revistas/AdMIRA/2018/6.1.1.%20El_amor_rom%C3%A1ntico_en_los_productos_audiovisuales_de_ficci%C3%B3n.pdf

Mejía, L. (2021). Ctrl + Zeta. Ctxt

https://ctxt.es/es/20211201/Politica/37188/twitch-tiktok-domenech-informacionac2ality-luis-mejia.htm

Pérez, A. (2014) Subversión feminista de la economía. Aportes para un debate sobre el conflicto capital-vida. Traficantes de sueños

https://drive.google.com/file/d/1LYAq6mOjkhFYHJqUVcSXr76ORMVLARof/view

Srnicek, N. (2018) Capitalismo de plataformas. Caja Negra.

https://drive.google.com/file/d/1tiUhfg7Api4miiyT0bpL78s8hU7Anvxu/view

Yela, C. (2000). El amor desde la psicología social: ni tan libres, ni tan racionales. Ediciones Pirámide.

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2006902

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